¿Qué significa 1 Corintios 2:11?
LBLA: Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
NBLA: Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
NVI: En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
RV1960: Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
JBS: Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Comentario del verso:
Pablo ha escrito que la única forma que existe para que un ser humano pueda conocer la sabiduría oculta de Dios, incluido el plan de Dios para la salvación de los creyentes, es que el Espíritu Santo se la revele directamente. Por lo tanto, no se puede descifrar a través de la observación y la sabiduría humanas. Esos medios son falibles y solo pueden ayudarnos a obtener conocimiento intelectual (Salmo 19:1; Santiago 2:19), pero no pueden ayudarnos a tener confianza en la fe (Mateo 7:7–8).
Ahora, Pablo dice que el Espíritu de Dios actúa de manera similar a como lo hace nuestro propio espíritu. En realidad, nadie puede usar sus sentidos humanos para saber lo que otras personas están pensando (1 Samuel 16:7). En cambio, nuestro propio espíritu y Dios son las únicos que pueden ser conscientes de nuestros propios pensamientos. Si nuestro "espíritu" no nos dijera cuáles son esos pensamientos, esos pensamientos seguirían permaneciendo en secreto.
De manera similar, nadie puede discernir los pensamientos de Dios sino a través de Su propio Espíritu. La diferencia es que Dios sí que puede encargarle a Su Espíritu que venga y nos revele tanto Sus pensamientos como Sus planes, lo cual es todo un misterio. De hecho, es el medio a través del cual podemos llegar a tener fe en Cristo.
Resumen de contexto:
1 Corintios 2:6–16 nos describe la diferencia que existe entre la sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios. La sabiduría humana se limita a lo que se puede observar y resolver a través de la razón humana. Las Escrituras confirman y enfatizan continuamente que tanto la razón como el conocimiento son muy valiosos (Colosenses 2:8; 2 Timoteo 2:15), al tiempo que demuestran que de hecho existe una diferencia entre lo que la mente de una persona puede lograr y lo que el Espíritu de Dios puede revelarnos. La sabiduría de Dios, incluido Su plan de ofrecernos la salvación a través de la crucifixión de Cristo, debe recibirse y creerse a través del Espíritu Santo de Dios. Sin la ayuda del Espíritu, las personas no pueden creer en lo que es espiritual, y esa es la razón por la que rechazan las verdades espirituales, las cuales consideran un total y absoluto sin sentido. Sin embargo, los cristianos tienen acceso a la mente de Cristo debido al Espíritu Santo de Dios, el cual habita en nosotros.
Resumen del capítulo:
Cuando Pablo llegó por primera vez a Corinto, no les presentó a lo corintios el evangelio con palabras elocuentes ni con ningún tipo de sabiduría premeditada, sino que les presentó la verdad de una manera simple y directa para que su fe se basara únicamente en el poder de Dios y no en la sabiduría humana. Las personas que tienen el Espíritu de Dios son las únicas que pueden comprender las verdades que Dios nos ha revelado, incluido el hecho de que Cristo fue crucificado para pagar por los pecados de la humanidad. Las personas que no tienen el Espíritu de Dios están limitadas por la razón humana, y al final eso es lo único que acaban teniendo. El Espíritu de Dios hace posible que entendamos y creamos en las cosas espirituales.
Contexto del capítulo:
1 Corintios 2 retoma el hilo de pensamiento que Pablo dejó a mitad del capítulo anterior. Pablo les recuerda a los corintios que no hizo una exhibición impresionante de sus propias habilidades para hablarles, ni tampoco compartió todo su conocimiento cuando estuvo con ellos por primera vez. Quería que su fe se basara en el poder de Dios, no en la sabiduría humana. La sabiduría suprema de Dios sólo puede entenderse espiritualmente, la cual se nos revela a los seres humanos únicamente a través del Espíritu de Dios. Los que no tienen el Espíritu de Dios no pueden entender las cosas espirituales. Como resultado, esas personas rechazan la idea de que Cristo fue crucificado por nuestros pecados, y de hecho piensan que esa idea es una locura. A través del Espíritu, las personas espirituales pueden alcanzar la mente de Cristo.
Resumen del libro:
La primera carta de los Corintios es uno de los libros más prácticos del Nuevo Testamento. Pablo le escribió una carta a una iglesia que estaba inmersa en una ciudad que se asociaba con el comercio, pero también con la corrupción y la inmoralidad. Estos creyentes estaban teniendo algunos problemas a la hora de aplicar apropiadamente los dones espirituales que Dios les había ofrecido y de resistirse a las prácticas impías de la cultura que los rodeaba. La carta de Pablo les ofrece instrucciones para asuntos de la vida real como el matrimonio y la espiritualidad. También se ocupa de la importancia de la unidad y ofrece una de las descripciones del amor más conocidas de la Biblia en el capítulo 13.
Accessed 11/21/2024 5:20:54 PM
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