¿Qué significa 1 Corintios 3?
Comentario del capítulo:
Pablo dejó muy claro en el capítulo 1 que los cristianos de Corinto permanecerían sin culpa en el día del Señor cuando se presentaran ante Dios. Su fe salvadora en Cristo había sido afirmada por el hecho de que habían recibido los dones del Espíritu Santo. Estos corintios eran indudablemente cristianos.
Ahora, sin embargo, Pablo dice que el hecho de que hubieran alcanzado la salvación no significaba que fueran personas espirituales. De hecho, en ese momento no estaban viviendo como personas espirituales. Todavía estaban viviendo como si le pertenecieran a la carne. Pablo los compara con una persona que ha quedado atrapada en su infancia, una que ya debería haber madurado lo suficiente como para estar lista para el alimento sólido de una enseñanza cristiana más profunda. En cambio, todavía estaban alimentándose de una dieta que solo contenía leche de recién nacido. El escritor de Hebreos reprendió a sus lectores por haberse comportado de manera similar (Hebreos 5:11–14). En lugar de vivir en el poder sobrenatural del Espíritu Santo y de acuerdo con la sabiduría de Dios acerca de las cosas espirituales, los cristianos de Corinto todavía se estaban comportando como si fueran seres humanos no espirituales (1 Corintios 3:1–2).
En el capítulo 1, Pablo les ofreció algo de evidencia para confirmar esto. La iglesia en Corinto se había dividido. Algunos afirmaban seguir a Pablo, otros a Apolos y otros a Pedro. Es probable que incluso estuvieran rechazando algunos maestros cristianos debido a esto. Pablo no quería que pensaran que él y Apolos estaban compitiendo entre sí, y les dice que ambos son siervos del Señor que ayudaron a los corintios a llegar a la fe en Cristo. Cada uno hizo el trabajo que el Señor les había encomendado hacer. Entonces ¿por qué los corintios siguieron a los siervos en lugar de al amo (1 Corintios 3:3–7)?
Después, Pablo se compara a sí mismo y a Apolos con los campesinos. Pablo fue quien plantó la semilla del evangelio y Apolos fue quien la regó. Sin embargo, Dios es quien hizo que la cosecha de su fe creciera. Los corintios pueden haberse imaginado a dos jóvenes en un campo, uno de ellos trabajando en el arado y esparciendo la semilla, y el otro siguiéndolo con el cántaro de agua regando las semillas. Al mismo tiempo, ninguno de los trabajadores del campo era dueño del campo, por supuesto, pero su amo los había enviado porque esos trabajos debían hacerse. Por lo tanto, los dos no estaban compitiendo entre sí, sino que trabajaban juntos y el maestro les iba a pagar a los dos. En esta metáfora, Pablo dice que los corintios representaban el campo de cultivo (1 Corintios 3:8–9).
Durante la siguiente metáfora, Pablo dice que los corintios eran como un edificio que le pertenecía a Dios. Pablo se describe a sí mismo aquí como si fuera un hábil maestro de obras que puso los cimientos en Corinto cuando los introdujo a la fe en Cristo. Cristo era el fundamento del edificio. Entonces, vinieron nuevos constructores para seguir trabajando en la obra que Pablo había comenzado. Esos constructores debían edificar con cuidado, les advierte Pablo. Pablo puede estar refiriéndose a todos los cristianos y cristianas que edifican la vida de la iglesia sirviéndose los unos a los otros, o quizás puede estar dirigiéndose a los ministros, maestros y a otros líderes de la iglesia. En cualquier caso, la calidad de su trabajo y los materiales que utilizaran eran importantes. ¿Construirían con materiales duraderos o con materiales de construcción baratos, como el heno o la paja (1 Corintios 3:10–12)?
Pablo dice que, en el futuro, el fuego pondría a prueba su fe. Ese fuego es el juicio de Cristo, el cual juzgará la obra de los cristianos en el día del Señor durante los últimos tiempos. Las personas cuya obra esté edificada sobre el fundamento de Jesucristo recibirán una recompensa. Aquellos cuya obra sea débil sufrirán, pero también alcanzarán la salvación a través de la gracia de Dios y la fe en Cristo. Sin embargo, no habrá salvación para cualquiera que destruya el templo de Dios, la iglesia (1 Corintios 3:13–17).
En lugar de ser sabio según los estándares del mundo, continúa Pablo, uno debe volverse un necio en esta cultura para ser sabio ante Dios. Dios dice que los sabios del mundo son inútiles ante Dios. Todas las cosas les pertenecen a los que están en Cristo (1 Corintios 3:18–23).
Resumen de contexto:
En 1 Corintios 3:1–9 Pablo les dice a los cristianos corintios que todavía eran bastante inmaduros en Cristo. Pablo les dice que eran "carnales". Las personas así no están listas para recibir ningún tipo de alimento sólido, ya que todavía se comportan como si fueran creyentes inmaduros que todavía tienen mucho que aprender. En lugar de seguir a Pablo, a Apolos, o a algún otro ser humano, deberían seguir a Dios, que es el verdadero soberano. Según la voluntad de Dios, hay personas que acaban siendo líderes, pero en última instancia, ninguno es más importante que los demás.
1 Corintios 3:10–23 amplía la idea que Pablo compartió antes sobre el hecho de que Dios es el único que es digno, no los seres humanos. Cada persona debe edificar sus ''obras'' sobre el fundamento de Cristo. Esas obras estarán sujetas a juicio, para ver si tienen o no un valor eterno. Las obras que permanecen por mucho tiempo se fundamentan en cosas valiosas, duraderas y preciosas tales como la sabiduría y la verdad. Sin embargo, los materiales baratos y frágiles no podrán resistirse al fuego del juicio de Dios.
Resumen del capítulo:
Pablo todavía no considera que los cristianos de Corinto fueran personas "espirituales". Aunque estaban en Cristo, continuaban viviendo para la carne. A nivel espiritual eran como niños, y no estaban listos para recibir comida sólida. Las divisiones que había entre ellos evidenciaban que todavía se están sirviendo a sí mismos, ya que se encontraban en mitad de un debate que trataba sobre a qué maestro debían seguir. Pablo insiste en que tanto él como Apolos eran meros siervos del Señor y colaboradores. Por lo tanto, no estaban compitiendo entre sí. Las personas que estaban guiando a los corintios debían edificarlos con cuidado durante el día del Señor, ya que el Señor los iba a juzgar. Cristo juzgará a los líderes cristianos que tuvieron el trabajo de edificar a Su iglesia para ver si lo hicieron usando el fundamento de Cristo. En ese momento se demostrará que la sabiduría del mundo nunca fue lo más importante, ni tampoco tuvo la pretensión de serlo.
Contexto del capítulo:
1 Corintios 3 continúa con la enseñanza de Pablo de que solo las personas espirituales pueden entender la sabiduría de Dios. Sin embargo, Pablo no creía que los cristianos de Corinto eran personas espirituales, porque continuaban viviendo de la carne, como si todavía fueran niños atrapados en una condición espiritual inmadura. De hecho, estaban divididos entre ellos. Pablo insiste en que él y Apolos eran siervos del mismo amo. Los corintios debían seguir a Dios, y punto. Las personas que edifican con materiales débiles sufrirán, pero finalmente alcanzarán la salvación. Después de esto, Pablo hablará sobre la idea de que los creyentes siempre deben poner a Cristo como su ejemplo, y deben de evitar ser definidos por líderes espirituales humanos.
Resumen del libro:
La primera carta de los Corintios es uno de los libros más prácticos del Nuevo Testamento. Pablo le escribió una carta a una iglesia que estaba inmersa en una ciudad que se asociaba con el comercio, pero también con la corrupción y la inmoralidad. Estos creyentes estaban teniendo algunos problemas a la hora de aplicar apropiadamente los dones espirituales que Dios les había ofrecido y de resistirse a las prácticas impías de la cultura que los rodeaba. La carta de Pablo les ofrece instrucciones para asuntos de la vida real como el matrimonio y la espiritualidad. También se ocupa de la importancia de la unidad y ofrece una de las descripciones del amor más conocidas de la Biblia en el capítulo 13.
Accessed 11/23/2024 7:59:50 AM
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