1 Juan 3:20 - Printer Friendly

LBLA: en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene; porque Dios es mayor que nuestro corazón y sabe todas las cosas.

NBLA: en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene. Porque Dios es mayor que nuestro corazón y El sabe todas las cosas.

NVI: que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo.

RV1960: pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.

JBS: Y si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas.

En este versículo, Juan termina la frase que comenzó en el versículo 19. Aquí, Juan se centra en la convicción de pecado. A los creyentes se nos condena cuando hacemos algo malo. ¿Por qué? Porque Dios vive en nosotros a través del Espíritu Santo. El Espíritu es "mayor que nuestro corazón" y "sabe todas las cosas". Cuando pecamos, el Espíritu nos convence de las cosas malas que hemos hecho y nos hace cambiar para vivir tal y como Dios quiere que lo hagamos.

Además, este versículo nos recuerda que Dios conoce nuestros motivos, ya que Él "lo sabe todo". Por tanto, no podemos ocultarle nuestros sentimientos o pecados. En lugar de que esto sea algo peligroso, los creyentes podemos tranquilizarnos sabiendo que Dios conoce el amor que hay en nuestro corazón y todo lo demás, tanto lo bueno como lo malo. Sin embargo, también somos juzgados cuando pecamos. De hecho, cuando un creyente ha alcanzado la salvación de verdad, esa persona se vuelve mucho más sensible hacia el pecado que antes, ya que experimenta la convicción del pecado a través del Espíritu Santo.

En 1 Juan 3:19–24, Juan concluye el capítulo tres conectando nuestra confianza en la oración con nuestra obediencia a Dios. Si bien el amor de Dios es incondicional y Su salvación está asegurada, el hecho de si lo obedecemos o no sigue siendo crucial. Cuando el corazón nos reprende, eso es una señal de que somos verdaderamente sus hijos, y Dios también nos está dando la oportunidad de corregir nuestro comportamiento. Tal y como se mencionó anteriormente en este capítulo, el amor no es solo un mandamiento importante, sino que es una señal clave de la fe cristiana.

El tercer capítulo de 1 Juan se centra en el concepto de amor. Debido a Su amor, Dios no solo nos considera Sus hijos, sino que realmente somos Sus hijos. Juan también nos explica la manera en que el pecado, incluido el odio, nunca surge como consecuencia de tener una relación con Dios. Además, se supone que los cristianos, a diferencia del mundo, no solo deben "sentir" amor, sino que también debemos actuar en consecuencia.

Durante los capítulos 1 y 2, Juan dejó claras la diferencias que existen entre las personas que verdaderamente están comunión con Cristo y las personas que viven "en tinieblas". El capítulo 3 continúa hablando sobre este mismo tema, pero haciendo énfasis en el tema del amor. Todo esto sirve de puente para conectar la manera en que Juan describe la vida de las personas que viven en tinieblas y aquellas que viven en la luz, y la explicación sobre cómo la fidelidad de Dios nos da confianza a los cristianos.

En 1 Juan, Juan comparte que sabía que sus lectores ya estaban familiarizados con el evangelio. En lugar de reafirmar estos hechos, Juan quería fomentar la confianza de los creyentes cristianos. Al mismo tiempo, Juan anima a los creyentes a examinar sus propias vidas para saber si estaban siguiendo a Cristo o no. Juan también desafía a los falsos maestros y las mentiras que estaban diciendo sobre Jesús. Muchos de estos mismos temas también se encuentran en el Evangelio de Juan.