1 Juan 4:10 - Printer Friendly

LBLA: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.

NBLA: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.

NVI: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.

RV1960: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

JBS: En esto consiste la caridad, no porque nosotros hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo para ser aplacación por nuestros pecados.

Juan enfatiza en este versículo que el amor no es algo que se originara en los seres humanos. Más bien, primero vino de Dios hacia nosotros. Tal y como lo dirá el versículo 19, fue Dios quien nos amó primero y, debido a esto, nosotros podemos amarlo a Él. Su amor nos brinda la oportunidad de nacer de Él, conocerlo y amar a los demás.

El amor de Dios no es simplemente un sentimiento o una opinión. Juan enseñó que el amor debe manifestarse a través de nuestras acciones y conducta (1 Juan 3:18). Esto, nuevamente, se debe al ejemplo que Dios nos ha dado. Dios envió a Jesús a nuestro mundo (1 Juan 4:9) como un acto de amor, y Juan comparte aquí el propósito por el que Dios lo hizo de esta manera: la "propiciación" de nuestros pecados. La palabra "propiciación" se refiere a un pago o un sacrificio que se realiza para cubrir el costo de nuestros pecados. Bajo la Ley Mosaica, los judíos ofrecían sacrificios continuamente para lidiar con sus pecados. Sin embargo, Cristo nos proporcionó un único pago suficiente que sirve para cubrir los pecados del mundo de una vez por todas. Esto se debió a que Él fue el sacrificio perfecto, porque nunca pecó (Hebreos 4:15).

En 1 Juan 4:7–10, Juan vuelve hablar sobre el tema del amor. Aquí, Juan dice que cuando una persona ama y es bondadosa con los demás demuestra que ha nacido de nuevo. Las personas que verdaderamente aman a Dios se dejan llevar por ese amor en la manera en que tratan al resto de las personas. Las personas que no aman demuestran que, al menos, no están en comunión con Dios. El amor es algo que Dios nos mostró primero al enviar a Cristo. Nuestro amor por Él está en última instancia arraigado en la manera en que Dios nos amó primero a nosotros. Una vez más, se nos recuerda que el verdadero amor implica actuar en consecuencia, por lo tanto no solo es un sentimiento.

En el capítulo 4, Juan les advierte a los cristianos que no acepten todo lo que escuchen. En cambio, los creyentes deben comparar lo que escuchan con las verdades básicas del evangelio. Luego, Juan regresa de nuevo al tema del amor, donde nos explica la manera en que los creyentes deben poner en práctica el hecho de que Dios los ama. Además, vivir según el amor de Dios nos quita todo el miedo que podamos tener ante la realidad del juicio de Dios. Juan dice claramente que las personas que dicen amar a Dios, pero odian a los demás, en realidad están mintiendo.

En 1 Juan capítulo 4, Juan enfatiza la forma en que el amor de Dios elimina el miedo humano que sentimos hacia el rechazo. El miedo es un castigo en sí mismo, y aquellos que no creen tienen motivos para temer el juicio de Dios. Los creyentes, en cambio, deben tener confianza. Cristo no solo nos ha perdonado nuestros pecados, sino que también nos ha permitido recibir el amor de Dios. Al recibir este amor, eso nos conduce hacia la aceptación y la confianza, por lo que deja de haber lugar para el miedo. Este pasaje es la sección clave de la carta de Juan, el cual nos explica la manera en que, al ser creyentes, podemos vivir nuestras vidas con confianza.

En 1 Juan, Juan comparte que sabía que sus lectores ya estaban familiarizados con el evangelio. En lugar de reafirmar estos hechos, Juan quería fomentar la confianza de los creyentes cristianos. Al mismo tiempo, Juan anima a los creyentes a examinar sus propias vidas para saber si estaban siguiendo a Cristo o no. Juan también desafía a los falsos maestros y las mentiras que estaban diciendo sobre Jesús. Muchos de estos mismos temas también se encuentran en el Evangelio de Juan.