1 Juan 4:4 - Printer Friendly

LBLA: Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.

NBLA: Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a los falsos profetas, porque mayor es Aquél que está en ustedes que el que está en el mundo.

NVI: Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.

RV1960: Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

JBS: Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo.

Después de hablar de los falsos maestros en los versículos 1, 2 y 3, Juan ahora intenta tranquilizar a sus lectores. Juan llama a sus lectores "hijitos", usando la misma frase griega que usó en 1 Juan 2:12, y luego trata de consolarlos.

Primero, Juan los anima: "ustedes son de Dios". En otras palabras, Juan creía que eran verdaderos creyentes y que Dios vivía en ellos.

En segundo lugar, añade que estos creyentes habían "vencido" a estos anticristos. Juan usa el concepto de la superación otras cinco veces durante su carta. Los creyentes han vencido al maligno (1 Juan 2:13, 14) y han vencido al mundo (1 Juan 5:4–5).

En tercer lugar, Juan le recuerda al lector que el poder de Cristo, el cual vive en los creyentes, es mayor que el poder que habita en el mundo. El Espíritu Santo que vive en el cristiano es mucho más fuerte que cualquier ataque del Diablo. Esta realidad debería capacitar a los creyentes a no temer a Satanás nunca más, a confiar en el Señor y a obedecer Sus mandamientos. Al hacerlo, podremos vencer a los poderes de las tinieblas y caminar con valentía en esta vida.

En 1 Juan 4:1–6, Juan les advierte a los cristianos que no acepten ciegamente todas las afirmaciones espirituales que escuchen. Hay muchos falsos maestros en el mundo. Es importante considerar cuidadosamente tanto la fuente como el contenido de una enseñanza antes de aceptarla. Juan nos ofrece varias maneras de poner a prueba a esas personas, aunque con un pasaje tan pequeño Juan no tenía la intención de presentarnos todas y cada una de las maneras en que podemos poner a prueba a estos falsos maestros. En resumen, no debemos confiar en aquellos que niegan a Cristo, Su humanidad o los que rechazan los pilares fundamentales del evangelio.

En el capítulo 4, Juan les advierte a los cristianos que no acepten todo lo que escuchen. En cambio, los creyentes deben comparar lo que escuchan con las verdades básicas del evangelio. Luego, Juan regresa de nuevo al tema del amor, donde nos explica la manera en que los creyentes deben poner en práctica el hecho de que Dios los ama. Además, vivir según el amor de Dios nos quita todo el miedo que podamos tener ante la realidad del juicio de Dios. Juan dice claramente que las personas que dicen amar a Dios, pero odian a los demás, en realidad están mintiendo.

En 1 Juan capítulo 4, Juan enfatiza la forma en que el amor de Dios elimina el miedo humano que sentimos hacia el rechazo. El miedo es un castigo en sí mismo, y aquellos que no creen tienen motivos para temer el juicio de Dios. Los creyentes, en cambio, deben tener confianza. Cristo no solo nos ha perdonado nuestros pecados, sino que también nos ha permitido recibir el amor de Dios. Al recibir este amor, eso nos conduce hacia la aceptación y la confianza, por lo que deja de haber lugar para el miedo. Este pasaje es la sección clave de la carta de Juan, el cual nos explica la manera en que, al ser creyentes, podemos vivir nuestras vidas con confianza.

En 1 Juan, Juan comparte que sabía que sus lectores ya estaban familiarizados con el evangelio. En lugar de reafirmar estos hechos, Juan quería fomentar la confianza de los creyentes cristianos. Al mismo tiempo, Juan anima a los creyentes a examinar sus propias vidas para saber si estaban siguiendo a Cristo o no. Juan también desafía a los falsos maestros y las mentiras que estaban diciendo sobre Jesús. Muchos de estos mismos temas también se encuentran en el Evangelio de Juan.