1 Pedro 1:1 - Printer Friendly

LBLA: Pedro, apóstol de Jesucristo : A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos

NBLA: Pedro, apóstol de Jesucristo: A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos

NVI: Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

RV1960: Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

JBS: Pedro, apóstol de Jesús, el Cristo, a los extranjeros esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia, y en Bitinia,

Pedro comienza según la costumbre de la época, identificando de quién es la carta y a quién se la está escribiendo. Pedro dice su nombre (el que le dio Jesús) y cuál es su título. Debido a que Jesús fue quien le encomendó la misión de ser apóstol, Pedro tenía la autoridad para hablar en nombre de Cristo. Pedro reclama esa autoridad desde el principio de su carta.

Pedro le escribió esta carta a un grupo muy específico, personas "expatriadas" (personas que fueron obligadas a abandonar sus hogares), que estaban "dispersas". Pedro los llama los "elegidos". En el versículo 2, Pedro nos revelará lo que significa ser uno de estos elegidos.

Aunque los lectores cristianos de Pedro fueran expatriados y dispersados, en parte, por las persecuciones que estaban sufriendo, su uso de la palabra "expatriado" ya nos está enfatizando una de las ideas principales de esta carta: que los creyentes ya no consideran este mundo como su hogar. Nuestra ciudadanía está en el cielo, y representamos a nuestro verdadero rey y país mientras vivimos como extranjeros y extraños en una cultura extranjera: este mundo.

Este particular grupo disperso de exiliados que menciona Pedro residía ahora en cinco provincias romanas de Asia Menor, un área que actualmente se encuentra en el norte de Turquía. Esta carta debía leerse en voz alta en todas las iglesias de esa región.

En 1 Pedro 1:1–2 tenemos la introducción de la carta, donde Pedro se identifica como el autor de la misma y especifica la audiencia a la que está escribiéndole. Este mensaje es del apóstol a quien Jesús llamó "Pedro", quien antes se llamaba Simón. Pedro está escribiéndoles a los cristianos que se habían dispersado y estaban siendo perseguidos por su fe en varias regiones de Asia menor. Pedro dice que estos creyentes formaban parte de los "elegidos", es decir, personas que Dios había elegido.

Pedro, el apóstol de Jesús, les escribió una carta a un grupo de cristianos que estaba sufriendo muchos tipos de persecuciones con el fin de consolarlos compartiendo con ellos la verdad de quiénes eran en Cristo: hijos de Dios. Por tanto, tenían motivos para regocijarse en su salvación y la gloria futura que les esperaba en la eternidad. Luego, Pedro los anima a vivir como personas santas, ya que Cristo quiso que así fuera, y debían obedecer a Dios en todo momento, amándose los unos a los otros sinceramente y poniendo toda su esperanza en la vida eterna que está por venir.

Este hermoso, profundo y desafiante primer capítulo de 1 Pedro sienta las bases para el resto de la carta de Pedro. A pesar de cualquier sufrimiento al que debamos enfrentarnos, ¡Dios mismo ya nos ha mostrado una gran misericordia en Cristo al incluirnos en Su propia familia! Jesús es nuestra esperanza viva. Nuestro futuro está asegurado, es infinito y perfecto. Debido a que somos hijos de Dios tenemos todos los motivos para regocijarnos, incluso durante la oscuridad del presente. Luego, Pedro nos pide que nos preparemos para vivir como el pueblo santo que somos, ya que Dios quiso que así fuera.

Unos 30 años después de la resurrección de Jesús, los cristianos comenzaron a ser perseguidos por su fe con más fuerza que nunca. ¿Cómo debían responder ante tal situación? ¿Cómo debemos responder ante el sufrimiento en la actualidad? El apóstol Pedro escribió esta carta para consolar a los creyentes y animarlos a que se mantuvieran fuertes. Pedro los anima a poner toda su esperanza en el futuro perfecto que pasarán con Cristo, y a obedecerlo y confiar en Él en el presente, incluso durante sus sufrimientos. Cristo sufrió mucho y, ahora, los seguidores de Cristo tienen la oportunidad de seguirlo incluso a través de ese sufrimiento, y de mostrar Su gracia y Su poder a través de la manera en que ponen su esperanza en Él, la manera en que lo obedecen y depositan su fe en Cristo.