1 Pedro 3:9 - Printer Friendly

LBLA: no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.

NBLA: no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición.

NVI: No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.

RV1960: no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.

JBS: no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo, sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.

Para los cristianos, la venganza nunca es la opción correcta. Pedro refleja las enseñanzas de Jesús en este pasaje, así como las de Pablo, al dejar perfectamente claro que a las personas que están en Cristo y que han sido apartadas para cumplir un propósito totalmente nuevo, no se les permite "vengarse". De hecho, Pedro les está escribiendo esto a creyentes que probablemente estaban sufriendo y siendo perseguidos debido a su fe en Cristo. El mundo y nuestro impulso natural es contraatacar y dañar a los que nos hacen daño. Sin embargo, Pedro nos ordena que rechacemos completamente ese instinto.

En lugar de pagar el mal con el mal o un insulto con otro insulto, Pedro dice que las personas que están en Cristo deben "bendecir" a los demás. Una bendición es una afirmación positiva. Para un cristiano, una bendición significa pedirle a Dios que ayude a otra persona a que le vaya bien de alguna manera, que experimente el favor de Dios según Su voluntad. ¿Por qué haríamos algo así por alguien que nos ha hecho daño? Pedro respondió a esa pregunta en 1 Pedro 2:21–25. Lo hacemos porque eso es lo que Jesús hizo por nosotros, y Él es a quien decimos estar siguiendo.

Pedro añade dos ideas más aquí. Primero, debido a que somos cristianos, debemos bendecir a los que nos maltratan, porque somos el pueblo apartado de Dios en la Tierra. Esta es una poderosa herramienta que nos puede ayudar a provocar cambios sociales radicales, ya que el perdón es la única herramienta que tiene la capacidad de romper todo ciclo de venganza que pudiera existir.

En segundo lugar, al bendecir a los que nos hacen daño, nosotros también seremos bendecidos. Esta bendición podría ser la vida eterna que ya se nos ha prometido en Cristo o, probablemente, esta bendición se está refiriendo a las recompensas que Dios nos ofrece a veces tanto en esta vida como en la eternidad.

En 1 Pedro 3:8–22, Pedro se dirige a todos los creyentes y les ordena que estén unidos y que nos busquen vengarse de los demás cuando les hagan daño. Pedro cita tanto a David como a Isaías para demostrar que Dios siempre ha querido que Su pueblo rechace el mal y haga el bien, incluso cuando estamos sufriendo. De hecho, puede ser la voluntad de Dios que Su pueblo sufra, en parte, para demostrar Su poder. Al dar un buen ejemplo a través de nuestra conducta, podemos convencer a otros para que ellos también se arrepientan. Cristo también sufrió, murió, resucitó y ascendió para recibir todo el poder y la autoridad en el cielo.

En este capítulo, Pedro continúa enseñando cosas importantes sobre la manera en que los cristianos deben someterse a las autoridades humanas, y ahora se dirige a las esposas cristianas. Las esposas creyentes deben someterse a sus propios esposos, incluso si el esposo no es un seguidor de Cristo. De hecho, los esposos podrían convencerse de la bondad y el poder de Cristo a través del ejemplo de conducta de sus esposas. Los maridos cristianos deben honrar a sus esposas. Todos los creyentes deben vivir juntos en unidad y evitar vengarse de los demás en todo momento. En parte, Dios quiere usar nuestra conducta ante el sufrimiento para provocar que el mundo vea Su poder a través de nosotros. Cristo también sufrió y murió, pero luego resucitó y ascendió al cielo.

En la carta que Pedro le escribió a un grupo de cristianos que estaban siendo perseguidos, Pedro les habla sobre cómo soportar el sufrimiento que viene a raíz de nuestra fe en Cristo. Hasta ahora, Pedro nos ha asegurado a los cristianos que nuestro futuro está seguro en la eternidad con Dios. Somos Su pueblo santo, apartados para cumplir Sus propósitos. Por eso, es importante que vivamos esa verdad, incluso cuando suframos. Los cristianos deben vivir en sumisión a toda autoridad humana, incluidos los reyes, los gobernadores y los amos de los esclavos y sirvientes.

Unos 30 años después de la resurrección de Jesús, los cristianos comenzaron a ser perseguidos por su fe con más fuerza que nunca. ¿Cómo debían responder ante tal situación? ¿Cómo debemos responder ante el sufrimiento en la actualidad? El apóstol Pedro escribió esta carta para consolar a los creyentes y animarlos a que se mantuvieran fuertes. Pedro los anima a poner toda su esperanza en el futuro perfecto que pasarán con Cristo, y a obedecerlo y confiar en Él en el presente, incluso durante sus sufrimientos. Cristo sufrió mucho y, ahora, los seguidores de Cristo tienen la oportunidad de seguirlo incluso a través de ese sufrimiento, y de mostrar Su gracia y Su poder a través de la manera en que ponen su esperanza en Él, la manera en que lo obedecen y depositan su fe en Cristo.