2 Corintios 4:8 - Printer Friendly

LBLA: Afligidos en todo, pero no agobiados ; perplejos, pero no desesperados;

NBLA: Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados;

NVI: Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;

RV1960: que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;

JBS: En todo somos atribulados, mas no angustiados; dudamos (de nuestra vida), mas no desesperamos;

Pablo ha dicho que el conocimiento de la gloria de Dios que se ha revelado en Cristo es como un tesoro y una luz (2 Corintios 4:6–7). Dios encendió esta luz en su corazón y le encomendó la misión de llevar este evangelio por todo el mundo.

Sin embargo, Pablo dijo que las vasijas que transportaban este tesoro, él y sus colaboradores, eran frágiles vasijas de barro. Con esto, Pablo quiso decir que él y sus amigos se estaban enfrentando a muchas dificultades en su ministerio y su propio poder estaba bastante limitado. Por tanto, el poder de Dios es lo que los mantenía vivos y activos.

Ahora, Pablo comienza a hablar sobre algunas de las dificultades por las que tuvo que pasar. Pablo y sus colaboradores tenían problemas por todas partes. Pablo comenzó esta carta hablando sobre una situación muy difícil a la que tuvo que enfrentarse, en la que tanto él como su equipo estaban seguros de que iban a morir. Finalmente fueron liberados por el poder de Dios a través de las oraciones que otras personas estaban haciendo por ellos. El poder de Dios fue la razón por la que al final pudieron sobrevivir, además de la razón por la que "estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados".

Algunas de las personas que acusaron a Pablo en Corinto quizás pensaban que un apóstol real no debería estar experimentando este tipo de sufrimiento. Esta manera de pensar también existe en la actualidad debido a los predicadores de la prosperidad y a otros que afirman que la fe puede eliminar cualquier dificultad a la que uno tenga que enfrentarse. Pablo nos demuestra aquí que eso no es cierto. Las personas a las que Dios envía al mundo pueden experimentar un gran sufrimiento, pero gracias al poder de Dios no son completamente derrotados. En otras palabras, Dios permite que se aflijan y se desesperen, pero Él siempre les proporciona una salida, una forma de seguir adelante. Pablo usa a personas débiles para que puedan glorificar aún más Su nombre.

2 Corintios 4:7–18 explica que el tesoro de conocer la gloria de Dios a través de la fe en Cristo se guarda vasos que son frágiles por naturaleza: los seres humanos. Pablo y sus colaboradores eran parte de esos vasos, y se dedicaban continuamente a predicar el evangelio. Todos ellos habían sufrido enormemente, pero Dios evitó que los lastimaran. De hecho, no se dieron por vencidos porque incluso después de morir, sabían que resucitarían, tal y como lo hizo Cristo, para pasar la eternidad junto a Él en una gloria que superará con creces el sufrimiento momentáneo que experimentamos en esta vida.

Pablo insiste en que él y sus colaboradores en Cristo siempre actuaron con integridad, aunque sabía que Satanás cegó a algunas personas para que no creyeran en su mensaje acerca de Jesús. Debido a eso, no podían conocer a Cristo, quien en realidad es Dios. Esa verdad era un tesoro de un valor incalculable que estaba almacenado en personas frágiles como Pablo y sus colaboradores del ministerio. En realidad, no importa lo difícil que pudiera llegar a ser su sufrimiento en este trabajo, Pablo se negó a rendirse porque confiaba en que un día resucitaría después de su muerte y entonces todo el dolor que experimentara en este lado de la eternidad no se podría comparar con la gloria que experimentaría junto a Dios.

En 2 Corintios 4, Pablo continúa hablando del tema del que habló en el capítulo anterior sobre la transformación que ocurre en las personas que ven la gloria de Dios en Cristo. Algunas personas estaban cegadas por el pecado y por el dios de este mundo. Pablo sabía que él y sus colaboradores eran recipientes frágiles en el que Dios colocó el inestimable mensaje de la gracia que Dios compartió con el mundo a través de la fe en Jesús. Sin embargo, no se querían dar por vencidos, porque Dios los estaba sustentando en todo momento y un día también los resucitaría. Una vez que alcanzaran la eternidad, experimentarían la gloria de Dios de tal manera que sobrepasaría con creces todos los momentos difíciles que pasamos en esta vida. Durante el capítulo 5, Pablo sigue hablando sobre la idea de que los cristianos tienen puesta toda su esperanza en la vida venidera, la vida eterna.

La segunda carta de los Corintios vuelve a tratar sobre muchos de los temas que Pablo ya trató en la primera carta que le envió a esta misma iglesia. Pablo se alegró de saber que la iglesia de Corinto había seguido su consejo. Al mismo tiempo, Pablo se vio obligado a hablar sobre algunas de las acusaciones que le hicieron con respecto a su personalidad y a su legitimidad como apóstol. La mayor parte de este texto trata sobre este tema. El quinto capítulo, por el contrario, contiene un pasaje que los cristianos recitan muy a menudo cuando lo están pasando mal. Pablo también quiere que la iglesia de Corinto cumpliera su promesa de ayudar en la colecta que se estaba reuniendo para ayudar a los cristianos que estaban sufriendo en Jerusalén.