2 Pedro 3:8 - Printer Friendly

LBLA: Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

NBLA: Pero, amados, no ignoren esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

NVI: Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

RV1960: Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

JBS: Mas, oh amados, no ignoréis una cosa: y es que un día delante del Señor es como mil años y mil años son como un día.

En el versículo 5, Pedro dijo que estos falsos maestros estaban omitiendo la vedad acerca de Dios deliberadamente para divulgar sus falsos argumentos acerca de que Cristo no regresará, y que Dios nunca juzgará al mundo. Ahora Pedro anima a sus lectores —a sus amados hermanos— a que no se olvidaran de algo esencial acerca de la naturaleza de su Dios: Dios es eterno y, por lo tanto, Su percepción del tiempo no está limitada como la nuestra. Específicamente, Pedro hace referencia al Salmo 90:4: "Para ti [Dios], mil años son, en realidad, como el día de ayer, que ya pasó; ¡son como una de las vigilias de la noche!

Si entendemos la declaración de Pedro de manera literal, ¡esto quiere decir entonces que a ojos de Dios han pasado apenas dos días desde que Jesús prometió regresar! Esa, por supuesto, no es la forma en que Pedro pretende que entendamos lo que dice, sino que Dios no está obligado a contar los días desde una perspectiva humana, ya que el tiempo no lo retiene. Por tanto, no espera ni se apresura en el mismo sentido que lo hacemos nosotros debido a que estamos "atrapados" en el transcurso de los minutos, las horas y las meses. Lo que, para nosotros, personas limitadas que somos, nos pudiera parecer un momento difícil, Dios lo ve como una oportunidad para avanzar Su reino de acuerdo con Su voluntad.

Tal y como Pedro nos lo revelará en los siguientes versículos, Dios cumplirá todas Sus promesas a su debido tiempo y de acuerdo con Su justicia y amor perfectos.

En 2 Pedro 3:1–13, Pedro revela las debilidades de los argumentos que estaban presentando los falsos maestros de la iglesia. Primero, se burlarán porque Cristo todavía no ha regresado y el mundo continúa avanzando como si nada fuera a cambiar. Pedro les recuerda a los cristianos que Dios creó el mundo, y el diluvio de Noé es evidencia de que Él está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para juzgar los pecados de la humanidad. Durante Su juicio, Dios destruirá y pondrá al descubierto todas las impurezas del mundo a través del fuego. Los cristianos esperan con ansias la nueva Tierra y el nuevo cielo que vendrán después.

Pedro critica los argumentos que los falsos maestros de la iglesia del primer siglo estaban usando para engañar a los cristianos de la iglesia. Esos falsos maestros se burlaban de que Cristo todavía no había regresado, y que por tanto no iba a regresar. Pedro les recuerda a sus lectores que Dios creó el mundo, y que el diluvio de los días de Noé también es evidencia de que Dios está dispuesto a enjuiciar a la Tierra por sus pecados. Dios nunca se retrasa, sino que es paciente y misericordioso. Sin embargo, el Día del Señor acabará llegando, y todo será destruido. Después de eso, Dios establecerá un nuevo cielo y una nueva Tierra. Por tanto, los cristianos deben vivir pensando en esa realidad que pronto experimentaremos.

Después de condenar muy seriamente a los falsos maestros en el capítulo 2, Pedro ahora comienza a desmantelar sus argumentos. Esos falsos maestros se burlaban de que Cristo todavía no había regresado según lo prometido. Por tanto, deberíamos dudar del regreso de Cristo, decían, ya que el mundo seguía como siempre lo había hecho y siempre lo seguirá haciendo. Pedro les recuerda a sus lectores que Dios es quien hizo el mundo. El diluvio de Noé es evidencia de que Dios puede alterar el curso de la naturaleza para juzgar a la humanidad por sus pecados. Los cristianos deben esperar con ansias los nuevos cielos y la nueva Tierra, rechazar las falsas enseñanzas y llevar una vida santa.

Aparentemente, Pedro escribió 2 Pedro poco antes de su muerte en los años 60 d. C., y quizás la escribió para la misma audiencia que escribió 1 Pedro: cristianos que se habían dispersado por toda Asia Menor debido a las persecuciones que estaban sufriendo. Pedro escribe esta carta para animar a los cristianos a que vivan sus vidas de acuerdo con el propósito que todas y todos ellos habían recibido en Cristo. Pedro les advierte a los lectores que tengan cuidado con los maestros que dicen ser creyentes, pero al mismo tiempo presentan una versión falsa del cristianismo. Finalmente, Pedro les pide a todos los cristianos que velen y esperen ansiosamente el regreso del Señor.