Colosenses 3:13 - Printer Friendly

LBLA: soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

NBLA: soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes.

NVI: de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.

RV1960: soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

JBS: soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros, si alguno tuviere queja del otro, de la manera que el Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

En Colosenses 3:9, Pablo habla sobre la honradez, algo que es crucial para los creyentes y entre los creyentes, y les aconsejó que no se mintieran los unos a los otros. En este versículo, Pablo enfatiza uno de los rasgos positivos que los creyentes deben expresarse los unos a los otros: "sean mutuamente tolerantes". Los creyentes forman una sola familia y deben tratarse los unos a los otros con amabilidad y gracia, por lo que deben perdonarse y ser tolerantes. En lugar de exigir que los demás sean perfectos, debemos estar dispuestos a soportar las peculiaridades y las rarezas de los otros creyentes y, cuando cometen un error, tenemos que estar dispuestos a perdonarles y ayudarles a salir del problema en el que se encuentran.

Para los creyentes que han alcanzado la salvación, esto debería ser algo natural. Las personas que aceptan a Cristo para recibir la salvación también reciben el perdón de sus pecados; como resultado, nosotros también deberíamos perdonar a los demás (Mateo 6:14–15; Efesios 4:32). Pablo dice que, debido a que Dios nos ha perdonado, nosotros también debemos perdonar a los demás ¿Cómo nos perdonó el Señor? Nos perdonó todos los pecados, por lo tanto, no ha dejado lugar para la ira o la venganza. De la misma manera, los creyentes deben perdonarse los unos a los otros, no deben guardarse rencor, ni deben volver a sacar el asunto en cuestión para herir a la otra persona.

En Colosenses 3:12–17, Pablo continúa hablando sobre los pecados que hay que evitar y enumera los rasgos positivos que los cristianos deben esforzarse por emular en sus vidas. Entre ellos están la compasión, la humildad, la paciencia y el perdón. Entre todos estos rasgos, el más importante es el amor, el cual nos solo inspira los demás rasgos, sino que une a los cristianos para formar una sola familia en Cristo. Pablo dice que seguir a Cristo es algo que debe influenciar todos los aspectos de nuestras vidas: cualquier cosa que pensemos o hagamos como creyentes debe ser compatible con el ejemplo que el Señor Jesucristo nos puso en Su manera de vivir y tratar a los demás.

En este capítulo, Pablo les ofrece una serie de instrucciones claras a los cristianos sobre cómo deben vivir su fe en Cristo. Puesto que Cristo ha salvado a los creyentes, ya no deben participar en los pecados que controlan las vidas de los incrédulos. La inmoralidad sexual, los celos, la calumnia y la venganza no deben formar parte de la vida de los cristianos. En cambio, los creyentes deben demostrar compasión, humildad, paciencia y perdón. Por encima de todo, los seguidores de Cristo deben mostrar amor. Pablo también ofrece instrucciones específicas para las personas que viven en hogares cristianos, incluyendo los maridos, las esposas, los hijos y los sirvientes.

Durante los capítulos anteriores de Colosenses, Pablo hizo hincapié en la supremacía de Jesús y la inferioridad de las enseñanzas mundanas. La explicación de Pablo de que Cristo es la máxima autoridad y la única fuente de verdad es clave para entender la diferencia que existe entre la sabiduría que procede de Dios y los engaños que surgen del mundo. En este capítulo, Pablo se dedica a poner en práctica todo lo que ha estado enseñando durante los dos primeros capítulos, lo cual se extiende hasta el principio del capítulo 4, el cual termina con Pablo compartiendo varias noticias sobre algunos de sus compañeros cristianos que estaban trabajando en el ministerio junto a él.

En el libro de Colosenses, Pablo dice que Cristo es superior a todos los demás maestros, credos y filosofías del mundo. En esta carta, la cual escribió desde la cárcel, Pablo aborda una vez más el tema de las falsas enseñanzas. Algunos andaban diciendo que los cristianos debían renunciar a todos los placeres físicos, que debían adorar a los ángeles y que debían confiar en la sabiduría de una élite reducida que se caracterizaba por seguir filosofías humanas. En realidad, todos estos problemas coinciden con los fundamentos de una antigua herejía llamada gnosticismo. En respuesta a eso, Pablo dice que Cristo es supremo y suficiente para nuestra salvación.