Efesios 2:7 - Printer Friendly

LBLA: a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

NBLA: a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

NVI: para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús.

RV1960: para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

JBS: para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Pablo pasa de hablar sobre el pasado (Efesios 2:1) a hablar del presente y el futuro. Un día, Dios nos revelará todo el poder y la gloria de Su gracia. En Efesios 1:19 Pablo habló de la "supereminente grandeza" del poder de Dios que tiene para con nosotros, los que creemos. Ahora, Pablo habla sobre las futuras abundantes riquezas de Su gracia. La grandeza de Dios claramente se sitúa más allá de cualquier tipo de medición humana, tanto en lo que recibimos ahora como en lo que Él ha prometido darnos en el futuro.

La gracia de Dios aparece de nuevo aquí, y Pablo dice que es una bendición que se relaciona con la bondad divina de Dios. La bondad de Dios tiene como objetivo llevarnos hacia el arrepentimiento (Romanos 2:4). Dios es bondadoso con los creyentes, pero es duro con los incrédulos (Romanos 11:22). La bondad también debe manifestarse en las vidas de los creyentes, quienes siempre deben buscar hacer la voluntad del Señor (2 Corintios 6:6; Gálatas 5:22; Colosenses 3:12). Tito 3:4 también nos habla de la bondad que Cristo tuvo cuando decidió salvarnos. La gracia es una bendición que Dios les ofrece a las personas que creen.

Efesios 2:1–10 nos explica claramente la relación que hay entre nuestra falta de obediencia, la gracia de Dios y nuestra salvación. Las personas que han alcanzado la salvación a través de Cristo no se merecen esta salvación y solo la reciben por misericordia y la gracia de Dios, quien quiere perdonarnos. En esta sección, Pablo dice de nuevo que los esfuerzos humanos no tienen ningún impacto en nuestra salvación. Por esto, no hay ningún cristiano que pueda jactarse de su lo bueno o lo buena que es, ya que alcanzamos la salvación únicamente a través de la gracia de Dios, no debido a nuestras propias obras.

Pablo enfatiza repetidamente que la salvación se logra en base a la gracia de Dios, a través de la fe. Las buenas obras, el esfuerzo humano y nuestras mejores intenciones nunca serán suficientes como para ganarnos la salvación. Todo el mundo está marcado por el pecado, tanto el pecado que se comete de manera deliberada como de manera accidental, y por esta razón merecemos estar separados de Dios. Por tanto, la única manera de alcanzar la salvación es a través de Su misericordia y gracia, por lo que no hay lugar a la jactancia. Esto también significa que todas las personas que han alcanzado la salvación, tanto judíos como gentiles, forman parte de una misma familia espiritual, y no hay motivo para que haya ningún tipo de hostilidad entre los creyentes. De hecho, todos somos indignos de la bondad de Dios y hemos alcanzado la salvación gracias a esa misma bondad y gracia de Dios.

Durante los tres primeros capítulos de Efesios, Pablo se centra en cuestiones doctrinales, y los tres últimos nos muestran cómo deben aplicarse esos principios en la vida real. El capítulo 2 nos presenta un par de puntos que hablan sobre nuestra condición al hacer recibido la salvación de Dios mediante la gracia y la fe. En primer lugar, la salvación depende totalmente de la gracia de Dios, no de los esfuerzos humanos. En segundo lugar, esto significa que todos los cristianos forman parte de la misma familia, tanto judíos como gentiles. Esto sirve de puente entre la explicación que aparece en el capítulo 1 sobre la asombrosa gloria de Dios y el tema del capítulo 3, donde se habla de cómo Dios ha puesto en marcha el plan que ideó desde el principio.

Pablo trata uno de sus temas más comunes en Efesios: la importancia de conectar la teoría con la práctica. En este libro, sin embargo, profundiza más en esto antes de hacer esta transición. Debido a que Pablo probablemente les escribió esta carta a más de una iglesia, Pablo se centra en la manera en que las creencias cristianas deben ponerse en práctica a través de nuestras acciones. Los tres primeros capítulos nos hablan de ideas espirituales, y los tres últimos nos muestran cómo deben aplicarse estas verdades en la vida de los creyentes que hayan alcanzado la madurez espiritual. Pablo se centra en el amor, la uni-dad de la Iglesia cristiana y el increíble valor de la salvación que hemos recibido por medio de Cristo.