Efesios 4:6 - Printer Friendly

LBLA: un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

NBLA: un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

NVI: un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.

RV1960: un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

JBS: un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.

Pablo habla aquí de otro aspecto importante y único del cristianismo. Todos los cristianos alcanzan la salvación por la gracia del mismo Dios, quien se define e identifica de la misma manera a lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento. Contrariamente a lo que muchos piensan acerca de que los cristianos adoran al mismo Dios que otras religiones, los cristianos adoran a un Dios único que se divide en tres: Padre, Hijo y Espíritu. El cristianismo verdadero afirma que Jesús es el Hijo divino de Dios, y Jesús es el Señor.

Pablo dice que este Padre "está por encima de todos, actúa por medio de todos, y está en todos". Las cuatro expresiones que Pablo comparte en este versículo utilizando la palabra "todos" provienen de la misma raíz griega, pas. Pablo usa esta frase para enfatizar que Dios es soberano sobre todo lo que existe. Por tanto, no hay ningún dios (de hecho, no existen otros dioses) o ser que sea superior a Él. Todo seguidor legítimo de Cristo se adhiere a esta creencia de que hay "un solo Dios". Este concepto es tan fundamental y crítico para la fe, que ya existía desde el principio de las Escrituras: "En el principio, Dios" (Génesis 1:1). Una creencia fundamental de la Torá es que Dios es uno (Deuteronomio 6:4–5).

En Efesios 4:1–10 Pablo habla de la importancia de la unidad cristiana. Todos los creyentes, independientemente de su talento o habilidad, judíos o gentiles, hombres o mujeres, han alcanzado la salvación por la misma fe en el mismo Dios. Por tanto, cada cristiano forma parte de una única familia universal de creyentes en Jesucristo. Al mismo tiempo, Dios les da diferentes dones a diferentes personas para que puedan desempeñar las muchas funciones que son necesarias para cumplir Sus propósitos aquí en la Tierra. En lugar de preocuparnos por los dones que nos puedan faltar, los cristianos deben alegrarse de la unidad que existe en el cuerpo de Cristo y centrarse en servir a Dios lo mejor que puedan.

Comprender verdaderamente la gracia salvadora de Dios, tal y como Pablo la explicó durante los capítulos anteriores, es algo que debe motivar a los cristianos a vivir una vida piadosa. En este capítulo, Pablo anima a los creyentes a vivir de tal manera que honren ese don. Todos los cristianos forman parte de una única familia unificada, forman parte del "cuerpo" de Cristo. Al mismo tiempo, los creyentes reciben diferentes talentos. Dios llama a algunas personas a desempeñar cargos de liderazgo y autoridad. Todos los cristianos debemos alejarnos del ''viejo yo'' que éramos antes de alcanzar la salvación. Mientras Pablo habla sobre el "nuevo yo", comparte algunas ideas prácticas para ayudarnos a entenderlo.

La primera mitad de Efesios se centra sobre todo en la doctrina, estableciendo ideas que se relacionan con la cristiana. Durante la segunda mitad de la carta, la cual comienza en el capítulo 4, Pablo se centra en poner en práctica esas teorías. Pablo comienza haciendo hincapié en la unidad que debe existir entre los cristianos, independientemente de los dones espirituales individuales que cada uno haya recibido. Pablo también comienza a explicar la manera en que el conocimiento de las verdades de Dios debe verse a través de la manera en que nos comportamos. En los capítulos 4, 5 y 6, Pablo habla sobre la manera en que los cristianos deben vivir sus vidas.

Pablo trata uno de sus temas más comunes en Efesios: la importancia de conectar la teoría con la práctica. En este libro, sin embargo, profundiza más en esto antes de hacer esta transición. Debido a que Pablo probablemente les escribió esta carta a más de una iglesia, Pablo se centra en la manera en que las creencias cristianas deben ponerse en práctica a través de nuestras acciones. Los tres primeros capítulos nos hablan de ideas espirituales, y los tres últimos nos muestran cómo deben aplicarse estas verdades en la vida de los creyentes que hayan alcanzado la madurez espiritual. Pablo se centra en el amor, la uni-dad de la Iglesia cristiana y el increíble valor de la salvación que hemos recibido por medio de Cristo.