Filipenses 1:1 - Printer Friendly

LBLA: Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús : A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos :

NBLA: Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos (supervisores) y diáconos:

NVI: Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:

RV1960: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

JBS: Pablo y Timoteo, siervos de Jesús, el Cristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos con los obispos y diáconos:

Pablo comienza diciendo que tanto él como Timoteo son los autores de esta carta. Tradicionalmente, se considera que Pablo es el autor principal de la carta, aunque Timoteo también colaboró en esta y en otras de las cartas de Pablo (2 Corintios 1:1; Colosenses 1:1; 1 Tesalonicenses 1:1; Filemón 1:1). Incluyendo 1 y 2 Timoteo, 7 de las 13 cartas que Pablo escribió y que acabaron formando parte del Nuevo Testamento fueron escritas junto a Timoteo o Pablo se las envió directamente a Timoteo.

Pablo les escribe esta carta a todos los creyentes - "todos los santos en Cristo Jesús"- de Filipos, tanto a la congregación como a sus líderes. Los obispos y diáconos son los ancianos de acuerdo con el Nuevo Testamento, cuyas responsabilidades se describen tanto en 1 Timoteo 3:1–7 como en Tito 1:5–9. Las responsabilidades de los diáconos se enumeran en 1 Timoteo 3:8–13. De todas las iglesias a las que Pablo les envió cartas, esta es la única iglesia en la que Pablo incluye a los diáconos en su carta. Algunos piensan que Pablo menciona a una diaconisa en Romanos 16:1. Pablo les da las gracias de corazón y corrige con estas cartas a todas las personas de la familia eclesial.

Filipenses 1:1–2 es la introducción de Filipenses, una carta escrita por Timoteo y Pablo que le escribieron tanto a la congregación como a sus líderes. Esta iglesia había contribuido de forma significativa al ministerio de Pablo, tal y como se menciona al principio de la carta. Aquí, tal y como ocurre con el resto del Nuevo Testamento, el término "santos" se refiere a todos los creyentes, personas que han alcanzado la salvación por medio de la gracia a través de la fe.

En el capítulo 1, Pablo les da las gracias a los creyentes filipenses por haber apoyado su ministerio. Incluso aunque Pablo había sido perseguido y encarcelado, ellos siguieron siendo generosos y leales. Pablo anima a estos cristianos explicándoles que todo su sufrimiento había ocurrido por una buena causa. Mejor aún, incluso las persecuciones que Pablo estaba sufriendo provocaron que el Evangelio se extendiera aún más. Por eso, Pablo estaba agradecido. Pablo deseaba que lo liberaran para volver a ver a los creyentes de Filipos.

El capítulo 1 nos presenta los principales temas de la carta de Pablo. Pablo dedica gran parte de este pasaje a darle gracias a la iglesia filipense por todo el apoyo que le habían estado enviando. Pablo también los anima recordándoles que, ya sea bueno o malo, todo lo que experimenta un cristiano puede servir para glorificar a Dios, lo cual se convierte en una parte fundamental de esta carta, en la que Pablo seguirá insistiendo en la importancia de poner en práctica nuestra vida cristiana, lo cual empieza por tener una actitud y un enfoque adecuados y centrados en el evangelio.

En Filipenses, Pablo habla de la vida cristiana. Pablo destaca temas como la alegría y la gloria, y también hace hincapié en que la forma de pensar de un cristiano -su actitud- afecta la manera en que vive su fe. Pablo estaba muy agradecido por el apoyo que había recibido de la iglesia filipense, pero también estaba preocupado por la influencia que algunos falsos maestros estaban teniendo dentro de la iglesia. Esta carta es menos teológica que la mayoría de sus otros escritos, pero sí mucho más práctica.