Gálatas 1:12 - Printer Friendly

LBLA: Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo.

NBLA: Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo.

NVI: No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo.

RV1960: pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

JBS: ni yo lo recibí, ni aprendí de hombre, sino por revelación de Jesús, el Cristo.

La autoridad de Pablo estaba siendo puesta en entredicho. Pablo está escribiéndoles a los gentiles de Galacia, quienes inicialmente recibieron el evangelio tal y como él se lo había enseñado. Posteriormente, un grupo llamado “los judaizantes” se presentó para afirmar que Pablo estaba equivocado. Según estos falsos maestros, no bastaba con recibir la gracia de Dios por medio de la fe en Cristo, sino que también se debía seguir la ley de Moisés para ser verdaderamente salvo.

Los judaizantes aparentemente argumentaron que Pablo no era uno de los 12 apóstoles originales que fueron entrenados por Jesús durante Su tiempo en la Tierra. Pablo se defiende a sí mismo aquí, diciendo que él había recibido la verdad del evangelio a través de una revelación directa del mismo Jesús.

En el versículo anterior, dijo que lo que les enseñó a los gálatas acerca de Jesús no era una religión que nadie se hubiera inventado, y ahora dice que la verdad del evangelio no la había escuchado de nadie. Él se la enseñó a los gálatas, pero Pablo recibió esta verdad del evangelio directamente de Jesús mismo a través de una revelación especial.

Gálatas 1:11–24 comienza con Pablo diciendo que él no había recibido el evangelio que les había enseñado a los gálatas de ninguna religión hecha por el hombre, ni tampoco había sido entrenado por otras personas. En realidad, Cristo mismo fue quien le había enseñado todo desde el principio. Dios le reveló a Su Hijo Jesús a Pablo, a través de Su gracia, incluso después de que Pablo se pasara muchos años siendo un fariseo tratando de destruir la iglesia cristiana. Después de que Cristo comisionara a Pablo para que les predicara las buenas nuevas a los gentiles, se fue a pasar un tiempo solo por unos años y llegó a conocer el evangelio directamente a través de Cristo.

Pablo comienza su carta para las iglesias de Galacia de una manera algo abrupta si se compara con otros de sus escritos. Pablo se enteró de que estaban abandonando el evangelio que les predicó y en el que creyeron: las buenas noticias de que Jesús murió para pagar completamente por todos nuestros pecados en la cruz. Los judaizantes estaban enseñando que los gentiles también debían seguir la ley de Moisés para alcanzar la salvación y cuestionaron abiertamente la autoridad de Pablo. Pablo argumenta que Cristo fue quien lo hizo un apóstol, quien se le apareció y le reveló la verdad aparte de a los demás apóstoles.

Gálatas 1 es el primer capítulo de uno de los libros más queridos en las Escrituras cuando se trata de entender la gracia de Dios. Este capítulo y el siguiente detallan la biografía de Pablo, mientras que defiende que Cristo fue quien quiso que fuera un apóstol y, por lo tanto, su mensaje era y es digno de confianza. Los capítulos 3 y 4 profundizan sobre el tema de qué es exactamente el evangelio de la gracia de Dios y por qué es verdad. En los capítulos 5 y 6, Pablo nos enseña la manera en que los cristianos deben vivir en el mundo, ya que somos personas que hemos recibido la gracia de Dios mediante la fe en Cristo.

A Gálatas a veces se le llama "la versión corta de Romanos" por los temas que trata, tales como la justificación y la santificación por medio de la fe. Un grupo de cristianos conocidos como los “judaizantes” estaban predicando un evangelio basado en el legalismo, en lugar de en la gracia. El propósito principal de Pablo al escribirles la carta a los Gálatas fue reiterar la verdadera naturaleza del evangelio: que somos justificados (hechos justos) y santificados (nos parecemos a más y más a Cristo) solo a través de nuestra fe en Jesucristo. Esta carta probablemente fue escrita poco antes de que los ancianos de la iglesia en Jerusalén dijeran que estaban en contra de las enseñanzas de los judaizantes, lo cual hicieron durante el llamado “Concilio de Jerusalén”.