Génesis 12:6 - Printer Friendly

LBLA: Y atravesó Abram el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de More. Y el cananeo estaba entonces en la tierra.

NBLA: Abram atravesó el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de More. Los Cananeos habitaban entonces en esa tierra.

NVI: Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquén, donde se encuentra la encina sagrada de Moré. En aquella época, los cananeos vivían en esa región.

RV1960: Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

JBS: Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el alcornoque de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

Dios le hizo a Abrán grandes y poderosas promesas: que lo bendeciría y lo convertiría en una gran nación.

Abrán creyó a Dios y se fue. Finalmente entró en la tierra de Canaán, la cual se convertiría más tarde en la Tierra Prometida (Génesis 12:7). Abrán viajó a través de ella, tal vez caminando a lo largo de la orilla del mar de Galilea de camino hacia una ciudad llamada Siquén. Josué 20:7 dice que Siquén se encuentra "en el monte de Efraín", aproximadamente en el centro de Canaán.

En Siquén, Abrán se dirige hacia un árbol llamado "el encino de More". El término hebreo More significa "maestro". Es posible que este árbol estuviera en un robledal que los cananeos usaban en sus cultos religiosos. Durante estos cultos, existía una práctica común a la hora de usar la naturaleza, incluidos los árboles, con el objetivo de buscar mensajes de sus dioses. Quizás Abrán fue a ese lugar con la esperanza de escuchar al Señor. Eso es lo que sucederá en el siguiente versículo.

El versículo nos recuerda que los cananeos poseían la tierra en ese momento.

Génesis 12:1–9 es un pasaje histórico en la Biblia. Dios le dice a Abrán que deje atrás a su pueblo y su tierra. Dios también promete bendecir a Abrán y convertir a sus descendientes en una gran nación que algún día ocupará la tierra de Canaán. Aunque Abrán no tenía hijos y carecía de ideas y un camino obvio para convertirse en padre de toda una cultura, Abrán comienza a adorar al Señor en la tierra de Canaán, viajando a través de ella y construyendo altares para Dios.

Génesis 12 contiene uno de los momentos clave en la historia del mundo. Dios elige a Abrán como el primer paso para la edificación de Su pueblo, Israel. Abrán obedece el llamado de Dios y se dirige hacia la tierra de Canaán, territorio que Dios le promete a la descendencia de Abrán. Rápidamente, sin embargo, Abrán comete un error en mitad de una prueba de fe que ocurrió en la tierra de Egipto mientras buscaba comida durante una hambruna. Sin embargo, Dios interviene para salvar a la familia de Abrán y proteger el plan que Dios tenía para él.

El final de Génesis 11 nos cuenta la historia de Téraj, el padre de Abrán, y el viaje de la familia hacia un nuevo hogar en Harán. Génesis 12 cambia la historia y se centra en Abrán y su viaje hacia la tierra de Canaán. Dios prometió convertir a Abrán en el padre de una gran nación y darles a los descendientes de Abrán esa misma tierra. Abrán comenzó a adorar al Señor, pero rápidamente cometió un error a la hora de demostrar la fe que había depositado en Dios en Egipto. Entonces, Dios se mostró fiel de una manera milagrosa, preparando así a Abrán para lo que estaba por venir en el capítulo 13.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.