Génesis 13 - Printer Friendly

En el capítulo 12, Abrán —el hombre al que más tarde Dios le puso de nombre Abrahán— mintió acerca de que Saraí era su hermana, por miedo. Como resultado, Dios afligió a la casa del faraón con una plaga para que Saraí pudiera volver con Abrán. El faraón permitió que Abrán se quedara con la dote que había pagado, pero los echó tan pronto como se dio cuenta de lo que había sucedido. Como resultado, Abrán regresó a la tierra de Canaán con una riqueza mucho mayor que la que había tenido antes. El faraón le había dado a Abrán muchos animales y sirvientes, los cuales se sumaron a las crecientes posesiones que ya tenía Abrán.

De hecho, tanto Abrán como su sobrino Lot tenían rebaños tan grandes que sus pastores comenzaron a pelearse por los recursos limitados que había en el área situada alrededor de Betel donde se habían asentado. Abrán sugirió que se separaran en lugar de pelearse. Abrán le ofreció a Lot la opción de elegir primero dónde establecerse. Lot eligió las tierras fértiles que se situaban a lo largo del río Jordán, cerca de la ciudad de Sodoma, la cual ya era famosa por su maldad. La decisión de Lot de vivir cerca de Sodoma (y finalmente en Sodoma) le costaría muy caro.

Después de que se separaran, el Señor le habló una vez más a Abrán, reafirmando y ampliando las promesas que le había hecho. Abrán y sus descendientes llegarían a poseer toda la tierra que él podía ver, y esos descendientes llegarían a ser tan numerosos que serían como el polvo de la tierra: incontables. Dios promete todo esto a pesar del hecho de que Abrán, quien solo tenía unos 70 años, todavía no tenía hijos y todavía no poseía nada en la tierra de Canaán.

Dios le dijo a Abrán que caminara a lo ancho y a largo de la tierra, aparentemente como si fuera una forma de tomar posesión de ella. Abrán se estableció al sur de Betel, cerca de la ciudad de Hebrón. Específicamente, colocó sus tiendas cerca de los grandes árboles de un hombre amorreo llamado Mamre. Abrán le construyó un altar al Señor en su nuevo hogar y continuó adorando a Dios allí.

Génesis 13:1–13 describe la generosidad que Abrán tuvo con su sobrino Lot, ofreciéndole a Lot la opción de elegir dónde asentarse con sus grandes rebaños. Lot eligió las tierras fértiles a lo largo del Jordán, cerca de la ciudad de Sodoma. Abrán se estableció cerca de Hebrón después de escuchar al Señor diciéndole una vez más que él y sus incontables descendientes algún día poseerían toda la tierra que su vista podía alcanzar.

Tanto Abrán como su sobrino Lot se han vuelto tan ricos en lo que a animales se refiere que no podían ocupar la misma área juntos. Por lo tanto, se acabaron separando. Ante la generosa oferta de Abrán de elegir qué tierra tomar para sí mismo, Lot elige vivir en las llanuras del Jordán, cerca de Sodoma. Después de que el Señor habla con Abrán, reafirmando y ampliando las promesas que le había hecho, Abrán se instala cerca de Hebrón, cerca de los grandes árboles de un hombre amorreo llamado Mamre. Abrán le construye un altar al Señor allí y continúa adorando a Yahvé

Génesis 12 terminó con Abrán y su numerosa compañía siendo expulsados de Egipto por un faraón enojado. De regreso en Canaán, Abrán y su sobrino Lot se vieron obligados a separarse debido al gran tamaño de sus rebaños. La decisión de Lot de vivir cerca de la malvada ciudad de Sodoma tendría graves implicaciones en los próximos capítulos para él y su familia. Dios reafirmó y amplió las promesas que le hizo a Abrán, quien se estableció cerca de Hebrón, y quien también construyó otro altar para el Señor y lo adoró allí.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.