Génesis 17:11 - Printer Friendly

LBLA: Seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y esto será la señal de mi pacto con vosotros.

NBLA: Serán circuncidados en la carne de su prepucio, y esto será la señal de Mi pacto con ustedes.

NVI: Circuncidarán la carne de su prepucio, y esa será la señal del pacto entre nosotros.

RV1960: Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

JBS: Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

Dios les ha hecho grandes promesas de pacto a Abrahán y a cada una de las generaciones de los descendientes de Abrahán. Ahora Dios les presenta uno de Sus requerimientos como símbolo de este pacto: la circuncisión. Todos los varones, incluido Abrahán, deberán ser circuncidados (deberán cortarse el prepucio). Esta iba a ser finalmente la señal del pacto que Dios estaba haciendo entre Él y Abrahán. Es posible que la circuncisión ya se hubiera practicado en el mundo en este momento por otras tribus y naciones específicas, pero estaba lejos de ser algo universal. Abrahán nunca había sido circuncidado, por lo que es probable que su familia o la gente de Mesopotamia no practicara la circuncisión.

En este caso, el ritual de la circuncisión nos presenta varios símbolos importantes que nos hablan indirectamente sobre la relación que tenemos con Dios. El proceso involucra un círculo, el cual es un símbolo común cuando nos referimos a los conceptos de eternidad y perpetuidad. A través de este círculo, la próxima generación pasaría a través de la reproducción. La circuncisión implica el hecho de "apartar" o eliminar una parte natural de la persona, lo cual provoca un cambio permanente en la persona que se compromete a hacerlo. Por lo tanto, la circuncisión es una representación externa y visible que indica que hemos hecho un pacto espiritual.

En realidad, no importa quién más en el mundo practicara o no la circuncisión en ese momento, Dios le dejó muy claro a Abrahán que la circuncisión se convertiría en una señal del pacto que habían hecho entre ellos, y también sería una señal para todos los que vendrían después de él. Los siguientes versículos nos revelarán que los requisitos de Dios acerca de la práctica de la circuncisión serán muy específicos.

Génesis 17:1–14 describe el momento en el que Dios se le apareció a Abrán cuando éste tenía 99 años. Una vez más, Dios confirma Sus promesas del pacto: convertir a Abrán en padre de diferentes naciones y darle a él y a su descendencia la tierra de Canaán. En este momento, Dios incluso le cambia el nombre, y le pone de nombre Abrahán, para así enfatizar la importancia del pacto en sí. Esta vez, sin embargo, la repetición de la promesa viene con algunos requisitos que Dios tenía para Abrahán. Dios le dice: anda siempre delante de mí, sé perfecto, y circuncídate a ti mismo y a todos los varones de tu casa de ahora en adelante.

Dios se le aparece a Abrán una vez más en Génesis 17, pero este caso es muy diferente de las otras ocasiones. Dios confirma de nuevo Sus promesas de convertir a Abrán en padre de varias naciones y de darle a él y a sus descendientes la tierra de Canaán. Esta vez, sin embargo, Dios le cambia el nombre a Abrán y le nombra Abrahán, además de presentarle el requisito de circuncidarse a sí mismo y a todos los varones de su casa desde ese momento en adelante. También cambia el nombre de Saraí y le pone de nombre Sara. Dios les anuncia que Abrahán y Sara tendrían un hijo, después de todo. Su hijo de 13 años, Ismael, será bendecido, pero este nuevo hijo, Isaac, quien finalmente nacería un año después de ese encuentro con el Señor, será el hijo que recibirá todas las promesas de Dios.

Génesis 17 registra los detalles de la conversación que Dios tuvo con Abrán, quien en esos momentos ya tenía 99 años. Trece años después del nacimiento de Ismael, quien nació a través de Agar, la sierva de Sara, Dios llegó para cambiarle el nombre a Abrán. Dios lo llamó Abrahán, le confirmó las promesas del pacto y le dio nuevas órdenes a Abrahán. Abrahán tenía que circuncidar a todos los varones de su casa como señal del pacto que había hecho con Dios. Luego, Dios compartió con él la gran noticia que tanto habían esperado escuchar tanto él como su esposa: dentro de un año, la esposa de Abrahán, quien en ese momento ya se llamaba Sara, le daría un hijo a Abrahán. Este hijo tan esperado sería el que cumpliría todas las promesas que Dios le había hecho a Abrahán.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.