Génesis 21:16 - Printer Friendly

LBLA: y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró.

NBLA: Entonces ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: “Que no vea yo morir al niño.” Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró.

NVI: y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño». En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar desconsoladamente.

RV1960: y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.

JBS: y se fue y se sentó enfrente, alejándose como un tiro de arco; diciendo: No veré cuando el muchacho morirá; y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró.

Este versículo continúa describiéndonos la desgarradora escena de una madre que está viendo cómo su hijo se estaba muriendo. Agar e Ismael han estado vagando por el desierto, Abrahán los había dejado que se marcharan de acuerdo con la orden que el Señor le había dado. Sara había exigido que los dos fueran desterrados de la familia de Abrahán para asegurarse de que Isaac no tuviera ningún tipo de competencia a la hora de recibir la herencia de su padre. Dios le aseguró a Abrahán que Ismael prosperaría, pero esto no hizo que el acto de hacerlo fuera menos angustioso para Abrahán (Génesis 21:11–13).

Ahora, Agar e Ismael están sin agua y parece que están a punto de morir. En el versículo anterior, Agar puso a su hijo, quien tenía unos 16 años, bajo la sombra de un arbusto. Aquí, Agar se aleja de él y se sienta ella misma, mientras piensa para sí misma que no quiere ver la muerte de su hijo. Esto podría indicar que Ismael estaba muy debilitado debido a la falta de agua, o quizás podría significar simplemente que Agar estaba anticipando su eventual muerte.

Estar "a distancia de un tiro de arco", sin embargo, no implica el hecho de estar lo suficientemente lejos como para estar completamente fuera de vista. Por lo tanto, ella no lo abandonó; quizás Agar no quería escuchar a Ismael llorar, o no quería que él la escuchara llorar tampoco. En cualquier caso, este fue un momento desgarrador.

Génesis 21:8–21 describe la dolorosa partida de Agar e Ismael de la vida de Abrahán. Ahora que Isaac había nacido, Sara comienza a exigir furiosamente que Abrahán los expulsara. Abrahán está muy disgustado, pero Dios le dice que Ismael sería protegido y bendecido. Entonces Abrahán obedeció al Señor y los envió al desierto. Dios intervino y salvó a la madre y al niño, y le renovó Su promesa de hacer de Ismael una gran nación por derecho propio. Ismael creció en el desierto y finalmente se casó con una mujer egipcia.

El Señor hizo lo que había prometido. Sara, que ahora tiene 90 años, dio a luz a Isaac, el niño que tanto había esperado. Sin embargo, su alegría se agria por el temor de que Isaac tuviera que compartir la herencia con Ismael. En obediencia al Señor, quien prometió proteger a Ismael, Abrahán los envía a él y a su madre, Agar, al desierto. Dios los rescata y renueva su promesa de hacer de Ismael una gran nación por derecho propio. Mientras tanto, Abimelec, rey de Gerar, se acerca a Abrahán para hacer un pacto permanente entre ellos y sus descendientes. El acuerdo incluye la posesión de un pozo por parte de Abrahán, en un lugar que se conocerá como Berseba.

En el capítulo anterior, Abrahán logró recuperar a Sara, quien en esos momentos estaba con Abimelec, a quien había engañado. Dios tuvo que intervenir para que Sara pudiera volver con Abrahán. Abrahán y Sara finalmente concibieron un hijo. Isaac nació, el hijo al que tanto habían esperado, el hijo de la promesa. En obediencia a Dios, Abrahán dejó que Agar e Ismael se marcharan. Abimelec se acercó a Abrahán para hacer un tratado, ofreciéndole a Abrahán un hogar permanente al que se le llamó Berseba. En el siguiente capítulo, Dios pondrá a prueba la fe y la obediencia de Abrahán a través de uno de los mejores ejemplos de confianza que se pueden encontrar en las Escrituras.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.