Génesis 22:24 - Printer Friendly

LBLA: También su concubina, de nombre Reúma, dio a luz a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.

NBLA: También su concubina, de nombre Reúma, dio a luz a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.

NVI: Najor también tuvo hijos con Reumá, su concubina. Ellos fueron Tébaj, Gaján, Tajás y Macá.

RV1960: Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.

JBS: Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, y a Gaham, y a Tahas, y a Maaca.

Durante los versículos anteriores, Abrahán se enteró de que en la tierra que había dejado atrás cuando Dios le dijo que se fuera a Canaán, su hermano Najor había tenido ocho hijos con su esposa Milca. Uno de los ocho, Betuel, se convertiría en el padre de Rebeca eventualmente. Isaac, el hijo de Abrahán, se casaría más tarde con Rebeca (Génesis 24). Este es un matrimonio muy importante, ya que Isaac y Rebeca tendrían un hijo, Jacob, a quien Dios más tarde le cambiará el nombre y lo llamaría Israel. Esto hace que Isaac y Rebeca se convirtieran en los abuelos del pueblo escogido de Dios.

Ahora nos enteramos de que Najor engendró a cuatro hijos más junto con Reúma, su concubina.

Es difícil pasar por alto el hecho de que Abrahán tuviera solo dos hijos, Ismael e Isaac, durante el mismo período de tiempo en el que su hermano llegó a tener 12. En realidad, no se nos dice cómo le impactó esta noticia a Abrahán. ¿Se emocionó Abrahán por el hecho de que su línea familiar se estaba expandiendo? ¿Estaba triste o desanimado? No lo sabemos; lo que sí sabemos es que continuó confiando en que Dios cumpliría Sus promesas. El próximo capítulo nos ofrece aún más evidencia de la confianza que Abrahán tenía sobre el hecho de que Canaán se convertiría en la tierra que su descendencia finalmente habitaría.

Génesis 22:20–24 describe algunos detalles sobre la familia extendida de Abrahán. La historia anterior trataba sobre el sacrificio de Isaac, la obediencia de Abrahán y la providencia de Dios. La siguiente sección dará comienza al capítulo 23, el cual relata la muerte y el entierro de Sara, la esposa de Abrahán.

En una prueba de fe y obediencia, Dios le ordena a Abrahán que haga algo terrible: matar y ofrecer a su hijo Isaac, a quien amaba profundamente, como holocausto. Abrahán acepta obedecerle a Dios sin dudarlo, habiendo finalmente aprendido a confiar en la bondad de Dios por encima de su propio entendimiento. En lugar de permitir que el niño fuera sacrificado, el Señor llamó a Abrahán momentos antes de que matara a Isaac, quien estaba atado sobre un altar. Debido a la obediencia de Abrahán, Dios renueva y enfatiza Sus promesas, y le dice que le bendecirá a él, a su descendencia y le dará la victoria sobre sus futuros enemigos.

En el capítulo anterior, Sara dio a luz al hijo prometido, Isaac, mientras que el otro hijo amado de Abrahán, Ismael, se marchó para que Dios lo cuidara en otro lugar apartado de la familia. En ese capítulo, Dios puso a prueba la fe y la obediencia de Abrahán al ordenarle que ofreciera a su querido hijo Isaac en sacrificio. Abrahán se propuso obedecerlo sin dudarlo, deteniéndose solo cuando el Señor le dijo que no lo hiciera. Debido a la obediencia de Abrahán, Dios renovó y enfatizó las promesas que les había hecho tanto a él como a su descendencia. Esto marca el comienzo del final de la historia de Abrahán, ya que el libro de Génesis cambiará para concentrarse en Isaac y sus descendientes.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.