Génesis 28:22 - Printer Friendly

LBLA: Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios ; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.

NBLA: Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.”

NVI: Y esta piedra que yo erigí como pilar será casa de Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».

RV1960: Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

JBS: y esta piedra que he puesto por título, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, la décima parte lo he de apartar para ti.

Jacob concluye la promesa que le está haciendo al Señor. En los versículos anteriores, dijo que si Dios acabara haciendo todo lo que dijo que haría por él, entonces Jacob haría que el Señor fuera su Dios (Génesis 28:20–21). Además, ahora dice que la piedra que había erigido como pilar conmemorativo iba a ser la casa de Dios. Esta piedra era la misma que Jacob había usado como almohada mientras durmió en el desierto (Génesis 28:16–18). En otras palabras, Jacob regresaría a este lugar para adorar al Señor en el futuro.

Jacob le cambió el nombre a este lugar y le puso "Betel", que significa "casa de Dios". Betel se acabó convirtiendo en un lugar de encuentro importante para Israel en el futuro, un lugar en el que el pueblo de Dios podía conectar con el Señor.

Jacob también le promete a Dios que le daría una décima parte de todo lo que Dios le diera a él primero. En el pasado, Abrahán, el abuelo de Jacob, también le dio ese diezmo a Melquisedec, el sacerdote de Dios (Génesis 14:20). De este modo, Jacob también se acabó ofreciendo como voluntario para adorar al Señor de esta manera financiera. En el futuro, el pueblo de Israel continuó ofreciéndole a Dios tanto el diezmo como muchas otras ofrendas específicas. Al hacer eso, el pueblo de Israel le comunicaba a Dios que todo lo que tenían en realidad le pertenecía a Él, además de que eran completamente dependientes de Su voluntad y soberanía.

Génesis 28:10–22 describe la aparición del Señor a Jacob en un sueño mientras se dirigía a Jarán en Mesopotamia, la región donde vive Labán, el hermano de Rebeca. Obligado al anochecer a dormir en el suelo con una piedra como almohada, Jacob sueña con una escalera que conecta la tierra con el cielo y está llena de ángeles que se movían en ambas direcciones. El Señor estaba en lo alto de la escalera y le hizo a Jacob las mismas promesas que le había hecho a Abrahán en el pasado. Dios también le promete a Jacob que estaría con él durante su viaje desde y hacia la tierra prometida. Jacob se despierta y adora al Señor, prometiendo hacer que el Señor se convirtiera en su Dios.

Isaac envió a Jacob lejos de su casa para encontrar una esposa en Mesopotamia, en Padán-aram, donde vivía el hermano de Rebeca. Primero, sin embargo, bendijo completamente a Jacob; por lo tanto, las promesas del pacto de Abrahán ahora pasarían directamente a través de Jacob. Esaú se casó con una de las hijas de Ismael para tratar de complacer a Isaac. El Señor se le apareció a Jacob en un sueño, y le ofreció personalmente las promesas de Abrahán, junto con la seguridad de que estaría con Jacob en Mesopotamia y cuando volviese de allí. Entonces, Jacob le promete que, si el Señor hace eso, haría que el Señor fuera su Dios, lo adoraría y le daría el diezmo.

El capítulo anterior concluyó con Rebeca animando a Jacob a que huyera por su vida hacia la casa de su hermano en Mesopotamia para escapar de la ira de Esaú. En este capítulo, Isaac también le dijo a Jacob que se fuera a vivir con Labán con el fin de encontrar una esposa que no fuera cananea. Al escuchar esto, Esaú se casó con una de las hijas de Ismael. De camino a Mesopotamia, el Señor se le apareció a Jacob en un sueño. Dios le hizo personalmente las promesas del pacto de Abrahán y le dijo a Jacob que estaría con él. Con asombro y temor, Jacob le cambió el nombre a ese lugar, y le puso Betel, "casa de Dios", y prometió adorar al Señor como su Dios. En el próximo capítulo, Jacob probará su propia medicina, y será victima de una engaño mientras se encontraba en el proceso de encontrar una esposa.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.