Génesis 4:5 - Printer Friendly

LBLA: pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó.

NBLA: pero no miró con agrado a Caín y su ofrenda. Caín se enojó mucho y su semblante se demudó.

NVI: pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.

RV1960: pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

JBS: y a Caín y a su presente no miró. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Los versículos anteriores revelaron que los hermanos Caín y Abel tenían una relación con Dios. Ambos le llevaron ofrendas de sus respectivas áreas de trabajo. Caín le llevó cosechas de la tierra en las que trabajaba como agricultor. Abel, un pastor de ovejas, le llevó porciones de grasa de un cordero primogénito sacrificado. Aunque esta parte de las Escrituras no nos dan razones específicas del por qué, Dios favoreció a Abel y su ofrenda.

También sin muchos detalles, este versículo nos dice que Dios no tuvo en cuenta a Caín y su ofrenda. A menos que se les haya dicho a los hermanos que trajeran sacrificios de animales, la respuesta de Dios puede parecernos un poco injusta al principio. Más adelante en este libro, Dios será claro a la hora de exigirles sacrificios de animales a Su pueblo. ¿Había sido Dios claro con Caín sobre lo que prefería? ¿Estaba Caín ofreciendo algo menos que sus "primeros frutos", en comparación con lo que estaba ofreciendo Abel? En realidad, no lo sabemos.

Parece más probable que Dios rechazara la ofrenda de Caín por el corazón de Caín y no simplemente por la ofrenda física que le llevara a Dios. Esta idea se apoya en comentarios del Nuevo Testamento como 1 Juan 3:12. La respuesta enojada de Caín definitivamente nos revela que Caín tenía un corazón oscuro. En lugar de ser susceptible a la enseñanza, ansioso por cambiar y mejorar su ofrenda o mejorarse a sí mismo para agradar a Dios, Caín se enoja, y "decayó su semblante".

En los siguientes versículos, Dios le advertirá a Caín gentil y amorosamente acerca de las consecuencias que podría traer el hecho de elegir la ira en lugar de la voluntad de cambiarse a sí mismo para agradarle a Dios. La decisión de Caín de elegir en última instancia la ira y la violencia en lugar de la sumisión nos acaba diciendo mucho sobre el estado de su corazón después de todo (Génesis 4:8).

Génesis 4:1–16 narra el comienzo de la historia humana a raíz del pecado de Adán y Eva y la separación de Dios. Este pasaje detalla el asesinato de Abel por su hermano mayor Caín, el primer hijo de Adán y Eva. Caín y Abel trabajan la tierra y cuidan ovejas. Los dos adoran a Dios, pero Caín mata a Abel en un ataque de envidia por el rechazo que Caín ha recibido por parte de Dios debido a su ofrenda. El primer ser humano nacido en la tierra se convierte en el primer asesino. Dios obliga a Caín a dejar a su familia y vagar por la tierra, pero Dios también marca a Caín con la promesa de que quienquiera que lo matara, recibiría un castigo más severo aún y la venganza de Dios.

Las consecuencias del pecado se hacen evidentes en el capítulo 4: envidia, arrogancia, rebelión, asesinato, castigo, separación de la familia y separación de Dios. El primogénito de Adán y Eva, Caín, asesina celosamente a su hermano Abel y lo pierde todo. Adán y Eva los pierden a ambos. Los descendientes de Caín incrementan su pecaminosidad. Sin embargo, Dios ayuda a Eva en el parto e incluso protege a Caín mientras deambula por la Tierra. Eva sigue siendo una mujer de fe, incluso después de haber sufrido tanto; y los hijos de Set, nacidos después del asesinato de Abel, se convierten en un pueblo que proclamaría el nombre del Señor.

Los primeros tres capítulos del Génesis nos explican la creación y la pérdida del paraíso, ya que Adán y Eva se separaron de Dios tanto física como espiritualmente. Sin embargo, su relación con Dios no se había terminado. Eva reconoció que Dios la había ayudado para dar a luz a su hijo Caín y luego a Set. Caín y Abel adoraron a Dios hasta que Caín mató a Abel. Dios protegió a Caín, cuyos descendientes se volvieron hombres y mujeres innovadores, ingeniosos, arrogantes y violentos. Los descendientes de Set, sin embargo, comenzaron a invocar el nombre del Señor. Este capítulo une la historia del Génesis desde nuestros orígenes finales hasta la historia de Noé, la cual comienza en el siguiente capítulo.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.