Génesis 49:4 - Printer Friendly

LBLA: Incontrolable como el agua, no tendrás preeminencia, porque subiste a la cama de tu padre, y la profanaste: él subió a mi lecho.

NBLA: Incontrolable como el agua, no tendrás preeminencia, Porque subiste a la cama de tu padre, Y la profanaste: él subió a mi lecho.

NVI: Impetuoso como un torrente, ya no serás el primero: te acostaste en mi cama; profanaste la cama de tu propio padre.

RV1960: Impetuoso como las aguas, no serás el principal, Por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.

JBS: Corriente como las aguas, no seas el principal; por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.

Jacob estaba compartiendo una profecía en su lecho de muerte, que predecía el destino de las generaciones que vendrían de sus doce hijos. En el versículo anterior, Jacob describió el elevado estatus de Rubén como el primogénito (Génesis 49:3). Normalmente, esto identificaría a Rubén como el más prestigioso entre sus hermanos. Sin embargo, tal y como lo explica Jacob, Rubén perdió esa posición para siempre.

Aunque los detalles son pocos, lo que está registrado en Génesis 35:22 es muy perturbador. Después de la muerte de la amada esposa de Jacob, Raquel, Rubén aparentemente tuvo relaciones sexuales con Bilá, una de las dos siervas-esposas de Jacob. Bilá era algo así como la madrastra de Rubén, así como la esposa de su padre. Las Escrituras no nos dan ninguna razón por la que Rubén pudiera haber hecho tal cosa. Es posible que estuviera tratando de rebelarse contra Jacob, para afirmar su dominio y asumir el liderazgo de la familia en un momento de debilidad de Jacob.

Todo lo que Génesis nos ha revelado hasta ahora es que Jacob (Génesis 35:10–11) se enteró de este acto atroz. El hecho de que las Escrituras no registraran un castigo inmediato para Rubén no significa que esto no hubiera pasado; sin embargo, sabemos que todo lo que sucedió no se incluyó durante ese pasaje. Aquí vemos que Jacob no se había olvidado de este acto de ninguna manera. Ese pecado se dio como la razón por la que Rubén perdió el estatus de primogénito.

Jacob dijo que Rubén era "impetuoso como las aguas". Los eruditos no tienen claro qué significa exactamente esa frase, pero la falta de convicción es algo que caracteriza a los descendientes de Rubén durante todo el Antiguo Testamento (Jueces 5:15–16). Además, nunca se asociarían profetas, reyes o jueces con la tribu de Rubén.

Esto le sirvió a Israel como una clara advertencia. Dios responsabilizó a su pueblo por el pecado, incluso cuando las circunstancias les hicieron parecer que se habían "salido con la suya". Además, Dios considera santo el lecho matrimonial (Hebreos 13:4). Profanarlo, tal y como lo había hecho Rubén, finalmente trajo serias consecuencias para su vida.

Génesis 49:1–7 inicia los comentarios proféticos de Jacob sobre sus hijos, comenzando con Rubén, Simeón y Leví. Estos aparecen en el contexto de una "bendición" familiar, aunque no todas las predicciones son positivas. La bendición principal ya se les había otorgado a los dos hijos mayores de José (Génesis 48:5–6). Aquí, los tres hijos mayores de Jacob son castigados por los pecados que cometieron anteriormente. Rubén perdió sus derechos de primogénito, y Jacob predijo que Levi y Simeón acabarían formando parte de las otras tribus de Israel.

Génesis 49 contiene los últimos comentarios proféticos de Jacob. En forma de poesía, Jacob pronuncia "bendiciones" positivas y negativas sobre cada uno de sus 12 hijos y las personas que vendrían de ellos. Rubén, Simeón y Leví deben rendir cuentas por sus pecados pasados. Judá se describe como un león; la línea real vendría de su pueblo. A José y a su descendencia se les ofrecen muchas bendiciones. Una vez que se completa el oráculo, Jacob les ordena a sus hijos que lo entierren con sus padres en Canaán. Finalmente, Israel (Génesis 35:10–11) exhala su último suspiro y muere.

Después de una vida de lucha y controversia, la familia de Jacob se asentó finalmente en Egipto. Génesis 48 nos habla de la bendición que Jacob puso sobre los dos hijos mayores de José: Efraín y Manasés. En Génesis 49, Jacob hizo algunas predicciones tanto positivas como negativas acerca de cada uno de sus hijos uno por uno. Jacob luego les ordenó a sus hijos que lo enterraran en Canaán. Después de eso, Jacob falleció. El capítulo final de Génesis nos describirá el luto de la familia y la muerte de José. Los versículos iniciales del libro del Éxodo avanzaron unos 400 años en el tiempo, un momento en que los israelitas se convirtieron en esclavos de los nuevos gobernantes egipcios (Éxodo 1:8–14).

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.