El estatus de Matusalén como la persona más anciana que se registra en la Biblia es la razón por la que su nombre se usa a menudo en forma de broma. Hoy día, la gente a veces dice que las personas que tienen muchos años son tan viejos como "Matusalén". A los 969 años, Matusalén no solo vivió más de 200 años al mismo tiempo que Adán, sino que presenció el mundo antes del gran diluvio.

La larga esperanza de vida de este capítulo puede atribuírsele a muchas causas diferentes. La tierra de esta era estaba libre de la mayoría de las enfermedades y la contaminación. El aire, la comida y el agua eran puros; y la humanidad aún no había sufrido los efectos del deterioro genético que experimentamos hoy. Entonces, dado que tanto la biología como los entornos humanos eran "completamente nuevos", no es sorprendente imaginar que las personas sobrevivieran hasta llegar a una vejez extraordinaria. Incluso hoy en día, la biología moderna sugiere que la duración de la vida está mucho más influenciada por la biología y el medio ambiente que por cualquier otra cosa: los seres vivos mueren a causa de la corrupción.

En algunos aspectos, la historia de Matusalén es como las otras historias que se han registrado en esta genealogía; su historia termina con la frase "y murió". Matusalén engendró a muchos hijos e hijas. Sin embargo, hay algunos aspectos de su vida que son notables. Entre estos, por supuesto, se encuentran su larga vida y el destino inusual de su padre, Enoc (Génesis 5:24). Matusalén también sobrevive a su hijo, Lamec, que morirá cinco años antes que él.

El nombre de Matusalén puede interpretarse de dos maneras: "hombre del dardo" o "su muerte trae juicio". Resulta que, de acuerdo con las edades que se presentan en este capítulo, Matusalén morirá el mismo año del diluvio. Esto, combinado con el hecho de que Matusalén nació antes de la muerte de Adán, es especialmente importante. Justo hasta el punto de la destrucción, la humanidad todavía tenía acceso a relatos de segunda mano sobre los orígenes de toda la humanidad. El capítulo 6 de Génesis describe a la humanidad al final de la vida de Matusalén como una humanidad profundamente depravada (Génesis 6:5); y, sin embargo, la historia de la humanidad no se perdió en absoluto, ya que había hombres y mujeres caminando por la tierra que habían visto, personalmente, lo que había sucedido en el pasado y quién era Dios. Esto hace que la profundidad del pecado durante la era de Noé fuera aún más trágica.

Lo que también es intrigante sobre Matusalén son las preguntas sobre su vida y su carácter. Claramente, la mayoría de sus hijos no eran seguidores de Dios, quien solo llegaría a rescatar a Noé de todos sus descendientes. Estrictamente hablando, no sabemos nada sobre Matusalén o su relación con Dios y, por lo tanto, pudo haber sido devoto a Dios como su padre o haber caminado en la oscuridad del pecado. El hecho de que muriera el mismo año que la inundación podría incluso significar que el diluvió fue lo que finalmente acabó con su vida. Simplemente no los sabemos.

Génesis 5:1–32 funciona como un puente de genealogía que conecta el tiempo de Adán y su hijo Set con el tiempo de Noé. Esto transporta el registro histórico de la Biblia hasta la era del diluvio. Esta genealogía también proporciona un pequeño pero útil conjunto de detalles: los primeros humanos vivieron mucho tiempo, tuvieron muchos hijos y todos murieron como resultado del omnipresente pecado humano. Enoc es la excepción que confirma la regla, ya que fue elogiado por caminar con Dios, quien se lo llevó de la tierra sin haber experimentado la muerte. A pesar de la presencia de adoradores de Dios como Adán y Set, el hombre rápidamente descenderá hasta llegar a alcanzar un nivel de iniquidad horrible, tal y como se verá en el capítulo 6. La venida de Noé al final de este capítulo nos preparará para el momento en el que Dios decidirá castigar los pecados de la humanidad.

El capítulo 5 utiliza una genealogía simple de los descendientes de Adán a través de Set para vincular a los primeros humanos con la época de Noé y el diluvio. En las generaciones posteriores al huerto, los seres humanos viven vidas extraordinariamente largas, tienen un gran número de hijos y continúan estando en relación con Dios, aunque separados de Él física y espiritualmente. La descripción de que Dios "se llevó" a Enoc es la excepción que confirma la regla: no importa cuánto tiempo viva una persona, el pecado siempre la conduce hasta la muerte.

Génesis 4 termina con el nacimiento del hijo de Set, Enós, y una declaración de que la gente había comenzado a invocar el nombre del Señor. El capítulo 5 detalla las generaciones que vinieron desde Adán hasta Set y Noé, conectando el tiempo de Adán y Set con el tiempo de Noé y sus hijos, tal y como se describe en el capítulo 6. Todo esto preparó el trasfondo para el juicio que Dios iba a traer sobre el pecado generalizado de la humanidad durante el diluvio.

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.

Accessed 11/21/2024 7:08:00 PM

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