Génesis 8:14 - Printer Friendly

LBLA: Y en el mes segundo, el día veintisiete del mes, estaba seca la tierra.

NBLA: En el mes segundo, el día veintisiete del mes, la tierra estaba seca.

NVI: Para el día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya completamente seca.

RV1960: Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.

JBS: Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.

El versículo anterior marcaba el día en que Noé quitó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba seca. Al menos "la faz de la tierra" parecía estar lista para albergar vida de nuevo. Sin embargo, las apariencias engañan. No sabemos exactamente por qué Noé esperó tanto para liberar a los ocupantes del arca; quizás el suelo estaba seco, pero aún no lo suficientemente seco para albergarlos a todos; quizás Noé estaba esperando a que Dios le dijera que era el momento de desembarcar (Génesis 8:15). Casi dos meses después, la tierra se acabó secando.

Dios cerró el arca de Noé el séptimo día del segundo mes de su sexagésimo año (600). Noé salió del arca el día veintisiete del segundo mes de su año 601. Usando el calendario de 360 días del Antiguo Testamento, todo esto suma un año y diez días. Sumando los días en este relato, acabamos teniendo 150 días de inundaciones, 150 días de aguas en retroceso y setenta días de espera hasta que la tierra finalmente se secó.

Dios dejará claro, en el próximo versículo, que finalmente había llegado el momento de que los últimos humanos de la tierra y todos los animales del arca abandonaran el arca y comenzaran a repoblar la tierra una vez más.

Génesis 8:1–19 describe el proceso que Dios comenzó para secar la tierra después del diluvio. Noé, su familia y los animales esperaron a que las aguas retrocedieran. Entonces, Noé comienza a usar aves para saber si había tierra seca cerca del arca. Cuando finalmente es el momento adecuado, un año después de que entraran en el arca, Dios les ordena a Noé, a su familia y a todos los animales que abandonen el arca. La misión que Dios les dio fue repoblar la tierra, multiplicarse y comenzar de nuevo.

Incluso cuando toda la vida en la tierra estaba siendo destruida, Dios no se olvidó de Noé y los animales, y finalmente detuvo el diluvio, el cual fluía desde el cielo hasta la tierra y viceversa. Dios también hace que sople un gran viento que comienza a secar la tierra. El arca se posa sobre las montañas de Ararat. Allí, sus ocupantes esperaron a que bajara el agua de la inundación. Después de un año completo a bordo, Noé, su familia y los animales finalmente desembarcaron. Noé construyó un altar para adorar a Dios y le ofreció sacrificios de animales. Dios se comprometió tanto a no maldecir nunca más la tierra tal y como lo hizo a través del diluvio, como a no destruir toda la vida en la tierra ni una vez más.

Génesis 6 y 7 nos explican los eventos que condujeron hasta el diluvio y la catástrofe real en sí. Después de que la devastación y la destrucción terminaran, Dios comenzó a secar la tierra en Génesis 8. Las aguas retrocedieron, Noé y los animales finalmente salieron del arca después de haber estado un año a bordo, y Noé le ofreció sacrificios de animales a Dios para adorarlo. Dios se comprometió a nunca más volver a aniquilar toda la vida en la tierra de esa manera. Mientras la tierra existiera, los seres vivos disfrutarían de los ciclos del día, la noche y las estaciones. Los siguientes capítulos describen la manera en que la humanidad repobló la tierra, lo que condujo inevitablemente a que Dios interviniera de nuevo, esta vez en la Torre de Babel (Génesis 11).

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.