Génesis 8:4 - Printer Friendly

LBLA: Y en el mes séptimo, el día diecisiete del mes, el arca descansó sobre los montes de Ararat.

NBLA: Y en el día diecisiete del mes séptimo, el arca descansó sobre los montes de Ararat.

NVI: El día diecisiete del mes séptimo el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat,

RV1960: Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.

JBS: Y reposó el arca en el mes séptimo, a diecisiete días del mes, sobre los montes de Armenia.

Una vez más, Génesis nos da una fecha específica en la historia del mundo en la que ocurrió un evento importante. La primera se nos dio en Génesis 7:11, el día en el que llegaron las primeras lluvias. Esto ocurrió en el año 600 de la vida de Noé, el día diecisiete del segundo mes. Ahora el arca se posa sobre las montañas de Ararat el día diecisiete del séptimo mes. En total, cinco meses del Antiguo Testamento, o 150 días.

¿Por qué es importante todo esto? El escritor quiere mostrarnos que el diluvio fue un evento histórico genuino marcado por fechas reales en el calendario. El autor de este pasaje no pretende que este evento se vea como un mito, una metáfora espiritual o una parábola. La intención es presentar la historia física real, tal y como pasó en la historia. Estas fechas también ayudarán a medir el tiempo después del diluvio en la era posterior de la vida de Noé.

Además, el escritor quiere que veamos que el arca de Noé se posó en un lugar geográfico real del mundo: las montañas de una región llamada Ararat. Los primeros lectores de Génesis probablemente supondrían que esa área estaba al norte de Asiria, la cual más tarde sería conocida como Armenia. Esta es probablemente la misma región que conocemos hoy, la cual se sitúa el este de Turquía, el sur de Rusia y el noroeste de Irán.

Aunque muchos han especulado e incluso han buscado el arca, el texto no nos da una ubicación específica sobre el lugar donde "atracó". En realidad, no hay razón para pensar que el arca hubiera podido sobrevivir hasta ese momento. Cualquier madera a bordo del arca (y en el arca) habría sido extremadamente valiosa para tanto la construcción como para el combustible, y es poco probable que sobreviviera varios miles de años.

Génesis 8:1–19 describe el proceso que Dios comenzó para secar la tierra después del diluvio. Noé, su familia y los animales esperaron a que las aguas retrocedieran. Entonces, Noé comienza a usar aves para saber si había tierra seca cerca del arca. Cuando finalmente es el momento adecuado, un año después de que entraran en el arca, Dios les ordena a Noé, a su familia y a todos los animales que abandonen el arca. La misión que Dios les dio fue repoblar la tierra, multiplicarse y comenzar de nuevo.

Incluso cuando toda la vida en la tierra estaba siendo destruida, Dios no se olvidó de Noé y los animales, y finalmente detuvo el diluvio, el cual fluía desde el cielo hasta la tierra y viceversa. Dios también hace que sople un gran viento que comienza a secar la tierra. El arca se posa sobre las montañas de Ararat. Allí, sus ocupantes esperaron a que bajara el agua de la inundación. Después de un año completo a bordo, Noé, su familia y los animales finalmente desembarcaron. Noé construyó un altar para adorar a Dios y le ofreció sacrificios de animales. Dios se comprometió tanto a no maldecir nunca más la tierra tal y como lo hizo a través del diluvio, como a no destruir toda la vida en la tierra ni una vez más.

Génesis 6 y 7 nos explican los eventos que condujeron hasta el diluvio y la catástrofe real en sí. Después de que la devastación y la destrucción terminaran, Dios comenzó a secar la tierra en Génesis 8. Las aguas retrocedieron, Noé y los animales finalmente salieron del arca después de haber estado un año a bordo, y Noé le ofreció sacrificios de animales a Dios para adorarlo. Dios se comprometió a nunca más volver a aniquilar toda la vida en la tierra de esa manera. Mientras la tierra existiera, los seres vivos disfrutarían de los ciclos del día, la noche y las estaciones. Los siguientes capítulos describen la manera en que la humanidad repobló la tierra, lo que condujo inevitablemente a que Dios interviniera de nuevo, esta vez en la Torre de Babel (Génesis 11).

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.