Génesis 8:5 - Printer Friendly

LBLA: Las aguas fueron decreciendo paulatinamente hasta el mes décimo; y el día primero del mes décimo, se vieron las cimas de los montes.

NBLA: Las aguas fueron decreciendo lentamente hasta el mes décimo; y el día primero del mes décimo, se vieron las cimas de los montes.

NVI: y las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas.

RV1960: Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.

JBS: Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cabezas de los montes.

El versículo anterior nos dijo que el arca se posó en las montañas de Ararat en una fecha específica: el día diecisiete del séptimo mes del año 600 de Noé. Las aguas continuaron retrocediendo constantemente de la tierra, pero aún se tuvo que esperar hasta el primer día del décimo mes para que se empezaran a ver las cimas de las montañas. Eso es alrededor de otros dos meses y medio, o diez semanas.

Esta es la tercera fecha específica que se nos da durante la historia del diluvio. La fecha en que la tierra finalmente comenzó a aparecer sobre las aguas fue lo suficientemente significativa como para incluirla en la línea de tiempo oficial. Una razón importante para incluir estas fechas y lugares específicos en la historia de la inundación es que los lectores sepan que este fue un evento histórico. Está claro que el autor cree que estos eventos les sucedieron a personas reales en el mundo real; por lo tanto, esta historia no estaba destinada a entenderse como un mito que sucedió en tiempos anteriores más allá de donde la memoria nos puede llegar, o como una mera parábola en algún mundo de fantasía. Dios tenía la intención de que la historia del diluvio se creyera y se tomara en serio.

Génesis 8:1–19 describe el proceso que Dios comenzó para secar la tierra después del diluvio. Noé, su familia y los animales esperaron a que las aguas retrocedieran. Entonces, Noé comienza a usar aves para saber si había tierra seca cerca del arca. Cuando finalmente es el momento adecuado, un año después de que entraran en el arca, Dios les ordena a Noé, a su familia y a todos los animales que abandonen el arca. La misión que Dios les dio fue repoblar la tierra, multiplicarse y comenzar de nuevo.

Incluso cuando toda la vida en la tierra estaba siendo destruida, Dios no se olvidó de Noé y los animales, y finalmente detuvo el diluvio, el cual fluía desde el cielo hasta la tierra y viceversa. Dios también hace que sople un gran viento que comienza a secar la tierra. El arca se posa sobre las montañas de Ararat. Allí, sus ocupantes esperaron a que bajara el agua de la inundación. Después de un año completo a bordo, Noé, su familia y los animales finalmente desembarcaron. Noé construyó un altar para adorar a Dios y le ofreció sacrificios de animales. Dios se comprometió tanto a no maldecir nunca más la tierra tal y como lo hizo a través del diluvio, como a no destruir toda la vida en la tierra ni una vez más.

Génesis 6 y 7 nos explican los eventos que condujeron hasta el diluvio y la catástrofe real en sí. Después de que la devastación y la destrucción terminaran, Dios comenzó a secar la tierra en Génesis 8. Las aguas retrocedieron, Noé y los animales finalmente salieron del arca después de haber estado un año a bordo, y Noé le ofreció sacrificios de animales a Dios para adorarlo. Dios se comprometió a nunca más volver a aniquilar toda la vida en la tierra de esa manera. Mientras la tierra existiera, los seres vivos disfrutarían de los ciclos del día, la noche y las estaciones. Los siguientes capítulos describen la manera en que la humanidad repobló la tierra, lo que condujo inevitablemente a que Dios interviniera de nuevo, esta vez en la Torre de Babel (Génesis 11).

El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.