Hebreos 7:5 - Printer Friendly

LBLA: Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque éstos son descendientes de Abraham.

NBLA: Y en verdad los hijos (descendientes) de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la Ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque éstos son descendientes de Abraham.

NVI: Ahora bien, los descendientes de Leví que reciben el sacerdocio tienen, por ley, el mandato de cobrar los diezmos del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque estos también son descendientes de Abraham.

RV1960: Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.

JBS: Que ciertamente los que de los hijos de Leví toman el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la Ley, es a saber, de sus hermanos aunque también ellos hayan salido de los lomos de Abraham.

Esta sección de las Escrituras reúne varias ideas dentro de un argumento que es algo complejo en su conjunto. La idea general es que Melquisedec (Génesis 14:18) es una figura superior a Abrahán y, por extensión, una figura superior a los sacerdotes de la nación de Israel del Antiguo Testamento. Melquisedec recibió un diezmo de Abrahán, aunque Melquisedec existió mucho antes del sacerdocio levítico y no era parte de la familia de Abrahán. Esto demuestra que Abrahán era una figura menor que Melquisedec, y él era muy consciente de ello.

Los sacerdotes del Antiguo Pacto también recibieron diezmos, pero lo hicieron de sus compañeros israelitas. Todo esto se hizo bajo el sacerdocio de Aarón, del cual el autor continuará hablando con más detalle. Al pensarlo bien, incluso ellos le pagaron un diezmo a Melquisedec, ya que eran descendientes de Abrahán (Hebreos 7:10). Así, el diezmo que Abrahán le dio a Melquisedec es más importante y significativo que el que recogían los sacerdotes de Israel bajo la ley de Moisés.

Hebreos 7:1–10 presenta el argumento central del autor sobre la superioridad de Jesucristo. Melquisedec, una figura de la historia de Abrahán en el Antiguo Testamento, es la principal evidencia que se nos ofrece aquí. En este segmento, el autor muestra cómo Melquisedec era superior a Abrahán, ya que Abrahán le pagó un diezmo a Melquisedec. Esto trae consigo ciertas implicaciones acerca del sacerdocio de Melquisedec, así como también acerca del sacerdocio durante la era del Antiguo Testamento. A continuación, el autor mostrará cómo el sacerdocio de Jesús, simbolizado por Melquisedec, es superior al de la ley levítica.

Cuando Abrahán se reunió con Melquisedec en el Antiguo Testamento, lo honró con diezmos. Esto muestra que Abrahán reconoció la superioridad de Melquisedec. Dado que el Antiguo Pacto no era perfecto, el cual estaba basado en sacerdotes y sacrificios de carácter limitado, es inferior al sacerdocio de Melquisedec, el cual es interminable. Jesucristo cumple la promesa de Dios de establecer un sacerdote "eterno" de una manera que satisfaga perfectamente nuestras necesidades.

Los capítulos 5 y 6 se desviaron del tema principal para presentar una advertencia sobre la infidelidad y la apostasía. El capítulo 7 vuelve al tema de Melquisedec, quien representa un momento misterioso pero importante en la historia del Antiguo Testamento. Aquí, el autor nos mostrará cómo Melquisedec era superior a Abrahán, y que el sacerdocio de Melquisedec es superior al de Aarón. Esto nos dirige hacia los siguientes capítulos, los cuales muestran cómo Jesucristo cumple perfectamente con nuestra salvación en formas que el Antiguo Pacto no podía hacerlo.

El libro de Hebreos está destinado a desafiar, animar y darles fuerza a los creyentes cristianos. Según esta carta, Jesucristo es superior a todos los demás profetas y a todas las demás afirmaciones que existen sobre la verdad. Dado que Dios nos ha dado a Cristo, debemos escuchar lo que Él dice y no retroceder. Las consecuencias de ignorar a Dios son espantosas. Hebreos es importante ya que se basa en muchas porciones del Antiguo Testamento para defender que Cristo es la máxima y perfecta expresión del plan que Dios tenía para la humanidad. Este libro presenta algunas ideas difíciles sobre la fe cristiana, algo que el autor enfatiza en varias ocasiones.