Marcos 1:31 - Printer Friendly

LBLA: Jesús se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.

NBLA: El se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.

NVI: Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

RV1960: Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.

JBS: Entonces llegando él, la tomó de su mano y la levantó; y luego la dejó la fiebre, y les servía.

En lugar de decirle a la suegra de Simón Pedro que ella había sido sanada, Jesús aquí actúa a través de una acción personal. Esto se puede considerar como algo raro: los rabinos en ese momento no tocaban a las mujeres. La manera en que Jesús sana a esta mujer deja en claro que él es el responsable de la curación, y lo hizo sin decir ni una palabra; de hecho, no se nos dice si la suegra de Pedro estaba cerca de la muerte, pero la curación instantánea muestra el poder de la autoridad de Jesús y la integridad de Su obra. Al igual que la boda en Caná, cuando Jesús no solo convierte el agua en vino, sino en el mejor vino que el maestro de la fiesta había bebido (Juan 2:1–11), los milagros de Jesús van más allá de hacer que la situación sea tolerable, y hacen que podamos experimentar las bendiciones de Dios en su plenitud.

Antes de que Jesús llamara a Simón Pedro para seguirlo, Jesús consiguió una captura de peces tan grande que casi inundó dos barcos debido a su peso (Lucas 5:4–7). Las necesidades financieras de la familia de Simón Pedro se habrían resuelto durante un tiempo gracias a esto. Aquí, Jesús le muestra a Simón Pedro que el quiere cuidar a su familia más allá del ámbito financiero. La Biblia no promete que siempre estaremos sanos o seguros, pero Dios nos proporcionará exactamente con lo que necesitamos para el ministerio; aparentemente, en el caso de Pedro, esto significa saber que su familia iba a estar protegida.

La suegra de Simón Pedro comienza a servirles a los hombres tan pronto como se cura. Dios sana siempre con un propósito en mente, y a menudo ese propósito es equiparnos para servirle a él y a los demás. Esto es definitivamente cierto con la curación espiritual. Cuando se nos rescata de la esclavitud del pecado, nos convertimos en siervos de Dios (Romanos 6:18). Esa es la vida real, la que todos nosotros deberíamos añorar (Romanos 6:11).

Marcos 1:21–45 abre una sección más larga que describe el ministerio de curación y predicación de Jesucristo. En este segmento, Jesús impresiona a los espectadores con Su dominio de las Escrituras. También sorprende a las personas con Su estilo autoritario. Durante Su enseñanza, Jesús sana a un hombre que estaba siendo afectado por una posesión demoníaca. La publicidad resultante trae una multitud masiva a la casa de Simón Pedro, donde Jesús se estaba hospedando. Jesús cura a la suegra de Pedro de una fiebre, y cura a un leproso, antes de abandonar la región para continuar Su ministerio.

El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.

El primer capítulo del Evangelio de Marcos establece el contexto para el resto de la historia. La escritura de Marcos es concisa, llena de acción y corta en detalles. En unos pocos versículos, Marcos establece la transición del ministerio desde Juan el Bautista en el desierto hasta los milagros de curación y la predicación de Jesucristo. Este primer capítulo incluye el llamado de los primeros discípulos de Jesús, Sus primeros milagros y Sus primeras enseñanzas. Esto establece el patrón que se muestra a lo largo del Evangelio de Marcos, donde Jesús mezcla Su enseñanza con señales milagrosas.