Marcos 11:16 - Printer Friendly

El Monte del Templo está en el borde oriental de Jerusalén, al norte del centro. La cima del monte es una meseta, de aproximadamente 1,575 de longitud y 980 pies de amplitud, (480 por 300 en metros). Hay dos caminos principales al este de la ciudad, que conducen a Betania, Jericó y Perea, por donde los judíos viajan para sortear Samaria en su camino hacia Galilea. Se accede fácilmente a la carretera más al norte a través de la Puerta de las Ovejas en el borde norte del Monte del Templo; o se puede llegar dando la vuelta a la fortaleza militar romana en la esquina noroeste del Monte del Templo.

El camino más directo hacia el este es a través de la Puerta Este del Monte del Templo. Para cualquiera que quiera ir al lugar situado entre la ciudad alta de Jerusalén, donde viven la aristocracia y los sacerdotes, y el lado este de Judea, cruzar el Monte del Templo es la ruta más corta. El camino de la ciudad baja, donde viven los comerciantes, está en el extremo sur; el camino más directo hacia el este también se accede a través de la Puerta Este del Monte del Templo.

Los creyentes modernos, incluso los cristianos, no tienen la misma relación con los lugares físicos de adoración que los judíos tenían con el templo. Las iglesias modernas son más parecidas a las sinagogas, donde los judíos se reunían para enseñar y discutir las Escrituras. La gente moderna usa las iglesias para bodas, comidas, estudios bíblicos y eventos para adolescentes. Algunas iglesias no poseen edificios dedicados, sino que se reúnen en escuelas, centros comerciales, y hogares. Mientras nos esforzamos por mantener las iglesias limpias y ordenadas, nos damos cuenta de que el edificio de la iglesia no es el "templo". Más bien, nosotros somos el templo (1 Corintios 3:16–17; 6:19–20). Por lo tanto, no tenemos que ir al edificio de una iglesia para encontrarnos con Dios; podemos encontrarnos con él en cualquier lugar porque el Espíritu Santo vive dentro de los creyentes.

Sin embargo, no era así para los judíos. Dios se encontraba con los judíos en el templo. Antes de que se perdiera el arca del pacto, Dios se cernía sobre ella. Llevar enseres domésticos, cambiar dinero y vender pájaros en el patio del templo no es lo mismo que poner una librería en el vestíbulo de una iglesia; para ponerlo en contexto, esto es sería como hacer una venta de objetos de segunda mano en la sala del trono de un emperador.

Marcos 11:15–19 muestra a Jesús expulsando a los comerciantes corruptos de los terrenos del templo. Los relatos de Mateo, Marcos y Lucas sobre el ministerio de Jesús coinciden, pero varían según los detalles que se mencionan y en el orden en el que aparecen. El evangelio de Juan fue escrito mucho más tarde y sigue una estructura diferente. Juan menciona a Jesús limpiando el templo tres años antes (Juan 2:13–17). Mateo y Lucas infieren que Jesús limpió el templo justo después de la entrada triunfal, mientras que Marcos podría estar insinuando que fue al día siguiente. Los eruditos creen que la historia de Juan es un evento completamente separado. La aparente discrepancia de Mateo se debe a que Mateo agrupó las dos mitades de la historia de la higuera en una sola historia. Lucas no menciona el incidente de la higuera en absoluto. Los pasajes paralelos a éste se pueden encontrar en Mateo 21:12–17 y Lucas 19:45–48.

Jesús y los discípulos llegan a Jerusalén una semana antes de la crucifixión, y Jesús comienza los últimos días de Su ministerio público. Pasan sus noches en el Monte de los Olivos y sus días en Jerusalén (Lucas 21:37). Jesús acepta elogios que usualmente se usan para un rey (Marcos 11:1–11), ataca la tradición materialista que impide que las personas adoren a Dios (Marcos 11:15–19), da una lección objetiva sobre el destino de una Jerusalén infructuosa (Marcos 11:12–14, 20–25), y revela la hipocresía de los líderes religiosos judíos (Marcos 11:27–33). A pesar del apoyo de la multitud, Jesús está "animando" a los líderes a pensar más y más en la crucifixión.

Los pasajes anteriores incluyeron varios milagros y lecciones de Jesús, y prepararon el camino para los últimos y dramáticos días de Su ministerio terrenal. En este capítulo, Jesús entra en Jerusalén con gran fanfarria y confronta abiertamente a los líderes religiosos locales por su hipocresía. Durante los próximos capítulos, Marcos continuará registrando algunas enseñanzas controvertidas, que condujeron hacia el arresto de Jesús y hacia los primeros juicios falsos, los cuales se registran en el capítulo 14.

El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.