Marcos 14:29 - Printer Friendly

Después de la comida pascual, Jesús les ha dicho a los discípulos que pronto será arrestado y que ellos se acabarían dispersando. Los Doce lo han seguido durante tres años. Los discípulos lo lo habían visto debatir con éxito con los líderes religiosos en muchas ocasiones, y saben que Jerusalén es un lugar peligroso para Jesús y trataron de convencerlo de que se mantuviera alejado (Juan 11:7–8). Tomás habló por todos ellos cuando dijo: "vamos también nosotros, para que muramos con él" (Juan 11:16). Los discípulos creen que están preparados para cualquier cosa.

"Escandalizar" proviene de la palabra raíz griega skandalizo, de la cual obtenemos la palabra en español "escándalo", la cual significa "tropezar, tentar al pecado o hacer que alguien abandone a quien está siguiendo". También se usa para la semilla que cae en el suelo rocoso y "tropieza" cuando se enfrenta a la persecución (Marcos 4:17). Jesús usa este término cuando condena a cualquiera que haga "pecar" a un niño (Marcos 9:42). La mayoría de las veces, sin embargo, skandalizo se traduce como "ofender". Los discípulos se sentirán tan ofendidos, tan profundamente repugnados, por lo que le suceda a Jesús, que lo abandonarán.

A Pedro se le dice que él incluso negará haberlo conocido. Pedro rechaza la advertencia de Jesús, y dice que él está dispuesto a enfrentarse a la prisión y la muerte (Lucas 22:33). De hecho, Pedro se acabaría enfrentando a ambos; Herodes encarcelará a Pedro y decapitará a Jacobo (Hechos 12:1–6); y la tradición de la iglesia dice que Pedro fue crucificado boca abajo, cumpliendo la profecía de Jesús en Juan 21:18–19. Esta noche, sin embargo, Pedro negará enérgicamente que conoce a Jesús tres ocasiones diferentes (Marcos 14:66–72) a una distancia a la que Jesús todavía podía oírlo (Lucas 22:61).

Afortunadamente, esta es una condición temporal. Pedro huirá llorando amargamente (Lucas 22:62). Los discípulos se dispersarán. Durante la crucifixión, solo Juan se llega a juntar con las mujeres en la cruz (Juan 19:25–26). Sin embargo, después de la resurrección, se reunen de nuevo (Juan 20:19–29), y después de que Jesús asciende al cielo, se unirán para comenzar la iglesia (Hechos 1:13–14).

El objetivo del sacrificio de Jesús es salvarnos de nuestros pecados, y no debería sorprendernos que esto incluya los pecados de Sus seguidores durante el sacrificio en sí mismo.

Marcos 14:26–31 ocurre cuando Jesús y los doce discípulos acaban de comerse la Pascua en un aposento alto de Jerusalén. Ahora están en el Monte de los Olivos, donde han pasado todas las noches de esta semana (Lucas 21:37). Después de una celebración tan íntima, Jesús les advierte a los discípulos que lo abandonarán, y Pedro, específicamente, negará conocerlo; pero Jesús no está tratando de avergonzar a los discípulos, sino que les está diciendo dónde encontrarlo después de Su resurrección. Esta advertencia de Jesús también se registra en Mateo 26:30–35, Lucas 22:31–34 y Juan 13:36–38.

Jesús es ungido en una anticipación simbólica de Su muerte. Judas decide cooperar en secreto con los líderes religiosos locales para arrestar a Jesús en secreto. Durante la comida de la Pascua, Jesús predice la traición por parte de Judas y la negación de Pedro. Jesús también instituye la Cena del Señor, también conocida como la comunión. Después de orar en el Monte de los Olivos, Jesús es capturado cuando Judas lo identifica junto a una muchedumbre hostil enviada por las autoridades judías. Jesús aguanta un juicio corrupto y prejuicioso que termina en una condena por blasfemia. Pedro, temiendo por su vida, miente acerca de conocer a Jesús, y más tarde recuerda la predicción de Jesús y rompe a llorar.

Jesús ha terminado Su ministerio de enseñanza pública y ahora se prepara para la crucifixión; Su lealtad y sacrificio proporcionarán los medios a través de los que Sus discípulos podrán ser perdonados por haberlo abandonado. A continuación, los romanos, como representantes de los gentiles a lo largo de la historia, se unirán a los judíos y matarán a Jesús. Jesús será sepultado, pero resucitará con la promesa de que Su sacrificio redimirá al mundo. Mateo 26 y Lucas 22 siguen más de cerca a Marcos 14, mientras que Juan 13:1–18:27 registra más información sobre la enseñanza de Jesús en el aposento alto.

El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.