Marcos 6:40 - Printer Friendly

Mucho se ha dicho sobre Jesús dividiendo a la gente en grupos de cincuenta y cien, y no está claro si las mujeres y los niños se contaron en esos grupos o solo los hombres, lo que significa que los grupos podrían haber sido incluso más grandes. Los israelitas se separaron de manera similar en grupos más manejables (éxodo 18:21) y el ejército romano también se dividía en unidades más pequeñas. Esto podría estar enfatizando una verdad más simple: que Dios nos diseñó para vivir en comunidad, y no para vivir solos o vivir en ciudades con millones de personas.

Dios llamó a Moisés para que sacara a los israelitas de Egipto. Esto incluía a unos 600,000 hombres que tenían la capacidad de servir como soldados. Si incluimos en este número de personas a las mujeres, a los niños y a las personas mayores que ya no podían ofrecer ningún tipo de servicio militar, el número pudo haber superado los dos millones. Al principio, Moisés fue el único juez disponible para escuchar las quejas del pueblo y decirle a la gente lo que debían hacer. Su suegro señaló que hacer eso solo era prácticamente imposible. Moisés siguió su consejo y "pues de entre todo Israel escogió hombres respetables y los puso a cargo del pueblo como jefes de grupos de mil, cien, cincuenta y diez personas" (éxodo 18:25).

Esta organización continuó, de manera más flexible, en la iglesia. Los ancianos, también llamados pastores o supervisores, y los diáconos, tienen dos roles muy diferentes. Aún así, el Nuevo Testamento no dice que estos grupos solo deberían tener autoridad sobre grupos específicos dentro de sus iglesias. En cambio, todos deben compartir el trabajo que están desempeñando. Al trabajar en grupos más pequeños, es más fácil conocer de primera mano cualquier problema que pudiera surgir y saber cómo solucionarlo. Jesús predicó y alimentó a una congregación similar a la de una mega-iglesia, pero Jesús dividió el trabajo entre varias personas para que el trabajo se pudiera llevar a cabo.

Marcos 6:33–44 nos presenta una alimentación milagrosa que Jesús les ofrece a miles de personas. Los Doce han trabajado tan duro durante su primer viaje misionero que no han tenido tiempo para comer (Marcos 6:31), y una multitud exigente frustra su intento de descansar un poco. En lugar de evitar a las personas, Jesús las sana (Mateo 14:14) y les enseña. En lugar de despedirse de ellos, los alimenta. Los Doce vuelven a presenciar el poder y la autoridad de Jesús, pero no captan la lección principal de todo esto: Jesús es Dios y puede darle a una persona cualquier cosa que necesite. Esta historia también se encuentra en Mateo 14:13–21 y Lucas 9:11–17, y es uno de los pocos milagros que se mencionan en Juan (Juan 6:2–14). Esto lo convierte en el &uactue;nico milagro que aparece en todos los Evangelios.

Jesús regresa a Su ciudad natal de Nazaret, pero la gente allí es infiel y escéptica. Como resultado, Jesús no realiza más que unos pocos milagros pequeños. Luego, Jesús les dice a Sus doce apóstoles que viajen en parejas para predicar el arrepentimiento y sanar enfermedades. Marcos luego se toma un breve descanso para explicar la muerte de Juan el Bautista, quien fue decapitado después de que Herodías (la esposa de Herodes Antipas) engañara a Herodes Antipas. Más tarde, el enfoque se vuelve a Jesús de nuevo, donde se le presenta alimentando milagrosamente a miles de personas, caminando sobre el agua y sanando a las personas en Genesaret.

A pesar de que se les da a los Doce la oportunidad de ejercer algo del poder y la autoridad de Jesús, todavía tienen dificultades para comprender bien lo que está pasando. Los Doce malinterpretan quién es Jesús, lo que ha venido a hacer y cuánto les pedirá. Los Doce acaban asustándose ante la demostración de la deidad de Jesús, pero parecen olvidar el rechazo de Su ciudad natal, que intenta matarle, y la muerte de Juan el Bautista. Es fácil tener fe en un profeta que parece dispuesto a rescatar a Israel del dominio extranjero; aún así tienen dificultad para entender que Jesús es Dios.

El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.