¿Qué significa Marcos 9?
Comentario del capítulo:
En Marcos 9, entre otras cosas, Jesús les enseña a los discípulos sobre el liderazgo en Su reino. El liderazgo comienza con conocer a quién estamos siguiendo. Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1:14), quien posee todo el honor y la gloria de Dios. Jesús es el Hijo del Hombre de Daniel (Daniel 7:13–14), el Mesías judío, pero también es el siervo sufriente de Isaías (Isaías 53) que sería torturado y asesinado por Su creación (Juan 1:3). El reino de Jesús todavía no llegaría a ser una poderosa fuerza política terrenal, sino un gran sacrificio y luego una obra silenciosa en los corazones de Sus seguidores. Los discípulos deben dejar de lado los sueños de grandeza política y aprender a liderar mediante el servicio.
Desde Marcos 7:24, Jesús ha estado principalmente en territorio gentil, tanto al noroeste (Marcos 7:24) como al este (Marcos 7:31) de Galilea. Luego se llevó a los discípulos hacia el norte (Marcos 8:27), todavía tratando de evitar las multitudes para poder entrenar a los discípulos sin distracciones.
Pedro, Jacobo y Juan se unen a Jesús en una montaña para recibir un entrenamiento especial. Allí, Jesús se transfigura, Su santidad se muestra de una manera tan grandiosa que los tres seguidores están aterrorizados al mirarlo. Elías y Moisés se encuentran con Jesús en la colina, y Dios afirma que Jesús es Su Hijo. Después de que Moisés y Elías se van, los discípulos le preguntan por Elías. Tanto el Antiguo Testamento como la enseñanza rabínica dicen que el profeta del Antiguo Testamento regresará al final de los días, pero Jesús explica que Elías ya ha venido, en la forma de Juan el Bautista. Un evento que les debería haber revelado a los discípulos que Jesús es Dios los deja más confundidos que nunca acerca de por qué Jesús está allí. (Marcos 9:2–13).
Jesús, Pedro, Jacobo y Juan bajan de la montaña y se encuentran a los discípulos restantes discutiendo con los escribas judíos. A pesar de la experiencia anterior de expulsar demonios (Marcos 6:7–13), los discípulos no pueden rescatar a un niño poseído. Jesús les revela que toda la situación está marcada por la falta de fe y la vida de oración descuidada de los discípulos. (Marcos 9:14–29).
Durante el resto del capítulo, Jesús básicamente trata de enseñarles a los discípulos cómo se supone que deberían ser sus seguidores. Primero, debe ser asesinado y resucitado, una profecía que choca completamente con sus creencias victoriosas de los últimos tiempos. Incapaces de comprender lo que está diciendo, los discípulos se aferran a la creencia de que él, el Mesías, rescatará a Israel e instalará un nuevo reino. Con ese fin, comienzan a competir por un puesto en ese reino. Jesús los corta, diciéndoles que el liderazgo en Su reino no se trata de poder, sino de servicio a los más débiles (Marcos 9:30–37).
El tema se amplía cuando Juan le dice que trataron de detener a un hombre que estaba expulsando a demonios en el nombre de Jesús porque no lo conocían. Jesús explica que el hecho de que el hombre tuviera suficiente fe para invocar Su nombre prueba que no es un extraño para el reino, incluso si los discípulos no lo reconocen. Los discípulos, particularmente Pedro (Gálatas 2:11–14), continuarán esforzándose para entender esta verdad cuando los gentiles se unan a la iglesia (Marcos 9:38–41).
A lo largo de Su ministerio, Jesús ha condenado a los fariseos por imponer cargas legalistas innecesarias sobre la gente e incluso llevarlos hacia el pecado (Marcos 7:9–13). Jesús explica que las personas que son verdaderamente piadosas, especialmente los líderes, deben vivir una vida recta mientras sirven a los demás y los protegen de cualquier oportunidad que pudiera llevarlos hacia el pecado. Finalmente, Sus seguidores iban a ser retados y purificados, para que solo quedara lo mejor que hubiera de entro de ellos. Sin embargo, la impecabilidad es imposible, no importa cuán disciplinados podamos llegar a ser. Como en Mateo 5, las enseñanzas de Jesús ayudan a los discípulos, y nos ayudan a nosotros, a darnos cuenta de cuánto necesitamos Su gracia salvadora (Marcos 9:42–50).
Resumen de contexto:
Marcos 8:34—9:1 trata sobre sacrificios y recompensas. Para seguir a Jesús, los discípulos han sacrificado sus medios de vida (Marcos 1:16–20; 2:14), su reputación (Marcos 2:18, 23–24; 7:5), comidas regulares (Marcos 6:30–31) y su tiempo para dormir (Marcos 1:32–37; 6:45–48). A cambio, esperan gloria (Marcos 9:33–37) y poder (Marcos 10:35–45). Jesús explica que el plan de Dios es más estratégico y que sus roles son más importantes y difíciles de lo que pudieran llegar a imaginarse. Para seguir a Cristo, debemos seguirlo: Su enseñanza (Marcos 8:38), Su vida (Marcos 10:42–45) y Su sacrificio (Juan 15:20). A cambio, no debemos esperar recompensas terrenales, pero sí que obtendremos la vida eterna. Mateo 16:24–28 y Lucas 9:23–27 también registran estos eventos.
Marcos 9:2–13 ocurre seis días después de que Jesús prometiera que algunos de los discípulos verían el reino de Dios con poder (Marcos 9:1). Jesús se lleva a Pedro, Jacobo y Juan a una montaña donde se transfigura con la gloria de Dios. La presencia de Elías lleva a los discípulos a pensar que el reinado terrenal del Mesías es inminente, pero Jesús les recuerda que él sufrirá primero. La historia de la transfiguración también se registra en Mateo 17:1–13 y Lucas 9:28–36.
Marcos 9:14–29 viene después de la transfiguración, donde Pedro, Jacobo y Juan subieron a una montaña con Jesús y vieron una muestra de Su gloria como Dios. También vieron a Moisés y a Elías y oyeron a Dios afirmar a Jesús como su Hijo. Ahora los tres discípulos y Jesús regresan de la montaña y encuentran a los discípulos restantes discutiendo con los escribas judíos. Los discípulos han tratado de expulsar a un demonio peligroso de un niño, pero no han podido hacerlo a pesar de haber realizado exorcismos antes (Marcos 6:7–13). Jesús les explica que, para hacer la obra de Dios, necesitamos poner toda nuestra fe en él y dejar que él nos fortalezca. Esta historia también aparece en Mateo 17:14–20 y Lucas 9:37–43.
Marcos 9:30–32 es la segunda de las tres veces que Jesús profetiza Su muerte y resurrección (Marcos 8:31; 10:32–34). Los discípulos muestran nuevamente Su catastrófica incapacidad para comprender lo que esto significa al negar Sus palabras (Marcos 8:32–33), discutir sobre quién es el más grande (Marcos 9:33–34) o solicitar lugares de honor en Su reino (Marcos 10:35–37). A los discípulos les resultó profundamente difícil aceptar el hecho de que el Mesías judío no había venido a liberar al pueblo de Israel del Imperio Romano, sino a perdonar los pecados de las personas y ofrecerles la salvación. Esta información también se encuentra en Mateo 17:22–23 y Lucas 9:43–45.
Marcos 9:33–37 relata un argumento sobre quién es el más importante de los seguidores de Jesús. Esto abre la puerta para una discusión sobre quiénes serán Sus seguidores y qué se esperará de ellos. Mientras los discípulos valoran su estatus, Jesús valora a los humildes, a los que confían (Marcos 9:39–40), a los protectores (Marcos 9:42), a los disciplinados (Marcos 9:43–47) y a los que son refinados, consistentes, y capaces de trabajar juntos sin discutir sobre quién es el más grande (Marcos 9:49–50). Esta sección también se registra en Mateo 18:1–6 y Lucas 9:46–48.
Marcos 9:38–41 es uno de los pasajes más irónicos de la Biblia. Juan describe cómo los discípulos intentan evitar que un hombre use el nombre de Jesús para expulsar demonios poco después de que ellos mismos no pudieran rescatar a un niño de la posesión demoníaca (Marcos 9:17–18) y minutos después de que los discípulos discutieran sobre quién era el más grande (Marcos 9:33–34). Jesús señala que los ''enemigos'' son aquellos que los atacan, no las personas que caminan en la misma dirección. Este relato aparece también en Lucas 9:49–50.
Marcos 9:42–48 muestra que incluso si seguimos la ley al pie de la letra, o incluso nos herimos en el intento, quizás todavía no seamos lo suficientemente buenos como para llegar al cielo por nuestra propia cuenta. En Mateo, directamente después de las duras palabras que Jesús compartió acerca del pecado y del hecho de animar a otras a pecar también, Jesús habla sobre el perdón y el amor que Dios tiene por nosotros (Mateo 18:12–14) y nuestra responsabilidad de perdonar a los demás (Mateo 18:15–35). Los diversos paralelismos que aparecen en Mateo y Lucas, así como las frases que están destinadas a ser una transición, sugieren que este pasaje es una sinopsis de varias enseñanzas diferentes. Aún así, Mateo 18:7–9 ofrece una historia razonablemente paralela.
Marcos 9:49–50 nos describe una serie de advertencias que Jesús compartió con el fin de evitar el pecado utilizando la sal como ejemplo. La sal se utilizaba como una metáfora en muchas de las filosofías culturales y verdades espirituales que existían durante la época de Jesús, incluida la pureza, las promesas, el valor del trabajo y la conservación. Mateo y Lucas no tratan específicamente sobre los conceptos que aparecen en Marcos 9:49, pero sí contienen pasajes que son paralelos a Marcos 9:50 (Mateo 5:13; Lucas 14:34–35).
Resumen del capítulo:
El capítulo 9 de Marcos contiene un relato de la transfiguración de Jesús, donde tres de los discípulos ven a Jesús en Su forma glorificada. En este pasaje, Jesús también sana a un niño poseído por un demonio. Sus enseñanzas en esta sección incluyen una predicción de Su muerte y resurrección, y correcciones a los errores de los discípulos en cuestiones que hacen referencia al orgullo y a la tentación.
Contexto del capítulo:
Marcos 9 continúa los esfuerzos de Jesús por enseñarles a los discípulos quién es él, qué ha venido a hacer y cuál es su papel en Su misión. El capítulo comienza con la transfiguración, donde Pedro, Jacobo y Juan vislumbran la gloria de Jesús y termina en Cafarnaún. Jesús pasa la mayor parte de ese tiempo enseñando. Aunque los discípulos se pelean con los escribas, los conceptos erróneos y los errores que Jesús aborda provienen de los discípulos, de ellos mismos, no de extraños. En el próximo capítulo, Jesús dejará Galilea y viajará hacia Jerusalén y finalmente hasta la cruz.
Resumen del libro:
El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.
Accessed 11/23/2024 7:44:20 AM
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