Marcos 9:29 - Printer Friendly

Los manuscritos menos creíbles contienen una versión de esta declaración que indica que este tipo de demonio solo podría ser expulsado con oración "y ayuno". Sin embargo, esas palabras no aparecen en los manuscritos más antiguos o confiables. Además, Jesús ya ha establecido que el ayuno es inapropiado mientras está presente (Marcos 2:18–20). En Mateo 17:20, Jesús explica que los discípulos no tienen suficiente fe. La oración y la fe están completamente entrelazadas. Es la fe la que nos impulsa a hablar con Dios, a contarle nuestras necesidades y a expresarle cómo confiamos en él.

Muchos se preguntan por qué debemos orar si Dios sabe todo lo que necesitamos. Esa es una visión egoísta de la oración, como si la oración solo fuera algo que nos ayudara obligar a Dios a darnos lo que queremos. A menudo se observa que la oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros. Especialmente en casos como este, donde se espera que los seguidores de Jesús actúen con el poder de Dios, necesitamos orar para mantener y fortalecer nuestra relación con Dios.

Este énfasis en la oración muestra que la fe solo funciona en el contexto en el que haya una relación con Dios que sea consistente. De hecho, tomar una única decisión de seguirlo y luego disfrutar para siempre de los beneficios de Su poder no es de lo que se está hablando aquí. Si lo pensamos bien, ninguno de nosotros tenemos la capacidad de resistirlo todo, como si fuéramos algún tipo de condensador espiritual. Por lo tanto, debemos ser renovados todos los días a través de la oración.

Jesús aquí afirma que hay diferentes tipos de demonios con diferentes características, pero no nos da detalles al respecto. Pasajes como Daniel 10 y Marcos 5:10 sugieren que algunos demonios pueden ser asignados o restringidos a una ubicación geográfica específica. El niño mudo muestra que ciertos demonios tienen efectos específicos en sus víctimas. Sin embargo, no se puede confiar en los libros apócrifos y pseudoepígrafos sobre demonios ni en los grimorios y libros ocultistas. La mayoría de los nombres que se le dan a los demonios, como Lucifer o "Lucero de la mañana" (Isaías 14:12–18), y Belcebú (Marcos 3:22) son metáforas de Satanás. "Legión" se llamaba así porque estaba formado por un grupo de demonios (Marcos 5:9). Abadón o Apolión es el líder demoníaco de los demonios que actualmente están encarcelados en el Abismo (Apocalipsis 9:1–3, 11). Pero la información confiable sobre los detalles de los demonios es escasa; no es algo en lo que los cristianos deberían concentrarse.

Marcos 9:14–29 viene después de la transfiguración, donde Pedro, Jacobo y Juan subieron a una montaña con Jesús y vieron una muestra de Su gloria como Dios. También vieron a Moisés y a Elías y oyeron a Dios afirmar a Jesús como su Hijo. Ahora los tres discípulos y Jesús regresan de la montaña y encuentran a los discípulos restantes discutiendo con los escribas judíos. Los discípulos han tratado de expulsar a un demonio peligroso de un niño, pero no han podido hacerlo a pesar de haber realizado exorcismos antes (Marcos 6:7–13). Jesús les explica que, para hacer la obra de Dios, necesitamos poner toda nuestra fe en él y dejar que él nos fortalezca. Esta historia también aparece en Mateo 17:14–20 y Lucas 9:37–43.

Marcos 9 continúa los esfuerzos de Jesús por enseñarles a los discípulos quién es él, qué ha venido a hacer y cuál es su papel en Su misión. El capítulo comienza con la transfiguración, donde Pedro, Jacobo y Juan vislumbran la gloria de Jesús y termina en Cafarnaún. Jesús pasa la mayor parte de ese tiempo enseñando. Aunque los discípulos se pelean con los escribas, los conceptos erróneos y los errores que Jesús aborda provienen de los discípulos, de ellos mismos, no de extraños. En el próximo capítulo, Jesús dejará Galilea y viajará hacia Jerusalén y finalmente hasta la cruz.

El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.