Mateo 10:27 - Printer Friendly

LBLA: Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz ; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

NBLA: Lo que les digo en la oscuridad, háblenlo en la luz; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas.

NVI: Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas.

RV1960: Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

JBS: Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados.

Jesús les está advirtiendo a Sus discípulos acerca de la persecución que iban a experimentar cuando comenzaran a predicar Su mensaje por todo el mundo (Mateo 10:22–26). Los líderes religiosos judíos, por ejemplo, los considerarían como herejes por decir que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios. De hecho, ya habían dicho que el poder innegable de Jesús venía de Satanás (Mateo 9:34).

Jesús no quería que Sus seguidores respondieran a este tipo de persecución teniendo miedo, sino que quería que de hecho se lo esperaran, pero que lo hicieran con confianza. Jesús les ha prometido que Dios estaría con ellos mientras predicaban el evangelio. Todas las cosas ocultas y encubiertas acerca de Él saldrían a la luz, y todos sabrían entonces que los discípulos le habían sido fieles a la verdad (Filipenses 2:9–11).

Ahora Jesús les dice que sean ellos los que empiecen a declarar esa verdad. Jesús no le había revelado plenamente a Israel y al mundo que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente. De hecho, les había dicho a muchas de las personas que había sanado que no le contaran a nadie lo que había sucedido para evitar que esa verdad no saliera a la luz hasta que no llegara el momento adecuado. No obstante, Jesús sí les había revelado estas verdades a Sus discípulos y ellos probablemente no las entendieron completamente hasta después de Su resurrección de entre los muertos.

Sin embargo, cuando llegara el momento, Jesús quería que Sus discípulos transmitieran esas verdades públicamente. Jesús quería que proclamaran la verdad de que Él era el Mesías, el Hijo de Dios, desde las azoteas de las casas. Las azoteas de las casas palestinas eran lugares perfectos para que los oradores se comunicaran con grandes grupos de personas. El trabajo de los discípulos incluía el hecho de desvelar verdades que previamente habían estado ocultas.

Mateo 10:26–33 continúa con Jesús animando a Sus apóstoles, mientras los estaba enviando a los Doce y les estaba otorgando Su autoridad. Jesús les ordena a los apóstoles que proclamen por todas partes lo que les estaba diciendo ahora. A ellos también los perseguirían, pero no debían tener miedo. Sus enemigos solo podían matar el cuerpo, pero Dios, en cambio, puede también matar el alma. Por lo tanto, debían recordar que su Padre se preocuparía por ellos. Dios estaría allí cuando se cayeran. Jesús dice que, un día, él también reconocería ante Su Padre a todo aquel que lo reconociera ante los demás. Aquellos que negaran quien era, el Hijo de Dios, Jesús también los negaría a ellos.

Jesús les dio la autoridad y el poder que él mismo tenía sobre las enfermedades, los demonios e incluso la muerte a Sus doce apóstoles, a quienes él mismo había elegido. Jesús les da instrucciones en preparación tanto para un viaje a corto plazo que iban a realizar hacia los pueblos de Galilea como para Su ministerio después de que él los dejara. Primero, iban a predicar Su mensaje del reino en los pueblos israelitas mientras sanaban y expulsaban demonios para demostrar el poder de Jesús. Después, sufrirían una gran persecución ante los judíos y gentiles al intentar representar a Jesús. Sin embargo, no debían tener miedo, y debían confiar en que su Padre estaría con ellos y los recompensaría por hacer todo esto.

Jesús sintió compasión por el pueblo de Israel, el cual estaba espiritualmente perdido. Mateo 10 es un registro de las instrucciones que Jesús les dio a Sus doce apóstoles principales mientras que los estaba enviando de viaje hacia los pueblos de Galilea. En ese mensaje, también compartió algunas advertencias sobre la persecución que un día llegarían a experimentar. En el capítulo 11, Jesús continuará proclamándole la verdad al pueblo de Israel, lo cual acabaría generando más conflictos con los líderes religiosos locales.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.