¿Qué significa Mateo 17?
Comentario del capítulo:
El capítulo anterior concluyó con una predicción: algunas de las personas que estaban con Jesús no morirían antes de verlo venir en Su reino. Eso es lo que sucedió seis días después cuando Jesús eligió a Pedro, Jacobo y Juan para subir una montaña alta con él. Una vez allí, vieron a Jesús transfigurado en Su gloria, Su rostro resplandeciente como el sol y Su ropa resplandeciendo blanca como la luz. No solo eso, sino que los tres discípulos también vieron a Moisés y a Elías, quienes habían abandonado la Tierra hacía ya mucho tiempo, de pie y hablando con Jesús (Mateo 17:1–3).

Pedro, siempre ansioso por actuar, sintió la necesidad de decir algo en respuesta a su asombro. Entonces, se ofreció para construir tres tiendas, una para cada uno de ellos. Mientras estaba diciéndoles eso, una voz del cielo lo interrumpió. Dios Padre llegó en una nube brillante y dijo que estaba complacido con Jesús, Su Hijo amado. Entonces, le ordenó a los discípulos que escucharan a Jesús. Los discípulos se postraron sobre sus rostros y estaban aterrorizados. Cuando volvieron a mirar hacia arriba, todo había vuelto a la normalidad. Jesús les ordenó que no le dijeran a nadie nada sobre esto hasta después de Su resurrección y luego respondió a una pregunta sobre Elías (Mateo 17:4–13).

Los tres regresaron a la base de la montaña y se encontraron a los nueve discípulos restantes junto a una multitud de personas. Un hombre se arrodilló ante Jesús y le pidió que tuviera misericordia de su hijo. El niño tenía convulsiones que estaban siendo provocadas por un demonio que lo hacía tirarse al fuego y al agua para lastimarlo. Este detalle hace que podamos descartar la opción de que esta condición se tratara simplemente de una epilepsia. El hombre le dijo a Jesús que los discípulos no habían podido sanar al niño (Mateo 17:14–16).

Jesús respondió con exasperación. Los mismos hombres a quienes antes había autorizado para realizar esos milagros (Mateo 10:5–8) parecían estar dudando de su misión. Jesús les preguntó cuánto tiempo tendría que aguantar a esa generación incrédula y retorcida. Jesús reprendió al demonio y el niño se curó. Cuando los discípulos le preguntaron por qué no pudieron expulsar al demonio, y Jesús respondió que no pudieron hacerlo debido a su poca fe. Incluso con una fe del tamaño de una semilla de mostaza podrían hacer cualquier cosa (Mateo 17:17–21).

Jesús les habló a los discípulos, una vez más, acerca de Su muerte, la cual estaba ya a punto de ocurrir (Mateo 16:21). Dentro de poco, Jesús iba a ser traicionado e iba a comparecer ante las personas que finalmente lo matarían (Mateo 17:22–23).

De vuelta en Cafarnaún, la ciudad natal adoptiva de Jesús (Mateo 4:13), los cobradores del impuesto anual del templo, dos dracmas y medio siclo, se acercaron a Pedro y le preguntaron "si" Jesús iba a pagar esa cantidad, ya que todo hombre judío de 20 años o más tenía que pagarla. Lo más probable es que en realidad no se lo preguntaran, sino que estuvieran allí directamente para cobrar el pago. Pedro dijo que sí, que Jesús iba a pagarlo (Mateo 17:24–25).

Antes de que Pedro pudiera decírselo a Jesús, Jesús le explicó que, debido a que él era el Hijo de Dios, estaba exento de pagar ese impuesto. Sin embargo, Jesús accedió a pagar el impuesto para no ofenderse por el tema. Entonces, Jesús le ordenó a Pedro que se fuera a pescar al Mar de Galilea, ya que Pedro se encontraría una moneda de shekel en la boca del primer pez que pescara, y debía usar esa moneda para pagar tanto su impuesto como el de Jesús (Mateo 17:26–27).
Resumen de contexto:
Mateo 17:1–13 representa el cumplimiento de la predicción que hizo Jesús en el capítulo anterior acerca de que algunos de los discípulos no morirían antes de verlo venir en Su reino (Mateo 16:28). Pedro, Jacobo y Juan vieron a Jesús transfigurado, irradiando la gloria de Dios, mientras hablaba con Moisés y Elías. Pedro cometió un error en su intento de contribuir al momento. La voz de Dios Padre identificó a Jesús como su Hijo y les ordenó a los discípulos que lo escucharan. Jesús les dijo a los tres que no le dijeran a nadie más nada de lo que habían visto hasta que él resucitara de entre los muertos. Al final, Jesús responde a una pregunta sobre una profecía que involucra a Elías.
En Mateo 17:14–21, Jesús y tres de los discípulos regresan del monte alto, y se encuentran a una multitud que se había agolpado alrededor de los nueve discípulos que se habían quedado esperando abajo. Un padre desesperado le suplica a Jesús que sane a su hijo, quien estaba siendo afligido por demonios que le provocaban convulsiones y a menudo se caía al agua o al fuego. Los discípulos no pudieron expulsar al demonio (Marcos 9:14–29). Jesús, exasperado por la duda de Sus discípulos, reprendió al demonio y sanó al niño. Cuando le preguntaron, Jesús les dice a los discípulos que su fe era demasiado pequeña como para expulsar al demonio. Jesús dice que una fe tan pequeña como la semilla de una mostaza es suficiente como para mover una montaña. El versículo 21 es casi igual a Marcos 9:29, pero no se encuentra en los primeros manuscritos de Mateo.
Mateo 17:22–27 comienza con Jesús una vez más prediciendo Su muerte a manos de Sus enemigos religiosos de Jerusalén (Mateo 16:21). Los recaudadores del impuesto anual del templo, una cantidad exacta de dos dracmas, se acercaron a Pedro y le preguntaron si Jesús lo iba a pagar. Jesús le explica a Pedro la razón por la que él está exento del impuesto, pero le dice que lo pagará para que la gente no se ofendiera. Entonces, Jesús le ordena a Pedro que pague el impuesto de los dos atrapando un pez dentro del que encontraría una moneda dentro.
Resumen del capítulo:
Jesús se llevó a Pedro, Jacobo y a Juan hacia un monte alto. Allí, lo vieron "transfigurado" en Su forma divina y resplandeciente. También vieron a Cristo hablando con Moisés y Elías, pero Jesús les dice que no digan nada de esto hasta después de Su resurrección. Jesús sana a un niño que estaba siendo atormentado por un demonio después de que los discípulos no pudieron expulsarlo ellos mismos. Jesús les dice muy claramente a los discípulos que sería entregado en manos de hombres que finalmente lo matarían, pero que resucitaría al tercer día. Después de explicar la razón por la que él no debía pagar el impuesto del Templo, Jesús accede a pagarlo y le dice a Pedro que vaya a buscar el dinero dentro de la boca de un pez.
Contexto del capítulo:
Mateo 17 comienza con el cumplimiento de la predicción que Jesús hizo al final del capítulo anterior: que algunas personas de las que estaban presentes no morirían antes de verlo venir en Su reino. Jesús expulsó a un demonio, predijo Su muerte y le ordenó a Pedro que pagara el impuesto del templo con una moneda que encontraría dentro de la boca de un pez. Después de esto, Mateo nos presenta un extenso registro de las enseñanzas de Jesús que llega hasta el capítulo 20.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/21/2024 11:01:15 AM
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