Mateo 21:40 - Printer Friendly

LBLA: Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará a esos labradores?

NBLA: Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará a esos labradores?”

NVI: »Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?»

RV1960: Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

JBS: Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Jesús les hace ahora una pregunta a sus oyentes acerca de la parábola que acababa de compartir con ellos. Jesús dijo que unos arrendatarios se negaron a pagarle al dueño de la viña la renta que habían acordado pagarle. En cambio, maltrataron y mataron a todos los siervos que el dueño había enviado para recoger su parte de la cosecha. Incluso mataron a su hijo con la esperanza de quedarse con la herencia de la viña ellos mismos (Mateo 21:33–39).

La pregunta que todo esto plantea viene acompañada de una respuesta obvia (Mateo 21:41), pero Jesús hizo la pregunta para enfatizarlo todo aún más. La respuesta que aparece en el siguiente versículo bien pudo haber sido compartida por uno de los principales sacerdotes o ancianos con los que Jesús había estado hablando (Mateo 21:23). Si fuera así, su respuesta reveló al mismo tiempo su propia condena. Quienquiera que fuera el que respondió a la pregunta de Jesús estaba claramente indignado por lo que estos labradores le habían hecho al dueño de la viña, tal y como debía ser. Dios también tiene derecho a estar enojado por la forma en que Sus mensajeros fueron maltratados (Mateo 23:37), ya que los líderes de Israel acabaron abusando del pueblo de Israel en lugar de cuidarlo (Juan 10:12–13).

Mateo 21:33–46 comienza con otra parábola de Jesús acerca de una viña. Esta involucra a unos arrendatarios que se negaron a pagarle al propietario la parte acordada de las cosechas. En cambio, maltrataron y mataron a los sirvientes que el dueño envió y luego mataron al hijo del dueño. Jesús compara a los líderes religiosos de Israel con estos inquilinos, diciendo que el reino de Dios no les pertenecería a ellos. Jesús se identifica a sí mismo en un salmo acerca de una piedra que los constructores rechazaron pero que al final el Señor la eligió para que se convirtiera en la piedra angular. Todos los que rechacen a Jesús se caerán sobre la piedra angular o se les caerá encima y los aplastará.

Jesús cumple una profecía de Zacarías sobre que el rey vendría a Jerusalén montado en un burro. El pueblo lo celebra y comienza a alabarlo sabiendo que él era el Mesías. Jesús expulsa a los comerciantes y cambistas del templo y sana a algunas personas. Jesús también maldice una higuera y les dice a los discípulos que nada les parecerá imposible si tienen fe. Jesús obliga a los líderes religiosos a darle una respuesta sobre Juan el Bautista que muestra claramente su cobardía e hipocresía. Luego, Jesús expone su espiritualidad fraudulenta con dos parábolas que tratan sobre dos viñedos. Jesús se aplica a sí mismo un salmo sobre una piedra que el mundo iba a rechazar, la cual el Señor finalmente decide convertir en la piedra angular.

Mateo 21 nos describe a Jesús llegando a Jerusalén después de haber salido de Jericó durante el capítulo anterior. Jesús hizo Su entrada triunfal montado en una burra, y entre alabanzas, cumplió una profecía sobre el Mesías. Jesús echó del templo a todos los cambistas, realizó algunos milagros de curación y enseñó cosas sobre la fe y el liderazgo de Israel, quienes no habían cumplido con su cometido. Después de esto, Mateo comienza a describirnos algunas interacciones más que Jesús tuvo con los fariseos.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.