¿Qué significa Mateo 22?
Comentario del capítulo:
Jesús continúa hablando en el templo con algunos de los líderes religiosos de Israel (Mateo 21:23) en este capítulo. Jesús comienza compartiendo una tercera parábola que hablaba de ellos y los criticaba sin rodeos. Después de eso, Jesús comenzó a lidiar con facilidad con las preguntas que comenzaron a hacerle, las cuales tenían el objetivo de hacerlo tropezar. Finalmente, Jesús les hizo una pregunta difícil a ellos.
La tercera parábola de Jesús fue más allá de simplemente exponer a los líderes religiosos, y comenzó a revelar detalles sobre la gracia que Dios le ofrece a todo el mundo. Jesús comparó el reino de los cielos con un rey que organizó un banquete de bodas para su hijo. Sin embargo, ninguno de los ciudadanos a los que invitó se dignó a asistir, hasta el punto de que incluso llegaron a matar a los mensajeros del rey. Después de destruir a esos asesinos, el rey invitó a todos los que pudo encontrar en la vía pública y al final la sala se llenó de gente. Sin embargo, el rey expulsó a un invitado que no se había vestido de traje para la ocasión. Este pasaje hace un paralelismo con otra parábola en la que describió la celebración de un gran banquete (Lucas 14:12–24), aunque en esta se pueden discernir algunas distinciones importantes. Cristo no solo habló sobre el hecho de que Israel había rechazado al Mesías, sino que también habló sobre la salvación, la cual se alcanza únicamente a través de la gracia (Mateo 22:1–14).
Después de escuchar tres parábolas en las que dijo claramente que los fariseos eran enemigos de Dios, los fariseos estaban listos para matarlo. Para ello, tramaron un plan para obligar a Jesús a decir algo que provocara su arresto por rebelión en contra del imperio romano. Algunos de los discípulos de los fariseos, junto con los herodianos, comenzaron halagando a Jesús y luego le preguntaron si era necesario pagarle los impuestos al César, es decir, al imperio romano, de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento. Jesús sabía exactamente lo que estaban tratando de hacer y los llamó hipócritas. Entonces, Jesús sostuvo un denario romano y les preguntó de quién era la imagen que aparecía en la moneda. Jesús le dijo al pueblo que le diera al César lo que era del César y a Dios lo que era de Dios. Ese comentario estableció la idea de que nosotros, como portadores de la imagen de Dios (Génesis 1:27), debemos someternos a la voluntad de Dios por completo (Mateo 22:15–22).
A continuación, unos saduceos se acercaron a Jesús. Los saduceos eran una secta política, aristocrática y menos espiritual. Los saduceos no creían en los ángeles, ni tampoco creían que existiera un mundo espiritual o una vida después de la muerte. Además, rechazaron la idea de que el pueblo de Dios resucitaría de entre los muertos y viviría eternamente. Para mostrar la razón por la que esa idea era tan absurda para ellos, se imaginaron una situación en la que una mujer se terminó casando con siete hermanos de la misma familia. Todos ellos acabaron muriendo y la mujer pasó a casarse con el siguiente de la lista hasta que ya no quedó ninguno. Al final, ella también murió (Mateo 22:23–27).
Los saduceos le preguntaron a Jesús con quién estaría casada esa mujer durante la resurrección. Jesús los reprendió por haber malinterpretado las Escrituras y haber subestimado el poder de Dios. Jesús corrigió su pregunta y les dijo que el matrimonio no existe en el cielo. Esta respuesta también estableció el hecho de que tanto los ángeles como el más allá son reales. Luego, Jesús les preguntó por qué Dios afirmaría ser el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob si él era el Dios de los vivos y no de los muertos. Usando su propia táctica y sus propias Escrituras, Jesús demostró que los saduceos habían cometido un error colosal en su manera de estudiar y entender las Escrituras. De nuevo, la multitud se quedó muy impresionada por las enseñanzas de Jesús (Mateo 22:28–33).
A continuación, uno de los fariseos se le acercó a Jesús. Este hombre era un "abogado", lo que significa que era un experto tanto del Antiguo Testamento como de sus interpretaciones tradicionales. Este hombre puso a prueba a Jesús haciéndole una simple pregunta que se estaba debatiendo entre los líderes religiosos de esa época: ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le respondió directamente: amar a Dios con todo lo que tenemos es el primer mandamiento. El segundo es amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Todo lo que pensamos, creemos o hacemos en nombre de Dios se debe basar en estas dos ideas fundamentales (Mateo 22:34–40).
Finalmente, Jesús les hizo una pregunta desafiante a los fariseos: ¿quién es el Padre de Cristo? Ellos respondieron correctamente que el Cristo, el Mesías, sería el hijo de David. Jesús les preguntó que cómo podía ser eso, ya que David llamó a Cristo "mi Señor" en el Salmo 110:1. Lo que Jesús estaba dejando entrever era la naturaleza divina del Mesías. Finalmente, ninguno de ellos pudo responder, y Jesús volvió a silenciar a Sus oponentes (Mateo 22:41–46).
Después de esto, Jesús comenzó a criticar severamente a los fariseos, lo cual le causó algo de tristeza debido a que, sin lugar a duda, el pueblo de Israel había rechazado a Dios (Mateo 23).
Resumen de contexto:
Mateo 22:1–14 contiene la parábola de Jesús sobre el banquete de bodas. Jesús compara el reino de los cielos con un rey que le preparó un banquete a su hijo. Los invitados que el rey eligió se negaron a ir, hasta el punto de incluso llegar a maltratar a sus mensajeros. Entonces, el rey llenó el salón de bodas de gente común que se encontró en la calle: personas que eran tanto malas como buenas. Sin embargo, uno de los invitados acaba siendo arrojado a las tinieblas por tratar de asistir a la fiesta sin haberse puesto ropa de boda. Jesús resume el mensaje con la famosa frase: "porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos". Esta parábola trata sobre la manera en que Israel rechazó al Mesías y sobre la salvación a través de la gracia. Esta parábola trata también sobre temas muy similares a los que se comparten durante la parábola del gran banquete (Lucas 14:12–24), aunque sí que hay algunas diferencias entre ellas.
Mateo 22:15–22 describe un encuentro famoso entre los fariseos y Jesús que contiene una respuesta de Jesús sobre el tema de los impuestos. Este momento también se describe en Marcos 12:13–17 y Lucas 20:20–26. En ese contexto, al pueblo judío estaba molesto por verse obligado a pagarles esas tasas a Roma. Eso hacía que este desafío fuera una trampa: los fariseos querían que Jesús dijera algo controversial o se expusiera a ser arrestado por haber cometido un intento de rebelión contra el Imperio Romano. En cambio, Jesús dijo que el denario romano tenía la imagen del César. Luego le dijo a la gente que le diera al César lo que era del César, y a Dios lo que era de Dios. Lo que se implica en este texto es que nosotros llevamos la imagen de Dios, por lo tanto, le pertenecemos a Dios (Génesis 1:27; Mateo 22:37).
Mateo 22:23–33 contiene otro desafío para Jesús. Este desafió vino de los saduceos: un grupo religioso judío que no creía en el más allá. En un intento de afirmar su propia perspectiva, le describieron a Jesús una situación hipotética basada en un requisito de la Ley de Moisés. Una mujer se llegó a casar con siete hermanos, uno tras otro, debido a que uno a uno se fueron muriendo. ¿De qué hermano sería la esposa en la resurrección? Jesús les dice que la pregunta era un error en sí, ya que el matrimonio no existirá en la resurrección. Luego, Jesús hace referencia a las Escrituras para mostrar que el Señor es el Dios de los vivos, incluidos los patriarcas fieles como Abrahán y Jacob. Marcos 12:18–27 y Lucas 20:27–40, registran este mismo intercambio.
Mateo 22:34–40 describe una pregunta que un fariseo le hizo a Jesús, un intérprete de la ley. En este contexto, esto significa que esta persona sabía muchísimo sobre el Antiguo Testamento. Entonces, este hombre le pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más importante de la Ley. Jesús cita Deuteronomio 6:5, indicando que amar a Dios con todo lo que tenemos es el mandamiento más importante. Cristo entonces dice voluntariamente que el segundo mandamiento más importante está estrechamente relacionado con el primero: "amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas". Lucas 10:25–28 y Marcos 12:28–37 también nos describen esta situación.
Mateo 22:41–46 nos describe una situación en la que Jesús estaba poniendo a prueba a los fariseos, quienes habían intentado hacerlo con él antes. Jesús les pregunta retóricamente quién era el Mesías: ¿De quién es hijo? Sabiendo que contestarían correctamente que el Mesías es el Hijo de David. Jesús luego cita los Salmos y les pregunta por qué el rey David llamó al Cristo "mi Señor" si el Cristo era Su hijo. Aquí se nos plantea el tema de la divinidad de Cristo y esto dejó totalmente perplejos a los fariseos. Este incidente también se menciona en Marcos 12:35–37 y Lucas 20:41–44. De hecho, los líderes religiosos dejaron de hacerle preguntas a partir de este momento.
Resumen del capítulo:
Jesús, quien estaba hablando con unos líderes religiosos que se habían enojado mucho por todo lo que había pasado, les contó una parábola que comparaba el reino de los cielos con un banquete de bodas al que acabaron asistiendo personas que no habían sido invitadas desde un principio. Jesús también responde a algunas de las preguntas-trampa que le hicieron sobre los impuestos, el matrimonio, la resurrección y la Ley de Moisés. Las respuestas que Jesús les dio se usan comúnmente en español como frases idiomáticas: "den al César…" y "porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos". Finalmente, Jesús preguntó sobre cómo podía ser el Mesías tanto el hijo de David como el Señor de David. Nadie pudo responderle, así que dejaron de desafiarlo en público.
Contexto del capítulo:
Este capítulo continúa describiéndonos la conversación que Jesús tuvo con varios grupos de líderes religiosos en el templo. El capítulo anterior concluyó con dos parábolas que hablaban sobre el pésimo trabajo que los líderes religiosos habían hecho a la hora de dirigir al pueblo de Israel. Este capítulo comienza con una tercera parábola que trata sobre unos invitados que se negaron a asistir a una fiesta de bodas. Luego, Jesús respondió a unas preguntas que le hicieron varios grupos religiosos, las cuales tenían la intención de hacerlo tropezar, pero finalmente no pudieron hacerlo. Las sabias y profundas respuestas de Jesús silenciaron a todas las personas que estaban allí presentes. En este punto, Jesús comenzó a condenarlos, lo cual se puede leer en el capítulo 23.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/23/2024 7:04:58 AM
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