Mateo 22:29 - Printer Friendly

LBLA: Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.

NBLA: Pero Jesús les respondió: “Están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.

NVI: Jesús les contestó: ?Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.

RV1960: Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

JBS: Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios.

Jesús no se dejó engañar por la supuesta paradoja ofrecida por los saduceos (Mateo 22:15–28). En cambio, mostró que lo que ellos consideraron como una contradicción, en realidad era un malentendido. De hecho, Jesús criticó duramente su conocimiento tanto de las Escrituras como de Dios. La respuesta de Jesús corregirá su error (Mateo 2230), e incluso redefinirá sus propias ideas, usando los mismos textos que ellos mismos reverenciaban para probar que la resurrección es real (Mateo 22:31–32).

Los saduceos ignoraban todos los escritos religiosos excepto el Pentateuco: los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, también conocidos como la Ley de Moisés. Dado que esos libros no dicen nada de la resurrección o la vida después de la muerte directamente, los saduceos se sentían muy cómodos cuando afirmaban que la resurrección no iba a ocurrir. En cambio, si hubieran aceptado los escritos de los profetas y los hubieran considerado como la revelación de Dios, estos líderes religiosos habrían visto que en ellas se hacían muchas referencias sobre la resurrección (Isaías 26:19; Daniel 12:2; Job 19:25–27).

Jesús también dice que los saduceos no conocían el poder de Dios. Esto es cierto en el sentido amplio de la palabra: los saduceos eran notablemente más seculares que los fariseos y no creían que Dios estuviera especialmente involucrado en la vida diaria de las personas. Es de esperar, por tanto, que no pudieran imaginarse una realidad más allá de la que experimentaban regularmente. Si hubieran ampliado su idea de lo poderoso que Dios puede llegar a ser, podrían haber aceptado la idea de que había una eternidad inimaginablemente maravillosa que Dios había preparado para Su pueblo.

Mateo 22:23–33 contiene otro desafío para Jesús. Este desafió vino de los saduceos: un grupo religioso judío que no creía en el más allá. En un intento de afirmar su propia perspectiva, le describieron a Jesús una situación hipotética basada en un requisito de la Ley de Moisés. Una mujer se llegó a casar con siete hermanos, uno tras otro, debido a que uno a uno se fueron muriendo. ¿De qué hermano sería la esposa en la resurrección? Jesús les dice que la pregunta era un error en sí, ya que el matrimonio no existirá en la resurrección. Luego, Jesús hace referencia a las Escrituras para mostrar que el Señor es el Dios de los vivos, incluidos los patriarcas fieles como Abrahán y Jacob. Marcos 12:18–27 y Lucas 20:27–40, registran este mismo intercambio.

Jesús, quien estaba hablando con unos líderes religiosos que se habían enojado mucho por todo lo que había pasado, les contó una parábola que comparaba el reino de los cielos con un banquete de bodas al que acabaron asistiendo personas que no habían sido invitadas desde un principio. Jesús también responde a algunas de las preguntas-trampa que le hicieron sobre los impuestos, el matrimonio, la resurrección y la Ley de Moisés. Las respuestas que Jesús les dio se usan comúnmente en español como frases idiomáticas: "den al César…" y "porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos". Finalmente, Jesús preguntó sobre cómo podía ser el Mesías tanto el hijo de David como el Señor de David. Nadie pudo responderle, así que dejaron de desafiarlo en público.

Este capítulo continúa describiéndonos la conversación que Jesús tuvo con varios grupos de líderes religiosos en el templo. El capítulo anterior concluyó con dos parábolas que hablaban sobre el pésimo trabajo que los líderes religiosos habían hecho a la hora de dirigir al pueblo de Israel. Este capítulo comienza con una tercera parábola que trata sobre unos invitados que se negaron a asistir a una fiesta de bodas. Luego, Jesús respondió a unas preguntas que le hicieron varios grupos religiosos, las cuales tenían la intención de hacerlo tropezar, pero finalmente no pudieron hacerlo. Las sabias y profundas respuestas de Jesús silenciaron a todas las personas que estaban allí presentes. En este punto, Jesús comenzó a condenarlos, lo cual se puede leer en el capítulo 23.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.