Mateo 22:30 - Printer Friendly

LBLA: Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.

NBLA: Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.

NVI: En la resurrección, las personas no se casarán ni serán dadas en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.

RV1960: Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.

JBS: Porque en la resurrección, ni maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo.

La pregunta planteada por los saduceos pretendía demostrar lo absurdo que es creer en la resurrección de los muertos (Mateo 22:15–28). Sin embargo, este desafío se basaba en suposiciones completamente erróneas acerca de las Escrituras y el poder de Dios (Mateo 22:29). De hecho, a menudo se dice que podemos aprender las verdades más importantes de Dios haciendo las preguntas más "simples". En este caso, al menos, una pregunta errónea les dio la oportunidad de aprender más y que se les corrigiera.

En resumen, Jesús dice que no hay ningún tipo de contradicción o complicación en absoluto. Los seres humanos resucitados serán como los ángeles en un aspecto: los hombres no se casarán y las mujeres no se darán en matrimonio. El matrimonio dejará de existir allí. Al ser seres eternos, los ángeles aparentemente no se reproducen, lo que hace que el matrimonio sea innecesario. Aparentemente, los humanos serán de esa manera. La respuesta de Jesús también corrige la idea equivocada de los saduceos de que los ángeles no existen.

Todo esto les dio una respuesta firme, aunque inesperada, a los saduceos: la esposa que se casó con los siete hermanos consecutivos en la Tierra no sería la esposa de ninguno de ellos en el cielo. Sin embargo, todavía había más. Cristo continuará demostrándoles la manera en que las Escrituras preferidas de los propios saduceos afirmaban el hecho de que sí hay vida después de la muerte (Mateo 22:31–32).

Es importante darse cuenta de lo que Jesús no nos está diciendo aquí, ya que a menudo se saca de contexto y se cita incorrectamente. Jesús no dice que los seres humanos se convertirán en ángeles después de la muerte. Los ángeles y los humanos son seres completamente diferentes. Jesús solo dice que las personas serán "como" los ángeles solo de esta manera: que no estarán casados. Por lo tanto, las personas y los ángeles seguirán siendo creaciones únicas y distintas de Dios.

Mateo 22:23–33 contiene otro desafío para Jesús. Este desafió vino de los saduceos: un grupo religioso judío que no creía en el más allá. En un intento de afirmar su propia perspectiva, le describieron a Jesús una situación hipotética basada en un requisito de la Ley de Moisés. Una mujer se llegó a casar con siete hermanos, uno tras otro, debido a que uno a uno se fueron muriendo. ¿De qué hermano sería la esposa en la resurrección? Jesús les dice que la pregunta era un error en sí, ya que el matrimonio no existirá en la resurrección. Luego, Jesús hace referencia a las Escrituras para mostrar que el Señor es el Dios de los vivos, incluidos los patriarcas fieles como Abrahán y Jacob. Marcos 12:18–27 y Lucas 20:27–40, registran este mismo intercambio.

Jesús, quien estaba hablando con unos líderes religiosos que se habían enojado mucho por todo lo que había pasado, les contó una parábola que comparaba el reino de los cielos con un banquete de bodas al que acabaron asistiendo personas que no habían sido invitadas desde un principio. Jesús también responde a algunas de las preguntas-trampa que le hicieron sobre los impuestos, el matrimonio, la resurrección y la Ley de Moisés. Las respuestas que Jesús les dio se usan comúnmente en español como frases idiomáticas: "den al César…" y "porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos". Finalmente, Jesús preguntó sobre cómo podía ser el Mesías tanto el hijo de David como el Señor de David. Nadie pudo responderle, así que dejaron de desafiarlo en público.

Este capítulo continúa describiéndonos la conversación que Jesús tuvo con varios grupos de líderes religiosos en el templo. El capítulo anterior concluyó con dos parábolas que hablaban sobre el pésimo trabajo que los líderes religiosos habían hecho a la hora de dirigir al pueblo de Israel. Este capítulo comienza con una tercera parábola que trata sobre unos invitados que se negaron a asistir a una fiesta de bodas. Luego, Jesús respondió a unas preguntas que le hicieron varios grupos religiosos, las cuales tenían la intención de hacerlo tropezar, pero finalmente no pudieron hacerlo. Las sabias y profundas respuestas de Jesús silenciaron a todas las personas que estaban allí presentes. En este punto, Jesús comenzó a condenarlos, lo cual se puede leer en el capítulo 23.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.