Mateo 22:37 - Printer Friendly

LBLA: Y El le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.

NBLA: Y El le contestó: “AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.

NVI: ?“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.

RV1960: Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

JBS: Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu mente.

Es bastante común leer estos intercambios entre Jesús y los líderes religiosos y acabar destacando el conflicto y la tensión que se produjo en ellos por encima de todo lo demás. También consideramos las respuestas brillantes que Jesús ofreció para las preguntas que le hicieron para tenderle una trampa. Sin embargo, es importante pararse a pensar por un momento en lo que está sucediendo desde otra perspectiva. Ellos no lo sabían, pero los líderes religiosos de Israel estaban haciéndole estas difíciles preguntas al mismo Hijo de Dios. Por lo tanto, estaban compartiendo los problemas sociales, culturales y religiosos de su época y obteniendo una respuesta directa de su Creador. Jesús no solo era bueno respondiendo a preguntas sobre la ley; ¡sino que Él estuvo presente cuando se dio la ley!

El intérprete de la ley que le preguntó a Jesús cuál es era el mandamiento principal de la ley pudo haber estado tratando de hacer tropezar a Jesús. Ciertamente no se dio cuenta de que le estaba haciendo una pregunta al Hijo de Dios, la misma pregunta que podría haber elegido hacerle a Dios el Padre si tuviera la oportunidad de hacerlo. Es un momento bastante importante, especialmente para estos hombres, quienes consideraban que el trabajo de su vida consistía en comprender y enseñarles la ley a los demás.

Para nosotros, y exactamente por la misma razón, la respuesta de Jesús trae consigo una enorme oportunidad. La respuesta de Jesús revela el corazón de Dios en el momento en que les dio la Ley a Moisés y a Su pueblo Israel, por lo tanto, no es la mera respuesta de otro intérprete o una mera opinión que surgiera en uno de los muchos debates que los líderes religiosos tenían al respecto.

Jesús tampoco dudó en responder a esta pregunta. En realidad, no respondió con otra pregunta, ni contó una parábola, ni pidió que le trajeran un objeto para usarlo como ilustración. Jesús respondió directamente citando Deuteronomio 6:5: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente".

Dios quiere que Su pueblo lo ame con cada parte de su ser, y eso es lo más importante. El corazón, el alma y la mente podrían estar refiriéndose a los centros de emoción, acción y pensamiento. Sin embargo, el objetivo del mandamiento no es separarlos, sino unirlos en las personas que estén totalmente comprometidas a amar a Dios con todo lo que tienen. Tener un compromiso puro y constante con Dios y Su voluntad representa la base misma de lo que significa tener una relación con Él.

Mateo 22:34–40 describe una pregunta que un fariseo le hizo a Jesús, un intérprete de la ley. En este contexto, esto significa que esta persona sabía muchísimo sobre el Antiguo Testamento. Entonces, este hombre le pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más importante de la Ley. Jesús cita Deuteronomio 6:5, indicando que amar a Dios con todo lo que tenemos es el mandamiento más importante. Cristo entonces dice voluntariamente que el segundo mandamiento más importante está estrechamente relacionado con el primero: "amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas". Lucas 10:25–28 y Marcos 12:28–37 también nos describen esta situación.

Jesús, quien estaba hablando con unos líderes religiosos que se habían enojado mucho por todo lo que había pasado, les contó una parábola que comparaba el reino de los cielos con un banquete de bodas al que acabaron asistiendo personas que no habían sido invitadas desde un principio. Jesús también responde a algunas de las preguntas-trampa que le hicieron sobre los impuestos, el matrimonio, la resurrección y la Ley de Moisés. Las respuestas que Jesús les dio se usan comúnmente en español como frases idiomáticas: "den al César…" y "porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos". Finalmente, Jesús preguntó sobre cómo podía ser el Mesías tanto el hijo de David como el Señor de David. Nadie pudo responderle, así que dejaron de desafiarlo en público.

Este capítulo continúa describiéndonos la conversación que Jesús tuvo con varios grupos de líderes religiosos en el templo. El capítulo anterior concluyó con dos parábolas que hablaban sobre el pésimo trabajo que los líderes religiosos habían hecho a la hora de dirigir al pueblo de Israel. Este capítulo comienza con una tercera parábola que trata sobre unos invitados que se negaron a asistir a una fiesta de bodas. Luego, Jesús respondió a unas preguntas que le hicieron varios grupos religiosos, las cuales tenían la intención de hacerlo tropezar, pero finalmente no pudieron hacerlo. Las sabias y profundas respuestas de Jesús silenciaron a todas las personas que estaban allí presentes. En este punto, Jesús comenzó a condenarlos, lo cual se puede leer en el capítulo 23.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.