¿Qué significa Mateo 23:22?
LBLA: y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
NBLA: y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquél que está sentado en él.
NVI: Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.
RV1960: y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.
JBS: y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquel que está sentado sobre él.
Comentario del verso:
Durante este pasaje, Jesús les está advirtiendo a los escribas y a los fariseos que iban a ser juzgados debido a sus enseñanzas sobre cómo hacer juramentos. El peligro de hacer un juramento en nombre de Dios es que, si una persona finalmente no puede o no quiere cumplir ese juramento, esa persona estaría rompiendo su promesa también en nombre de Dios, algo que jamás se debería hacer. En cambio, Jesús les enseñó a las personas a simplemente decir "sí" o "no" y luego hacer lo que dijeron que iban a hacer (Mateo 5:33–37). Por lo tanto, si añadimos promesas a lo que decimos que vamos a hacer, es similar a decir que en realidad no se puede confiar en nuestra palabra.
Los maestros tradicionales de esa época, sin embargo, usaban un sistema en el que una persona podía hacer un juramento por algo que era sagrado sin jurar directamente por Dios mismo, y le decían al pueblo que jurara por el oro del templo, o por la ofrenda que se ponía sobre el altar. Jesús, sin embargo, ha demostrado que eso era ridículo, ya que no se puede separar la santidad del altar del sacrificio, ni tampoco se puede separar el templo del oro que había en su interior.
Al final, todo le pertenece a Dios. En realidad, cuando juramos por algo, sea lo que sea, ese algo también le pertenece a Dios. Por lo tanto, hacer un juramento de cualquier tipo por algo que esté relacionado con Dios sería como hacer un juramento por Dios mismo. Entonces, si esa persona rompiera su juramento, Dios lo juzgaría con todo el peso de Su Ley.
En este momento, Jesús está mencionando algo que podría haber sido lo que provocó que los fariseos se inventaran estas reglas en primer lugar. Aparentemente, algunas personas decidieron que jurar por el trono de Dios era algo aceptable, mientras que jurar por Dios no lo era. Otros pensaban que tal vez jurar por el cielo sería mejor que jurar por el trono de Dios. Jesús nos demuestra que jurar por cualquiera de esas cosas era y es como jurar por Dios mismo. De este modo, enseñar que estas cosas pudieran estar separadas de Dios es, al final, una verdadera locura (Mateo 23:16–21).
Resumen de contexto:
Mateo 23:13–36 contiene siete condenas que Jesús comparte con los líderes religiosos de Su época. Cada una de estas condenas se introduce con la palabra "ay", una exclamación que sirve para enfatizar el mensaje que venía después. Jesús dice que estos hombres eran "ciegos" e "hipócritas" varias veces. De hecho, cuando convencían a los demás de seguir sus propias creencias, añadían más víctimas al infierno. Ellos seguían las leyes que le añadieron a la ley al más mínimo detalle, pero se olvidaron del significado real de las Escrituras: lo que Dios realmente pensaba sobre la justicia, la misericordia y la fidelidad. Su apariencia externa de rectitud escondía vidas internas llenas de codicia, autocomplacencia, hipocresía y anarquía. Los líderes religiosos de la generación de Jesús pagarían por muchos de las personas justas que fueron asesinadas injustamente en el pasado.
Resumen del capítulo:
Después de desmantelar por completo a los escribas, a los fariseos y a los saduceos durante un debate, Jesús condenó aún más a fondo a estos líderes religiosos debido a su hipocresía religiosa. Los líderes religiosos lo hacían todo para demostrar lo justos que eran y para que los demás los vieran. Jesús les presenta el juicio que Dios dejaría caer sobre los escribas y los fariseos en una serie de siete declaraciones que comienzan con la frase "ay de ustedes". En repetidas ocasiones los llama "ciegos" e "hipócritas", y concluye con un lamento por Jerusalén y sus hijos, quienes rechazaron Su protección. El juicio de Dios se estaba acercando.
Contexto del capítulo:
Mateo 23 es el último capítulo en el que Mateo nos describe todas las interacciones que Jesús tuvo en el templo durante la última semana antes de su arresto y crucifixión. Después de silenciar a los líderes religiosos usando parábolas ofreciendo respuestas brillantes (Mateo 21–22), Jesús compartió el juicio que Dios iba a dejar caer sobre los escribas y fariseos a través de una serie de siete "ays" o lamentos. Jesús se lamentó por el juicio que caería sobre Jerusalén debido a que habían rechazado a Dios. Entonces, Jesús abandonó el templo, y reflexionó con tristeza acerca de su inminente destrucción (Mateo 24:1–2). Cuando los discípulos le preguntaron sobre esto, Jesús comenzó a enseñarles detalles sobre lo que ocurriría durante los últimos tiempos en el capítulo 24.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/22/2024 6:38:44 AM
© Copyright 2002-2024 Got Questions Ministries. All rights reserved.
Text from LBLA, NBLA, NVI, RV1960, JBS © Copyright respective owners, used by permission.