¿Qué significa Mateo 3:11?
LBLA: Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
NBLA: Yo, en verdad, los bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento, pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
NVI: »Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
RV1960: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
JBS: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Comentario del verso:
Isaías 40:3 pretendía, en parte, predecir la venida de Juan el Bautista. El papel principal de Juan era preparar el camino para la venida del Mesías, el cual se le había prometido a Israel hacía ya mucho tiempo. El Mesías traería consigo el reino de Dios a la tierra. Al profetizar la llegada de ese reino, Juan animaba a sus oyentes a que se arrepintieran de sus pecados y fueran bautizados públicamente por Él en el río Jordán como parte de su nuevo compromiso de serles fieles a Dios (Mateo 3:1–2).
Después, Juan volvió a aclarar que Él no era el Mesías. Su bautismo no era el mismo que el de Aquel que vendría después de Él (Hechos 18:25; 19:3–6). Juan dice que su bautismo era para el arrepentimiento, para dejar el pecado atrás y vivir siéndole fieles a Dios. Todos los que quisieran salvarse de la ira de Dios debían arrepentirse, pero la salvación eterna requería que el cambio de corazón estuviera ligado a la fe en Cristo (Juan 3:16–18).
Juan decía que el que estaba a punto de venir era más poderoso que Él. Juan sabía que Dios lo había enviado para proclamar el mensaje de Dios, pero no creía de ninguna manera que Él mismo fuera igual al Mesías. De hecho, Juan dijo que ni siquiera era digno de desatarle la correa de sus zapatos (Marcos 1:7). Esta frase tiene mucha importancia en este momento específico de la historia, porque los pies de las personas que llevaban sandalias normalmente estaban sucios continuamente y se pensaba que esto era algo deshonroso. Por lo tanto, solo el sirviente más humilde desataba la correa de las sandalias de los invitados, y Juan se veía a sí mismo de esa manera, incluso hasta el punto de que no era digno ni de hacer algo así por Jesús.
El bautismo de Cristo iba a ser diferente del bautismo de arrepentimiento de Juan. Juan dijo que el Mesías iba a bautizar con el Espíritu Santo y con fuego. Esto probablemente habría sido algo extremadamente emocionante para los oyentes judíos de Juan. Para los judíos, el Espíritu Santo había estado ausente de Israel durante generaciones. El hecho de que el Mesías venidero fuera a bautizar con el Espíritu Santo a los que se habían arrepentido de sus pecados era algo muy importante para ellos, y al mismo tiempo les hubiera sonado como algo muy misterioso.
Jesús, por supuesto, envió el Espíritu Santo para bautizar a los creyentes después de Su resurrección durante el día de Pentecostés. El Espíritu Santo se presentó como "lenguas de fuego" que se posaron por encima de cada persona (Hechos 2). Cuando Juan nombra el fuego aquí, quizás se estaba refiriendo a la purificación que vendría a través del bautismo del Mesías.
Resumen de contexto:
Mateo 3:1–12 nos presenta a Juan el Bautista predicando y bautizando en el desierto de Judea cerca del río Jordán. Juan, vestido con pelo de camello y un cinturón de cuero al estilo del profeta Elías, tenía un mensaje sencillo: arrepiéntanse porque el reino de los cielos se está acercando. Las multitudes venían de kilómetros a la redonda, incluidos los líderes religiosos de Israel. Juan llamó víboras a esos líderes y los advirtió de que el Mesías iba a traer consigo la ira de Dios contra los impenitentes. El Mesías iba a bautizar a los que se arrepintieran con el Espíritu Santo y con fuego. Los árboles que no dan fruto, espiritualmente hablando, se cortarán y se echarán al fuego.
Resumen del capítulo:
Mateo nos presenta a Juan el Bautista como el cumplimiento de Isaías 40:3. Juan es la voz que clama en el desierto mientras prepara el camino para el Señor. Juan les decía a las multitudes que viajaban desde muy lejos para escucharlo que se arrepintieran de sus pecados. ¡El reino de los cielos está cerca! También les advertía del juicio venidero de Dios, específicamente el que caería sobre los líderes religiosos de Israel, a quienes llamó víboras. Finalmente, llegó el Mesías del que había estado hablando e insistió en que Juan lo bautizara. Cuando lo hizo, los cielos se abrieron, el Espíritu Santo se posó sobre Jesús, y la voz de Dios Padre dijo que Jesús es Su Hijo y que está complacido con él.
Contexto del capítulo:
Mateo 3 termina con una frase muy importante que pronunció Dios el Padre: Jesús es su Hijo. Inmediatamente después de eso, el Espíritu de Dios se llevó a Jesús al desierto para que pasara por un tiempo de tentación que el diablo llevaría a cabo. Jesús pasó esa prueba y luego comenzó Su ministerio en la región de Galilea. Jesús comenzó a llamar a Sus discípulos y a viajar por toda la región. Enseñó en las sinagogas y sanó a la gente de toda clase de dolencias. La fama de Jesús comenzó a crecer rápidamente. Esto le proporcionó una gran audiencia para más tarde compartir con ellos el Sermón del Monte, el cual Mateo comienza a registrar en el capítulo 5.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/21/2024 4:59:58 PM
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