¿Qué significa Mateo 3:9?
LBLA: y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: “Tenemos a Abraham por padre ”, porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras.
NBLA: y no piensen que pueden decirse a sí mismos: ‘Tenemos a Abraham por padre,’ porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras.
NVI: No piensen que podrán alegar: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham.
RV1960: y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
JBS: y no penséis decir dentro de vosotros: a Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Comentario del verso:
Los líderes religiosos de Israel están escuchando una advertencia de Juan: el juicio venidero de Dios iba a caer sobre ellos también. Juan el Bautista añadió que se habían equivocado al suponer la manera en que Dios acabaría tratando a Su pueblo Israel: ellos creían que Dios no dejaría caer Su ira sobre los israelitas, porque ellos eran los hijos de Abrahán.
Los líderes religiosos de Israel, de todas las personas, deberían haberse dado cuenta de que esto era un error grave. A lo largo de la historia de Israel, Dios enjuició muchas veces a Su pueblo elegido debido a su infidelidad. Sin embargo, Dios siempre salvó a una pequeña parte de Su pueblo. Dios nunca rompió ninguna de las promesas eternas que le había hecho a la nación, pero eso no impidió que Dios enjuiciara a la mayoría de los israelitas que vivían en diferentes momentos a lo largo de la historia judía.
Sin embargo, la advertencia de Juan iba más allá de esa simple verdad, ya que les dijo a los fariseos y saduceos que la llegada del reino de Dios traía consigo Su propio juicio. Si bien es cierto que Dios iba a salvar a un remanente de la simiente de Abrahán, Juan añadió una declaración curiosa: Dios podía levantar nuevos hijos de Abrahán de las piedras. Es posible que Juan hubiera estado señalando las piedras del río Jordán en ese momento. Aquí hay un juego de palabras. Tanto en griego como en arameo, la palabra para piedras se parece mucho a la palabra para niños.
La declaración de Juan nos sugiere que Dios no solo iba a salvar a un remanente de los hijos biológicos de Abrahán del juicio que estaba trayendo antes de establecer Su reino. Además de esto, a través de la venida de Jesús como Rey, Dios injertará a los que confíen en Cristo a la línea de descendientes de Abrahán, aunque no sean descendientes directos de Él. Este tema es muy similar a una conversación que Jesús tendrá con los fariseos más tarde (Juan 8:31–38).
Resumen de contexto:
Mateo 3:1–12 nos presenta a Juan el Bautista predicando y bautizando en el desierto de Judea cerca del río Jordán. Juan, vestido con pelo de camello y un cinturón de cuero al estilo del profeta Elías, tenía un mensaje sencillo: arrepiéntanse porque el reino de los cielos se está acercando. Las multitudes venían de kilómetros a la redonda, incluidos los líderes religiosos de Israel. Juan llamó víboras a esos líderes y los advirtió de que el Mesías iba a traer consigo la ira de Dios contra los impenitentes. El Mesías iba a bautizar a los que se arrepintieran con el Espíritu Santo y con fuego. Los árboles que no dan fruto, espiritualmente hablando, se cortarán y se echarán al fuego.
Resumen del capítulo:
Mateo nos presenta a Juan el Bautista como el cumplimiento de Isaías 40:3. Juan es la voz que clama en el desierto mientras prepara el camino para el Señor. Juan les decía a las multitudes que viajaban desde muy lejos para escucharlo que se arrepintieran de sus pecados. ¡El reino de los cielos está cerca! También les advertía del juicio venidero de Dios, específicamente el que caería sobre los líderes religiosos de Israel, a quienes llamó víboras. Finalmente, llegó el Mesías del que había estado hablando e insistió en que Juan lo bautizara. Cuando lo hizo, los cielos se abrieron, el Espíritu Santo se posó sobre Jesús, y la voz de Dios Padre dijo que Jesús es Su Hijo y que está complacido con él.
Contexto del capítulo:
Mateo 3 termina con una frase muy importante que pronunció Dios el Padre: Jesús es su Hijo. Inmediatamente después de eso, el Espíritu de Dios se llevó a Jesús al desierto para que pasara por un tiempo de tentación que el diablo llevaría a cabo. Jesús pasó esa prueba y luego comenzó Su ministerio en la región de Galilea. Jesús comenzó a llamar a Sus discípulos y a viajar por toda la región. Enseñó en las sinagogas y sanó a la gente de toda clase de dolencias. La fama de Jesús comenzó a crecer rápidamente. Esto le proporcionó una gran audiencia para más tarde compartir con ellos el Sermón del Monte, el cual Mateo comienza a registrar en el capítulo 5.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 10/31/2024 7:59:26 PM
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