Mateo 4:19 - Printer Friendly

LBLA: Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.

NBLA: Y les dijo: “Vengan en pos de Mí, y Yo los haré pescadores de hombres.”

NVI: «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres».

RV1960: Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

JBS: Y les dice: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Jesús había conocido a Pedro y Andrés antes de este momento (Juan 1:35–42). Andrés, al menos, había pasado un día con Él, y Jesús le había cambiado el nombre a Simón y le había puesto Pedro. Antes de presentarle a Pedro a Jesús, Andrés le dijo a su hermano: "¡Hemos encontrado al Mesías!".

El hecho de que comprendieran que Jesús era el Cristo que había sido profetizado y prometido desde hacía ya tanto tiempo, el que salvaría a Israel y traería el reino de los cielos a la tierra, puede explicarnos la razón por la que obedecieron a Jesús tan rápido. Aún así, su fe y sus acciones fueron de notar. Jesús había visto a los hermanos trabajando, quienes estaban lanzando una red de pesca en el Mar de Galilea en ese momento. Sin ninguna pequeña charla o explicación, al menos tal y como se registra en el relato de Mateo, Jesús les dijo: "síganme, y yo haré de ustedes pescadores de hombres".

En esa época, era muy común que un rabino o maestro, reuniera a algunos estudiantes para que lo siguieran. Él los guiaba, les enseñaba lecciones a través de sus palabras y a través de las interacciones que tenía con la gente y lo que decidía hacer. Por lo tanto, el hecho de que Jesús les animara a seguirlo no fue nada extraño. Muchos rabinos y maestros tenían discípulos, y Andrés y Pedro habrían entendido perfectamente lo que Jesús les estaba pidiendo que hicieran.

Sin embargo, la idea de pescar hombres pudo haberles resultado algo extraña. Pedro y Andrés eran pescadores expertos. Con esta simple frase, Jesús ya les estaba ayudando a entender la misión que les iba a encomendar.

En Mateo 4:18–22, Jesús llama a dos grupos de hermanos para que lo siguieran y se convirtieran en sus discípulos. Todo ellos estaban trabajando como pescadores en el Mar de Galilea mientras Jesús pasó caminando por aquella zona. Jesús les ordenó que lo siguieran. Andrés, Pedro, Jacobo y Juan, lo hicieron de inmediato, dejando atrás tanto sus trabajos como a sus familias.

Mateo 3 terminó con el Espíritu Santo descendiendo sobre Jesús después de Su bautismo. Ahora el Espíritu lo llevó hacia el desierto para que el diablo lo tentara después de estar 40 días de ayuno. Jesús demostró su impecabilidad al resistirse a todas las tentaciones. Jesús comenzó Su ministerio en la región de Galilea, estableciéndose en Cafarnaún y llamando a algunos discípulos para que lo siguieran. Jesús comenzó a viajar de un lugar a otro en Galilea, proclamando las buenas nuevas de que el reino de los cielos estaba cerca y sanando toda clase de aflicciones. Jesús se volvió famoso muy pronto, y atrajo a grandes multitudes desde grandes distancias.

Mateo 3 terminó con Dios Padre diciendo que Jesús era su Hijo. Inmediatamente después de eso, el Espíritu de Dios se llevó a Jesús al desierto para someterse a un tiempo de tentación por parte del diablo. Jesús pasó esa prueba y luego comenzó Su ministerio en la región de Galilea. Jesús comenzó a llamar a Sus discípulos y a viajar por la región. Enseñó en las sinagogas y sanó a la gente de toda clase de dolencias. La fama de Jesús creció rápidamente. Esto le proporcionó una gran audiencia para el Sermón del Monte, el cual Mateo comienza a registrar en el capítulo 5.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.