¿Qué significa Mateo 7:21?
LBLA: No todo el que me dice: “Señor, Señor ”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
NBLA: “No todo el que Me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.
NVI: »No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
RV1960: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
JBS: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Comentario del verso:
Este versículo es profundamente desafiante y ha provocado muchos debates en la historia de la iglesia. Las Escrituras son muy claras en cuanto a que la salvación se alcanzar enteramente por gracia mediante la fe, y no se gana a través de las buenas obras (Tito 3:5; Gálatas 2:16; Romanos 11:6; Juan 6:28–29). La Biblia también les recuerda a los creyentes que todas las personas, incluso aquellos y aquellos que han nacido de nuevo, tienen pecados que necesitan abordar (1 Juan 1:9–10; Hebreos 4:14–16). Sin embargo, la Palabra de Dios también dice que aquellos y aquellas que verdaderamente han nacido de nuevo deben ver esa salvación reflejada en sus actitudes y acciones (Santiago 2:14–17; Juan 14:15). De este modo, esta tensión también existe en este pasaje, ya que se enfatiza que Cristo, no las obras, es quien realmente nos salva (Juan 14:6), y, sin embargo, someter nuestras vidas a Cristo debe ser algo natural que venga después del momento de nuestra salvación (Lucas 6:46).
Si bien este versículo es malinterpretado por aquellos que afirman que se requieren buenas obras para salvarnos, la siguiente declaración que hace Jesús deja claro que ese tipo de interpretación está completamente equivocada. De hecho, las personas que definen su fe por lo que han hecho por Dios ponen su fe en algo que no es Cristo (Mateo 7:22–23). En estos pocos versículos, Jesús nos explica explícitamente que hacer la voluntad de Dios conlleva algo más que una mera acción, el hecho de tener una fe genuina.
Habiéndoles advertido a Sus oyentes acerca de que se cuidaran de los falsos profetas, Jesús les dejó claro que es posible que otras personas incluso hicieran una demostración de fe y acabaran engañándolos. Los cristianos deben ser conscientes de los falsos líderes y otras personas que afirman representar a Dios cuando en realidad no lo hacen (Mateo 7:15–20). Aquí, Jesús dice que debemos tener cuidado con los seguidores de esos profetas falsos. Específicamente, Cristo les está advirtiendo a esas personas que no se engañen pensando que son verdaderos creyentes, cuando en realidad no lo son.
Jesús declara que no todos lo que lo llaman "Señor" entrarán en el reino de los cielos. El título de "Señor" se refiere a un maestro, un líder o a alguien a quien se debe respetar. Anteriormente, Jesús dijo que las meras palabras y las acciones no son suficientes, sino que estas deben estar motivadas por la sinceridad y la verdad (Mateo 6:1, 5, 16). De la misma manera, Jesús afirma en términos muy claros que simplemente referirse a Él como Señor no es suficiente, ni tampoco lo son los actos que vienen acompañados de una "supuesta" justicia. La entrada al reino de los cielos está limitada para aquellos y aquellas que verdadera y completamente hacen la voluntad de Su Padre que está en los cielos (2 Corintios 13:5). Para hacer eso, se debe comenzar teniendo una fe sincera en Cristo (Juan 6:28–29) y eso se debe extender hacia la humildad en la forma en que vivimos nuestras vidas (Juan 14:15).
Por primera vez durante este sermón, Jesús se refiere a Dios como "mi Padre". Jesús mismo hizo la voluntad de Su Padre en el cielo. Aquellos que verdaderamente lo siguen deberían hacer lo mismo.
Tanto Juan el Bautista como Jesús enseñaron que la llegada de Jesús a la tierra significaba que el reino de los cielos se había acercado (Mateo 3:1–2; 4:17). Este reino es el reino eterno de Cristo, el cual comenzó a expandirse a través de los corazones de todos los que son verdaderamente suyos (Jeremías 31:31–33; Hebreos 8:6–7). Con el tiempo, esto se convertirá en un reino real y político en el que la voluntad de Dios se hará en la tierra tal y como se hace en el cielo (Apocalipsis 20:4–6). Solo aquellos y aquellas que se acercan al Padre a través de la verdadera fe en Cristo podrán ser ciudadanos de ese reino para siempre.
Resumen de contexto:
Mateo 7:15–23 contiene una doble advertencia sobre los falsos creyentes. Un líder religioso puede parecernos ser una persona respetable y sabia, pero debemos mirar el fruto de su vida para saber si realmente representa a Dios. De la misma manera, es posible que una persona afirme seguir a Jesús, refiriéndose a él como "Señor", y al mismo tiempo no ser un verdadero creyente. Por lo tanto, solo aquellos que hacen la voluntad del Padre serán admitidos en el reino de los cielos, lo cual Jesús dice que comienza con una creencia verdadera (Juan 6:28–29). Nuestras buenas obras pueden engañar a otras personas e incluso pueden engañarnos nosotros mismos, pero no pueden engañar a Dios.
Resumen del capítulo:
Mateo 7 es el último capítulo del Sermón del Monte. Jesús les ordena a Sus oyentes que no enjuicien a la gente de manera superficial, y que no sean hipócritas. Jesús describe a Dios como un Padre generoso que está deseoso de darles cosas buenas a Sus hijos cuando se las piden. Jesús les ordena a Sus seguidores que entren por la puerta estrecha y caminen por el camino difícil que les conducirá hacia la vida. Los falsos profetas pueden ser reconocidos por su fruto, es decir, por sus acciones y las cosas que eligen hacer. Al mismo tiempo, las buenas obras no son una prueba absoluta de que alguien pudiera tener una fe verdadera. Finalmente, vivir siguiendo las enseñanzas de Jesús es como construir la casa de su vida sobre una base sólida de piedra, en lugar de hacerlo sobre la arena.
Contexto del capítulo:
Jesús comenzó el Sermón del Monte en el capítulo 5, hablando sobre las Bienaventuranzas y la idea de que los pensamientos internos son una parte muy importante del pecado y la justicia. El capítulo 6 denunció la hipocresía, nos presentó una oración modelo y habló sobre la ansiedad. El capítulo 7 trata sobre la forma adecuada de juzgar, incluida la forma de medir las enseñanzas de los demás. Jesús también nos advierte en contra del autoengaño espiritual. Jesús concluye con una analogía acerca de los cimientos de las casas y las tormentas. El asombro de la multitud ante las enseñanzas de Cristo viene seguido de una serie de milagros y encuentros que Jesús tendrá durante los capítulos 8 y 9.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/21/2024 5:00:04 PM
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