¿Qué significa Mateo 8?
Comentario del capítulo:
Después de completar su informe sobre las enseñanzas de Jesús durante el Sermón del Monte (Mateo 5:1–2), Mateo comienza a hablar sobre la autoridad que Jesús tenía sobre las enfermedades, los demonios e incluso el clima. En lugar de contar la historia del ministerio de Jesús en un estricto orden cronológico, Mateo agrupa los milagros de Jesús en una serie de historias, comenzando con este capítulo. El tema de los milagros se extiende hasta el capítulo 11, capítulo en el que enfoque pasará a centrarse en las enseñanzas y las parábolas de Jesús.

Primero, a Jesús se le acerca un hombre aquejado de algún tipo de enfermedad de la piel. Los términos griegos que se usan son palabras que forman parte de la etimología de la palabra "lepra", aunque originalmente se referían a una amplia gama de condiciones dermatológicas diferentes. De hecho, esas personas no sufrían las consecuencias de sus enfermedades únicamente, sino que también se les prohibía formar parte de la vida pública, ya que se les consideraba como personas que ceremonialmente impuras. Con una gran fe, humildad y valentía, el hombre se arrodilló ante Jesús y dijo que él podía curarlo si él quería. Jesús tocó al hombre, aunque la ley dijera que tocar a un leproso hacía que una persona se volviera impura. En este caso, sin embargo, el leproso se curó inmediatamente. Jesús le ordenó que se presentara ante el sacerdote para que declarara que ya estaba limpio, y que no le dijera a nadie lo que había sucedido (Mateo 8:1–4).

A continuación, en Cafarnaún, la ciudad natal adoptiva de Jesús, los mensajeros de un centurión romano se le acercaron a Jesús (Lucas 7:1–10). Los centuriones eran oficiales militares que estaban al mando de varios cientos de hombres. El sirviente del oficial estaba paralizado, sufriendo mucho y estaba a punto de morir. Jesús aceptó ir a la casa del centurión para curar al hombre, pero el oficial romano dijo que no era digno de tener a Jesús en su casa. En cambio, dijo que Jesús solo necesitaba decir una palabra para sanar a su siervo (Mateo 8:5–8).

El centurión comparó la autoridad que Jesús tiene sobre el mundo natural de la biología humana con la autoridad que él tenía siendo un oficial romano. El centurión servía a unos y era servido por otros. Si él decía algo, normalmente se cumplía. él sabía que Jesús podía hacer lo mismo con el mundo. Jesús se maravilló de la gran fe del hombre, aunque era un gentil, y dijo que no se había encontrado con una fe igual en todo Israel. Jesús le enseñó a la multitud que muchos gentiles estarán en el reino de los cielos, junto con Abrahán y los patriarcas. Sin embargo, no todos los israelitas estarán allí. Lo importante no es la etnia o la cultura, sino la fe en Jesús (Gálatas 3:28–29). Jesús dijo la palabra, y el criado del hombre se sanó inmediatamente (Mateo 8:9–13).

Luego, Jesús fue a la casa de Pedro y curó a la suegra de Pedro de una fiebre. Después, se pasó la tarde sanando a muchas personas enfermas y expulsando demonios. Mateo conecta esto con una declaración que se encuentra en Isaías 53:4, un versículo que forma parte de una larga descripción que trata sobre el ministerio terrenal que llevaría a cabo Mesías (Mateo 8:14–17).

Entonces, Jesús cruzó el Mar de Galilea. Dos hombres se acercaron a él y le dijeron que querían seguirlo. El primero, un escriba, dijo que estaba dispuesto a seguir a Jesús. Cristo respondió diciéndole que seguirlo no le traería ningún tipo de fama, fortuna, riqueza o poder; esta respuesta de Jesús pareció implicar que el hombre en realidad estaba buscando prestigio, no la verdad (Mateo 8:18–20).

El otro hombre dijo que tenía que enterrar a su padre antes de seguir a Jesús. Lo más probable es que dijera que tenía que esperarse hasta que su padre muriera; o también podría haberse referido a la costumbre judía que consistía en enterrar los huesos de un ser querido un año después de que ocurriera su primer enterramiento. Nuevamente, Jesús respondió de tal manera que desafió las suposiciones de ese hombre. En este caso, el hombre quiso retrasar el hecho de seguir a Cristo hasta que llegara el momento más conveniente de acuerdo con su perspectiva. Jesús dijo que el hombre no debía esperarse, sino que debía "dejar que los muertos entierren a sus propios muertos" (Mateo 8: 21–22).

Luego, Jesús se subió a una barca con Sus discípulos para escaparse de la multitud, descansar un poco y navegar hacia el otro lado del Mar de Galilea. Mientras Jesús dormía, se desató una tormenta repentina y violenta. Las olas comenzaron a llenar el barco de agua. Esta tormenta tuvo que ser bastante grande dado que había pescadores experimentados entre los discípulos de Jesús que comenzaron a temer por sus vidas. Entonces, despertaron a Jesús y le pidieron que los salvara. Jesús les pregunta por qué tenían tan poca fe e inmediatamente detuvo la tormenta dándole una orden al viento y a las olas. Los discípulos se quedaron asombrados y se preguntaron a qué clase de hombre estaban siguiendo (Mateo 8:23–27).

Cuando la barca llegó al otro lado del lago, Jesús se encontró con dos hombres endemoniados. Este relato también se describe en Marcos 5:1–20. Los demonios lo reconocieron y afirmaron que Jesús era el Hijo de Dios. Entonces, Jesús los arrojó a una gran manada de cerdos (Marcos 5:13), la cual inmediatamente se precipitó al mar y se ahogó. La gente de la región tuvo miedo y le pidió a Jesús que se fuera de allí.
Resumen de contexto:
Mateo 8:1–4 describe el encuentro que Jesús tuvo con un hombre que tenía lepra. Con gran fe y humildad, el hombre se arrodilla ante Jesús y declara que Jesús puede sanarlo si él quiere. Jesús toca al hombre, y el hombre se sana inmediatamente. Jesús le ordena al hombre que no le cuente a nadie lo que había sucedido. En cambio, debía visitar al sacerdote para presentarle las ofrendas que Moisés ordenó que ofrecieran los leprosos que se habían curado y querían que se los declarase limpios de nuevo.
Mateo 8:5–13 describe la interacción que Jesús tuvo con un centurión romano en Cafarnaún. Este oficial gentil tenía un siervo que era paralítico y sufría mucho. El centurión dice que Jesús ni siquiera necesitaba ir a su casa, sino que él podía sanar al hombre con solo decir una palabra. Debido a que este hombre tenía autoridad, este hombre sabía que Jesús también tenía autoridad para realizar esa curación. Jesús aplaude esta fe y también dice que muchos gentiles estarán en el reino de los cielos junto con los patriarcas judíos. Sin embargo, no todos los israelitas acabarán estando allí. Finalmente, Jesús le dice al oficial romano que su siervo había sido sanado.
Mateo 8:14–22 nos resume varios eventos. Jesús cura a la suegra de Pedro de una fiebre. Luego pasa la noche sanando a muchas otras personas de enfermedades y expulsando demonios usando una sola palabra, cumpliendo así otra de las profecías de Isaías (Isaías 53:4). Jesús luego habla con dos de Sus seguidores. Uno prometió seguir a Jesús a todas partes. Jesús le dice que esto era difícil porque él no tenía un hogar en la tierra. El otro quería seguir a Jesús después de enterrar a su padre, y Jesús le dice que lo siguiera inmediatamente y que era mejor "dejar que los muertos entierren a sus muertos".
Mateo 8:23–27 nos demuestra que Jesús tenía autoridad sobre la naturaleza. En el mar de Galilea, en una barca, Jesús se quedó dormido profundamente. De pronto, se desató una tormenta bastante violenta, y el agua comenzó a entrar dentro de la barca. Los discípulos comenzaron a temer por sus vidas y despertaron a Jesús para pedirle que los salvara. Entonces, Jesús les preguntó por qué tenían tan poca fe e inmediatamente calmó la tormenta con una frase que se dirigió al viento y a las olas. Los discípulos se quedaron maravillados y se preguntaron qué clase de hombre era Jesús que hasta el viento y el mar lo obedecían.
Mateo 8:28–34 describe lo que sucedió cuando Jesús llegó al otro lado del Mar de Galilea, la cual era una región mayoritariamente gentil. Inmediatamente se enfrentó a dos hombres que estaban poseídos por demonios que vivían en tumbas. Los demonios reconocieron que Jesús era el Hijo de Dios y le preguntaron si había venido a atormentarlos. Después le suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en una enorme manada de cerdos que se veía a lo lejos. Jesús se lo permitió y los cerdos inmediatamente comenzaron a correr directamente hacia el mar y se ahogaron. Los hombres fueron liberados de los demonios, pero finalmente, la gente de la región le pidió a Jesús que se fuera.
Resumen del capítulo:
Mateo comparte una serie de historias que nos revelan la autoridad que Jesús tenía y tiene sobre las enfermedades, los demonios e incluso el clima. Jesús sana a un hombre humilde con lepra que tenía mucha fe. Luego sana al criado de un centurión romano que creía que Jesús no necesitaba ir a su casa para sanarlo, sino que Jesús solo necesitaba decirlo y así ocurriría. Jesús alaba la asombrosa fe de este hombre gentil. Después de sanar a muchos más, Jesús y los discípulos se quedan atrapados en una tormenta casi mortal en el Mar de Galilea. Jesús detiene la tormenta con una sola frase. Más tarde, Jesús expulsa algunos demonios de dos hombres y de una gran manada de cerdos.
Contexto del capítulo:
Mateo 8 comienza con una frase que hace referencia al Sermón del Monte de Jesús (Mateo 5:1–2). Después, se centra en contar una serie de historias dramáticas con el fin de demostrar el poder y la autoridad que Jesús tenía sobre todo tipo de enfermedades, sobre los demonios e incluso sobre el clima. Jesús también compartió breves enseñanzas sobre lo difícil que sería seguirlo en la Tierra. Más tarde, calmó una tormenta violenta con una sola orden y expulsó a unos demonios de dos hombres que estaban siendo poseídos por esos mismos demonios. Mateo se centra en los milagros de Jesús hasta el capítulo 11, momento en el que se volverá a centrar en las enseñanzas de Jesús.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 11/21/2024 11:05:26 AM
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