Mateo 9:9 - Printer Friendly

LBLA: Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme ! Y levantándose, le siguió.

NBLA: Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: “¡Ven tras Mí!” Y levantándose, Lo siguió.

NVI: Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.

RV1960: Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

JBS: Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre que estaba sentado al banco de los tributos públicos, el cual se llamaba Mateo; y le dice: Sígueme. Y se levantó, y le siguió.

Los recaudadores de impuestos rara vez han sido apreciados en cualquier país o durante cualquier época de la historia. Los recaudadores de impuestos judíos en la época de Cristo trabajaban para el gobierno romano, por lo que eran especialmente odiados en Israel. Si eso no fuera suficiente, los recaudadores de impuestos comúnmente se quedaban con más dinero del que los romanos requería que la gente pagara. Esto significaba que los recaudadores de impuestos eran con frecuencia mucho más ricos que la mayoría de los ciudadanos judíos, quienes apenas podrían sobrevivir día a día. El estereotipo típico de un recaudador de impuestos, en ese tiempo, era el de un pecador codicioso. En resumen, un traidor.

Mateo, el hombre al que se hace referencia en este versículo, es el mismo que escribió este libro. Mateo era recaudador de impuestos, y no se menciona a sí mismo hasta mucho después de haber presentado a muchos de los otros discípulos. Su evangelio a menudo se organiza por temas, no en orden cronológico, por lo que es probable que Cristo lo llamara mucho antes de este momento. Algunos eruditos creen que estuvo presente durante el Sermón de la Monte (Mateo 5:1–2), y posiblemente lo pudo escribir palabra por palabra.

Cuando Mateo se presenta, lo hace de la forma más discreta posible. Mateo dice que vio a Jesús pasar delante de donde Él estaba cobrando impuestos, y simplemente le dijo: "sígueme". Mateo nos dice que se levantó y comenzó a seguir a Jesús. Esto pudo haber ocurrido cerca de Cafarnáun. Los estudiosos sugieren que es posible Mateo estuviera cobrando impuestos en la frontera que había entre dos territorios con el fin de controlar las aduanas y los impuestos especiales que los viajeros debían pagar.

Mateo a veces recibe el nombre de Leví durante el evangelio de Marcos y Lucas. Lucas describe este momento diciendo que Leví lo dejó todo para seguir a Jesús (Lucas 5:27–28). Mateo y Marcos se refieren a Mateo con ese mismo nombre cuando describen la lista de todos los discípulos. En realidad, no está claro el por qué Mateo/Leví tenía dos nombres. Una posible explicación para esto es que Mateo quería que lo llamaran Leví, o que simplemente pertenecía a la tribu de Leví, y Jesús le puso de nombre Mateo cuando lo llamó.

Mateo 9:9–13 comienza con Jesús llamando a Mateo, un recaudador de impuestos, para que lo siguiera y se hiciera Su discípulo. Después de esto, Jesús y Sus discípulos celebraron una cena en casa de Mateo con muchos otros recaudadores de impuestos y otras personas a las que se les considera "pecadores". A la pregunta de los fariseos de por qué Jesús comía con estas personas, Jesús respondió que los que están enfermos son los que necesitan un médico, no las personas que están sanas. Además, les dice a los fariseos que aprendan el significado de la parte de las Escrituras en la que Dios dice que él desea misericordia, no sacrificios. Jesús declara que había venido a llamar a los pecadores, no a los justos.

Mateo 9 continúa mostrándonos la manera en que Jesús autenticaba Sus afirmaciones de ser el Mesías mediante poderosos milagros de curación y expulsando demonios. Jesús cura a un paralítico después de decirle que sus pecados habían sido perdonados. Entonces, Jesús llama a Mateo para que lo siga y celebra una cena con Mateo y otros recaudadores de impuestos. Jesús responde a las preguntas de unos fariseos y otras personas. Una mujer toca Su manto y se cura de una enfermedad de 12 años, y Jesús resucita a una niña muerta. Jesús le devuelve la vista a unos hombres que eran ciegos y habla con un hombre que está siendo oprimido por demonios. Jesús nos demuestra que sentía una gran compasión por las multitudes.

Mateo 9 sigue el mismo patrón de Mateo 8, y nos muestra a través de los milagros de curación de Jesús que él era verdaderamente el Mesías. Cristo perdonó los pecados de un paralítico y lo sanó. Después llamó a Mateo para que lo siguiera y comió junto con unos recaudadores de impuestos y muchos pecadores. Una mujer se sanó con solo tocar Su manto y una niña muerta volvió a la vida cuando Jesús tocó su mano. Dos ciegos recibieron la vista, y Jesús expulsó a un demonio, devolviéndole el habla a su víctima. Finalmente, Jesús declaró que la cosecha era abundante y les dijo a Sus seguidores que oraran para que vinieran más trabajadores. El capítulo 10 habla con más profundidad sobre esta compasión, y Jesús les encarga a los Doce que comiencen a compartir Su evangelio con la gente de Israel.

El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.