Proverbios 11:27 - Printer Friendly

LBLA: El que con diligencia busca el bien, se procura favor, pero el que busca el mal, le vendrá.

NBLA: El que con diligencia busca el bien, se procura favor, Pero el que busca el mal, éste le vendrá.

NVI: El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado.

RV1960: El que procura el bien buscará favor; Mas al que busca el mal, éste le vendrá.

JBS: El que madruga al bien, hallará favor; mas al que busca el mal, éste le vendrá.

Se dice que las personas que buscan problemas acabarán encontrándolos. Al mismo tiempo, las personas que buscan el bien también lo encuentran (Mateo 7:7–8). En el sentido eterno, esto también es cierto. Las personas que desean conocer y comprender a Dios de verdad acaban poniendo su fe en Él (Mateo 6:33). Las personas que lo rechazan acabarán sufriendo la destrucción eterna (Mateo 25:41, 46).

Cuando ayudamos a los demás y los ayudamos a crecer espiritualmente, Dios y las personas también nos ayudan durante ese proceso. Sin embargo, las personas que solamente buscan problemas acaban estando angustiadas y totalmente perdidas. Si un agricultor se dedica a acumular grano para así poder vendérselo más tarde a un precio más caro a las personas que lo necesitan, acabará sufriendo de una manera u otra. Si hiciera lo contrario, y se lo vendiera a un precio justo, esas mismas personas lo acabarían respetando y valorando mucho más (Proverbios 11:26).

Debido a que Jesús siempre hizo lo que agradaba a Su Padre, leemos en Lucas 2:52: "…Jesús siguió creciendo en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres". Debido a que buscaba la bondad de Dios, al final la acabó encontrando. Caleb tenía 85 años cuando pidió recibir la región montañosa de Hebrón como parte de su herencia, y Josué accedió a la solicitud de Caleb porque "seguía totalmente a Jehová" (véase Josué 14:6–14). El Salmo 84:11 dice: "Tú, Dios y Señor, eres sol y escudo; tú, Señor, otorgas bondad y gloria a los que siguen el camino recto, y no les niegas ningún bien". Las personas que siembran problemas acaban cosechando problemas ellas mismas.

Proverbios 11:23–31 es la sección final de este capítulo. Salomón analiza los beneficios que trae la justicia y la generosidad en oposición a la tacañería y la confianza de las personas que se centran únicamente en las riquezas. Las personas justas prosperarán y vivirán eternamente, pero los impíos acabarán sufriendo tribulaciones y castigos.

Muchos de los proverbios que aparecen en esta sección hacen comparaciones entre los justos y los impíos. Los justos siguen la voluntad de Dios, son honrados, bendicen a los demás y tienen esperanza. Las personas mal-vadas desobedecen a Dios, les causan problemas a los demás, son odiadas y sus vidas se dirigen inevitablemente hacia el desastre.

Salomón continúa compartiendo Su sabiduría con sus "hijos" en este capítulo. Tal y como ocurrió en el capítulo 10, Salomón nos presenta la sabiduría haciendo una serie de contrastes: la integridad y la deshonestidad, la confianza en la riqueza y la confianza en el Señor, las palabras sabias y las necias, las riquezas que duran y las riquezas que se desvanecen, la bendición de los justos y el daño causado por los malvados, y las respectivas recompensas que reciben las personas bondadosas a diferencia de las que reciben los malvados.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.