Proverbios 15:14 - Printer Friendly

LBLA: El corazón inteligente busca conocimiento, mas la boca de los necios se alimenta de necedades.

NBLA: El corazón inteligente busca conocimiento, Pero la boca de los necios se alimenta de necedades.

NVI: El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías.

RV1960: El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.

JBS: El corazón entendido busca la sabiduría; mas la boca de los locos pace locura.

La piedad se centra en la búsqueda de la verdad de Dios (Proverbios 1:7; Mateo 6:7–8). Las personas que sinceramente buscan la piedad de Dios desean encontrar las verdades de Dios (Proverbios 8:17). Esto se corresponde con la idea de que la humanidad está hecha a imagen de Dios (Génesis 1:27): por lo tanto, pueden llegar a ser criaturas racionales e inteligentes.

En cambio, las personas que rechazan a Dios actúan más como animales (2 Pedro 2:12). Este proverbio emplea una palabra hebrea que se usa a menudo para referirse al ganado: el necio "pasta" en su propia necedad, lo cual se refiere a la naturaleza irreflexiva de las personas que se conforman con lo que es preferible a lo que es verdadero (2 Timoteo 4:3). Un incrédulo no tiene ningún tipo de conocimiento de Dios, en lugar de eso, se dedica simplemente a "masticar" los placeres vacíos de la vida, las nociones falsas, la búsqueda del sin sentido y las cosas materiales del mundo.

Jesús nos contó una historia sobre un granjero rico que pensó que podía satisfacer su alma con cosas materiales que se había ganado gracias a su trabajo. Una vez sus cosechas incrementaron, decidió construir graneros más grandes para guardarlas y pensó erróneamente que ya no tendría más problemas durante muchos años. El granjero planeaba decirle a su alma: "ya puede descansar mi alma, pues ahora tengo guardados muchos bienes para muchos años. Ahora, pues, ¡a comer, a beber y a disfrutar!" (Lucas 12:19). Pero Dios pensó que era un necio y esa misma noche le quitó la vida (Lucas 12:20).

Tal y como ocurrió con el granjero, las personas que piensan que las cosas terrenales pueden satisfacer el alma son necias. Las personas que se dedican a "masticar" la necedad del mundo acaban siendo enjuiciadas. Sin embargo, las personas que tienen discernimiento entienden que el Señor es el único que puede satisfacer el corazón y el alma. Por lo tanto, crece en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).

En Proverbios 15:13–30, Salomón continúa comparando a las personas sabias con las necias. En este libro, esas ideas se asocian con el hecho de aceptar o rechazar la verdad de Dios (Proverbios 1:7). Salomón escribe sobre la alegría de las personas que son rectas y sabias y la tristeza con la que viven las personas necias. Salomón hace un contraste entre actitudes, pensamientos y lo que hacen ambos tipos de personas, y afirma que el Señor está lejos de los malvados, pero lo suficientemente cerca de los justos como para escuchar sus oraciones.

Salomón comienza este capítulo de Proverbios abordando temas como la ira y el dominio propio y la manera en que esas actitudes provocan problemas en las relaciones que tenemos con los demás. Es importante pensarse más de una vez lo que decimos o dejamos de decir. Las personas sabias buscan la sabiduría y la aceptan con humildad. Las personas necias son descuidadas, perezosas y arrogantes. Salomón destaca la importancia que tiene todo esto, y una vez más elogia a las personas que buscan sinceramente la sabiduría de Dios.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.