Proverbios 15:16 - Printer Friendly

LBLA: Mejor es lo poco con el temor del SEÑOR, que gran tesoro y turbación con él.

NBLA: Mejor es poco con temor del SEÑOR, Que gran tesoro con turbación.

NVI: Más vale tener poco, con temor del SEÑOR, que muchas riquezas con grandes angustias.

RV1960: Mejor es lo poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay turbación.

JBS: Mejor es lo poco con el temor del SEÑOR, que el gran tesoro donde hay turbación.

Salomón está comparando dos situaciones: vivir sin bienes materiales, pero conociendo y honrando a Dios, o vivir siendo ricos, pero acabar sufriendo las consecuencias de una vida sin Dios. Tal y como es típico del Antiguo Testamento, el término "temor" se usa aquí para referirse a una forma santa de reverencia y obediencia. Por lo tanto, no se refiere al terror o al pánico. Honrar a Dios comienza con el hecho de reconocer Su papel como nuestro Creador y Soberano (Proverbios 1:7; 8:13; 14:27). Independientemente de las circunstancias por las que pasemos, cuando tenemos una relación sincera con Dios mejora nuestra perspectiva de la vida (Proverbios 15:13–14).

Por el contrario, la riqueza no puede garantizar la felicidad o la paz. De hecho, perseguir el dinero ignorando a Dios tiende a producir ansiedad e inseguridades (Proverbios 10:9; 11:4). La palabra hebrea mēhu'māh se puede traducir como "problema", "turbulencia", "confusión" o incluso "pánico". Una vida sin Dios, en sí misma, trae consigo riesgos y consecuencias fatales (Proverbios 13:15). Cuando el éxito proviene de una vida fiel y sensata, el éxito es más firme y nos sentimos más confiados y seguros (Proverbios 10:29).

Conocer y honrar a Dios les permite a los creyentes soportar todo tipo de dificultades y presiones (Filipenses 4:13), con calma, porque saben que Dios está obrando todas las cosas para su bien (Romanos 8:28–30). Dios permite que las pruebas entren en la vida de los creyentes para examinar la autenticidad de su fe (1 Pedro 1:6–7) y para ayudarlo a que se siga conformando a la imagen de Cristo (Romanos 8:29). Pablo le dice a Timoteo que "…la piedad es una gran ganancia, cuando va acompañada de contentamiento" (1 Timoteo 6:6). Cuando las personas se centran en la búsqueda de las riquezas acaban "en la ruina y la destrucción" (1 Timoteo 6: 9–10).

En Proverbios 15:13–30, Salomón continúa comparando a las personas sabias con las necias. En este libro, esas ideas se asocian con el hecho de aceptar o rechazar la verdad de Dios (Proverbios 1:7). Salomón escribe sobre la alegría de las personas que son rectas y sabias y la tristeza con la que viven las personas necias. Salomón hace un contraste entre actitudes, pensamientos y lo que hacen ambos tipos de personas, y afirma que el Señor está lejos de los malvados, pero lo suficientemente cerca de los justos como para escuchar sus oraciones.

Salomón comienza este capítulo de Proverbios abordando temas como la ira y el dominio propio y la manera en que esas actitudes provocan problemas en las relaciones que tenemos con los demás. Es importante pensarse más de una vez lo que decimos o dejamos de decir. Las personas sabias buscan la sabiduría y la aceptan con humildad. Las personas necias son descuidadas, perezosas y arrogantes. Salomón destaca la importancia que tiene todo esto, y una vez más elogia a las personas que buscan sinceramente la sabiduría de Dios.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.